Entendía perfectamente que Elisabeth desease huir de mí, alejarse de mi lado para siempre, yo no la merecía, ella merecía definitivamente a alguien mejor que yo, que la respetase y que no estuviese directamente involucrado con la familia de sus violadores. Lo habíamos intentando todo pero empezaba creer que nuestra relación era m*****a y que sería totalmente imposible estar juntos. No era que hubiese dejado de luchar, solamente decidí otorgarnos un tiempo, que realmente era necesario si deseabamos intentar sanar mutuamente nuestras almas y nuestros corazones. Y debia dejarla ir, ya que a mi lado ella no era feliz, porque siempre sin ser consciente de ello yo terminaba lastimándola. Esa decisión de verdadero amor y respeto la decidí después de intentar contactarla cientos de veces con llamadas que nunca cogió y mensajes que tampoco contestó, y era completamente normal, estaba increiblemente herida. Yo sabía que ella luchaba con todas sus fuerzas por también alejarse de mi, porque yo e
Justo en aquellos momentos, en los más complicados y decisivos, en nuestras vidas y en la situación sanguinaría en Nápoles, debía pasar aquello... un embarazo imprevisto y que jamás hubiera esperado por la que había sido hasta hacía muy poco la novia de Marco, la irlandesa... debo admitir que intenté no odiarla, pero no pude conseguir lo mismo hacia él. ¿Cómo había sido capaz de hacerme eso? Marco había destrozado de nuevo mi vida y estabilidad, para complicar todo mi mundo aún más y dejarme desolada. No podía volver a verlo. Lo nuestro había terminado. Para siempre. Si tanto me amaba... ¿Por qué no había tenido el mínimo cuidado de utilizar precauciones y no embarzar a aquella chica a la que decía no querer de verdad? Realmente me había engañado, y si yo siempre que estaba con él experimentaba aquel nivel de sufrimiento interno lo nuestro no podía ser amor verdadero. _El amor no debe dañarte Elisabeth _ me dijo mi psicoterapeuta, después de comprar mi casa comencé a asistir con se
Nunca imaginé que todo acabaría de esa manera entre nosotros, alejados de nuevo, yo volviendo a Irlanda y ella a España, dejando Italia y el dolor que nos producía atrás, y dejando a un lado el enorme amor que sentíamos el uno por el otro, porque era definitivamente lo mejor que podíamos hacer. Yo había decidido que no podía retenerla más, que debía dejarla marchar porque sin quererlo mi familia e inclusive yo le había provocado demasiado dolor, y que si teníamos que estar juntos el destino se encargaría de unirnos de nuevo. _Todo irá bien _ Adriano me abrazó después de aquellas palabras con fuerza, nunca antes habíamos estado tan unidos. Supongo que al salir a la luz los secretos oscuros que habían puesto en jaque mate a nuestra familia y haber luchado mano a mano para defender de los griegos lo que era nuestro, nos había unido por primera vez como auténticos hermanos. Aunque no lo fuesemos del todo... pero yo sentía que lo erámos más que nunca. El habia madurado, no estaba intere
Cuando cogí aquel avión aún no lo había aceptado, mentiría si en aquel momento ya era consciente de que mi historia con Elisabeth estaba acabada... dentro de mi quería pensar que un lazo invisible e irrompible nos unía, y que de alguna manera especial y mágica nuestros caminos volverían a unirse. Pensar en un futuro para siempre sin ella era algo a lo que no estaba preparado para enfrentarme, definitivamente aquello me dejaría incluso más desolado de lo que ya estaba. Justo entonces, mientras yo pensaba en ella una y otra vez, desde la cabina anunciaron a todos los pasajeros que abrocharamos nuestros cinturones de seguridad, en tan solo unos minutos aquel avión que me llevaría de vuelta a Irlanda despegaría de nuevo. Pude observar como la chica, bastante joven que estaba sentada a mi lado, se tapaba la cara con ambas manos y respiraba con dificultad y eso hizo que dejase de pensar por un segundo._¿Te encuentras bien?_Es una crisis... siento mucha ansiedad de volar, odio las altura
Desde la ventanilla pude vislumbrar como el sol estaba a punto de poner sobre eternos paisajes de un verde intenso, y desde la cabina anunciaron que en diez minutos sería el momento del aterrizaje. _¿Volverás a darme la mano?Me dijo ella. _¿También te da pánico cuando el avión aterriza? _Sí, aunque prefiero cuando baja... cuando sube es peor para mi. Pero de todas formas paso miedo igual. Cuando ambos pasamos los controles de seguridad, los dos nos dispusimos algo tristes a despedirnos. Era extraño como mi viaje había sido muy interesante junto aquella niña, podía haber sido mucho más aburrido y deprimidente, pero hablar con ella me habia gustado, incluso me provocaba algo de lástima tener que decirle adiós. _Me ha gustado hablar contigo Marco, espero que te vaya muy bien en la universidad. _Gracias, cuídate pequeña e intenta trabajar tu pánico a los aviones. Dije a modo sarcástico justo antes de sonreírle. Ella también sonrió , luego me dijo un adiós bajo y se alejó de mi len
_Hola Marco. Dijo en un tono de voz frágil y aquello incluso me partió el corazón. _¿Quieres pasar? Está puesto la calefacción dentro. _Si no te importa... Dije algo incómodo. La última vez que había estado allí la situación podria haberse descrito como una auténtica tragedia griega, en la que me vi prácticamente en la calle. Esperaba de verdad que aquella vez nuestra conversación fuese a ser mejor._Sí pasa, te preparé un té con leche. Dijo agradable, yo entré muy nervioso, en el salón no había nadie, desde las ventanas se podía ver como había comenzado a llover una vez más, y la temperatura cálida se sentía bien. _Siéntate en el sofá si quieres. Dijo complaciente, mientras ella se dirigía a la pequeña cocina americana. La observé ya sentado, había ganado un poco de peso, parecía agotada arrastrarse. Entonces cogió la tetera y la activó, y luego agarro un pequeno vaso blanco. Cuando el agua estaba ardiendo, agarró un té del armario para prepararla a mezcla y luego vertió le
Aquella mañana después de mi clase de la universidad volví a encontrar a ... justo cuando yo salía por la puerta para ir a comprar un sanwich y un zumo para el almuerzo y después volver a avanzar mis tareas, el se disponía a entrar. _Oh Marco, ¿Todo bien? _Sí... Dije algo sorprendido ya que no esperaba encontrármelo, incluso desde que tenía buena relación con Jennyfer no había coincido con él en el piso en el que ambos compartían. _He estado mucho con Jennyfer en la casa, pero no te he visto allí. _Estoy trabajando en unos almacenes por la temporada de navidad y voy de horario nocturno. _Oh claro, yo suelo ir un rato por la noche a verla. Él sonrío. _Es maravilloso Marco que hayan decidido darse otra oportunidad. _Bueno vamos a ser padres, yo quería llevarme bien con la madre de mi futuro bebé. _Me refiero a volver a estar juntos. Jennyfer me lo comentó el otro cuando venía de comprar ropa contigo para el bebé, se la veía muy feliz... espero que su relación esta vez
Yo estaba agotado, comprendí después de alejarme de allí que una relación de amistad con ella nunca sería posible, me entristeció, pero debía protegerme a mi mismo... realmente no quería tener vínculo con ella de nuevo, solo quería estar al lado, en la vida de mi futuro hijo. Me dirigí hacia el hotel en el que estaba viviendo, estaba muy bajo de ánimos, desesperado... no podía creerme que estaba en esa situación de nuevo, incluso pensaba que sería imposible solucionar aquello y me sentía agotado, exhausto ante lo que estaba viviendo, y con el corazón roto también por la ruptura con Elisabeth. Mi vida no podía ir peor, me costaba incluso levantarme por las mañanas para asistir a la universidad, y lo hacía arrastrándome a mi mismo a cumplir y no abandonarme en la tristeza absoluta que sentía mi alma. _Hola... Escuché aquella vocecita que distinguí enseguida y al mirar enfrente, encontré en aquella calle sombría y húmeda a aquella niña demasiado joven para estar sola, por su cuenta en