Hace mucho no sentía que había dejado de disfrutar canta la noche cómo está Yo sé que la pase bien y delicioso, pero no la disfrute como tenía planeado, tal vez imaginarme que no era él quién estaba acá o simplemente el remordimiento por lo de mi hermano, todo eso ocupo más peso o quizás ese hombre no fue lo que buscaba en la noche, no fue suficiente para mí. Me visto y aseo un poco, la noche aún es joven y yo quiero disfrutarlo al máximo, esta vez me fui de nuevo al bar, me retiré el suéter y me subí a una de las mesas a bailar no sin antes beber unas copas para darme fuerza. Comencé a mover mis cuerpo al ritmo de la música, pasando las manos por mis curvas, escuchaba los bufidos de los asistentes y algunos chiflidos. Me gusta llamar la atención de los hombres y esta es una muy buena idea. Ponen una canción sensual, me agacho hasta quedar cerca del rostro de un hombre, él me mira de forma lujuriosa y una sonrisa lasciva aparece en su cara, observó el reloj que cuelgo de su mano der
Martín Verla así bailando de esa forma tan insinuante me hace perder la paciencia, de una forma bastante significativa, no soy un hombre agresivo pero ella y sus cosas hacen que quiera acabar con todo por mi paso. Me voy a acercar y hay muchos hombres que la observan de forma lujuriosa, morbosa y pervertida. Me acerco a uno de esos hombres y lo tomó de la camisa para que deje de expresarse de esa forma tan desagradable como si ella fuera una mujerzuela. Le advierto que no se meta con ella o si no debe asumir las consecuencias. Me ofende que hagan eso, es increíble el nivel de alcohol que tiene ella encima y no se da cuenta que el peligro que puede tener es demasiado grande. El señor que está allí frente a ella le coloca algo de dinero para que ella pueda bailar a su gusto. No me importó pasar por encima de los que estuvieran allí, mi cabeza estaba encendida y botaba fuego. La agarré levantando la sobre mi cuerpo para luego sacarla de allí, ella patalea como si fuera algo malo lo qu
Cynthia No puedo creer que le haya aceptado todo esto Martín, dicen por ahí que si uno quiere las cosas tiene que tener servicios y eso es lo que me va a tocar a mi sacrificarme, obvio no me voy a sacrificar con él, si no con esta relación de mentiras, no sé qué tanto me vaya a salir a mí todo esto. No me dijo a donde íbamos a ir, lo único que dijo fue que deberíamos dejar los dos el teléfono, que sería un momento para los dos y nadie podía interrumpirnos. Vamos caminando y la verdad las veces anteriores que salíamos a montar a caballo o a ir por los viñedos, me sentía más cómoda que en estos momentos, tal vez el exceso de personas por aquí mirándonos o helecho no tengamos un tema en común para poder comenzar. Me comienza la impaciencia, No creo que vayamos a comenzar con un plan de novios de manita sudada porque primero, nunca lo he tenido y segundo nunca lo necesite.—¿De verdad vamos a comer helado o algo así Martín? No crees que eso es algo que está un poco fuera de lugar. Ya
CynthiaMiro a mi lado y observó como Martín se ha quedado dormido, a pesar de la advertencia de Russo no me fui de acá, quiero que a él le quede claro que a mí no me viene a decir esas cosas, a mi no me viene a humillar de esa forma, dicen muy bien que muchas veces el alumno pasa a su maestro, así que perfectamente eso puede pasar. Duramos viendo dos películas, las escogió él, ya que yo no sabía qué tipo de película me podía gustar, no soy la persona de estar con estos planes pero debo admitir que no me disgusto. Todo el tiempo se la pasaba acariciando mi mano de vez en cuando pasaba y levantaba mi rostro para darme un beso, él de una u otra forma me hace dar curiosidad, tanta caballerosidad no puede ser posible. Me sorprendió cuando saco de su bolsillo una pulsera algo muy sencillo, no tiene diamantes ni es elaborado a base de oro parece algo que compró en algún lugar de puras baratijas, no puedo negar que es bonita, no obstante, siento que merezco más que eso. Observo como duerme
Me separe de él y me aleje poco a poco, él quedó con su boca abierta, lamiendo sus labios. Me senté y señale si podía tomar algo de su licorera, él con su mano me indico que siguiera.—Mira Cynthia, dejemos las bobadas. Dime ¿cómo vas con Martín Blanco? —Bebí un sorbo, y casi me atraganto con lo que tome. Él levanta una ceja. —¿De qué hablas? luego como debo ir con él Ah —dije terminando de beber eso. —Te dije que necesito que me consigas una parte de esas tierras, si puedes la totalidad que tiene él mucho mejor, mira te dije que puedes conseguirlo y a ti te voy a recompensar demasiado bien. —Le doy una sonrisa, me imagine que me hablaba de otra cosa. —Claro no veo porque no, pero solo si tengo garantías que esta vez no me vas a traicionar de lo contrario, no tengo porque mover un solo dedo. Tengo la capacidad de hacer que Martín caiga rendido a mis pies y pueda hacer lo que yo le pida, solo piensa si quieres seguirme tratando así. Me voy ya, he tenido un día agotador. —Me levanto
Salimos corriendo y de pronto siento como nos están disparando y, no creo que se hayan dado cuenta ya que él querido ha muerto. Corrimos lo más que pudimos hasta que mi pie se torció y me lastimé, Raúl me levanto en sus brazos y nos escondimos detrás de unos arbustos. De inmediato escuchamos como alguien nos seguía.—Deben estar por acá cerca —decía uno—. Nos acaban de avisar que el jefe está muerto, toca encontrarlos y darle su merecido. Esas palabras hicieron que mi corazón latiera de forma desbordada, era tanta la adrenalina que sentía que iba a estallar. No podíamos hacer ningún ruido, nuestra caída había llamado la atención de muchos y eso era lo que había hecho que estuviéramos corriendo. Raúl toma mi mano dándome tranquilidad, él está muy relajado parece que no le afecta que nos encuentren y nos maten. Los sujetos estaban retirándose del lugar, cuando mi teléfono suena, rápidamente lo tomó para apagarlo y era Martín, lo apreté pero era tarde, ya nos habían visto. Raúl me pasó
Terminé de vestirme, para poder irme de regreso a la casa, necesito un descanso. Miro mi bolso cargado de billetes, todos perfectamente organizados y de alta denominación, podría acostumbrarme a esto. Miro como se ubica de espaldas, me doy cuenta que genera un cosquilleo, no solo es mi vientre si no algo más allá, mi corazón palpita el doble mientras lo observó, me recrimino mentalmente y prefiero dejarte observarlo, es que estoy siendo muy masoquista, y lo peor es que me gusta serlo. En mi teléfono tengo un par de llamadas más pérdidas de Martín, no entiendo porque se comporta de esta manera, que le haya dicho que somos algo no quiere decir que tenga que controlarme o simplemente decirle dónde estoy a cada momento. Russo acaba de abrochar su pantalón y me da una sonrisa.—Espero que la próxima vez que nos volvamos a ver, no sea solo por encontrarnos luego de acabar con alguien, me gustaría que nos encontremos para tener momentos agradables como este —dije mientras me aplicaba labial.
Vamos saliendo del establo, caminando comportandonos como adolescentes, miro unión en nuestras manos, y me dan ganas de rascarme la cabeza. Su aura, su cercanía y su compañía transmiten una paz en mí, que debo admitir hace que sonría involuntariamente, caminamos camino a los viñedos, puedo alcanzar a notar las plantas de las uvas que ya están listas, ahora solo se debe esperar para recogerlas y la vendimia llegará pronto para poder comenzar con la producción de vino, en eso los negocios con Russo, se comenzaron a efectuar, ver mis ganancias al poder exportar no solo el vino si no también, toda la mercancía qué comenzará a formar parte de mí vida, voy caminando concentrada, no es difícil imaginar lo poderosa que puedo llegar a ser, vivir entre lujos y rodeada de cosas que me darán una plena satisfacción. Martín carraspea con su garganta, haciendo que me despabile un poco. —¿Te gusta mi amor? —ni siquiera puedo mirar hacia delante, para poder observar la sorpresa. La palabra mi amor q