-El fuego ya es muy intenso - los ojos de Ethan tenían una oscuridad profunda, comparada con la noche - el que entre ahí, no podrá salir - incluso su voz contenía una frialdad que Teo nunca había escuchado.
De pronto, algo tronó. Como el sonido de un árbol rompiéndose. Luego, se escuchó el golpe de algo desplomarse - parece que el techo del sótano no pudo aguantar - La sangre de Teo se esfumó de su cuerpo, dejándolo helado - Es un problema menos - la voz del viejo era tranquila.
Teo se giró - Debo suponer que esto fue un plan tuyo - su padre afirmó.
El viejo sacó el aire, cansado - ¿a estas alturas te das cuenta?.
-lo sospeché desde que no vi a tu fiel
La señora no se había dado cuenta que había más personas en su casa, olvidando los modales al ver a su esposo. Al girarse, el rubor le cubrió el rostro, contrastando con sus ojos dorados - Oh - se cubrió la boca, asombrada - ¿están heridos? - se paralizó por un momento al reconocer a los individuos.-Permítame revisarlos - Javier se adelantó.Oliver estaba acostado en un sofá, cubriéndose los ojos con un brazo, con un pie colgando; mientras el otro lo dejó doblado al borde. En el sofá contrario, Edgar se sentó lo más cómodo que pudo; aunque su rostro estaba desfigurado, aún se podía distinguir. Javier se acercó al que se miraba más grave - Dime dónde estas herido.
Edgar bufó - eres un cobarde - agregó por lo bajo.-¡tú… - Quiso discutir; pero se contuvo - regresemos. Necesito recuperarme de esta noche. Me duele la cabeza - cojeó hasta la puerta.Teo abrió con las llaves que aún no había devuelto, para luego dejar salir primero a los de atrás. Mientras cerraba, Ethan se adelantó; puesto que ya sabía la dirección de Edgar. La puerta chasqueó, luego, escuchó cerca de su oído - ¿sabes algo? - Oliver observaba a los hombres que se alejaban, con una mirada poco amistosa. Era más como si estuviera resentido - adivina con quién está saliendo.-¿saliendo? - el peso extra lo hizo tambalearse a un lado.
-Ya lo creo. El señor está en buena condición - Javier ensartó el tenedor en un trozo de verdura que le pertenecía a él - parece incluso más sano que yo. Los años le han hecho un bien en lugar de un mal.Su padre asintió - gracias a los cuidados de mi esposa me he mantenido en forma - mientras Teo masticaba con amargura.Se distrajo en el árbol a lo lejos, que alzaba las ramas vacías sobre el techo de su habitación. Comió, como si estuviera solo - el joven Teodoro también está en muy buenas condiciones - escuchó a su lado; pero hizo lo posible por ignorarlo - veo que la cicatriz de la frente se borró por completo. Me alegra que no te haya quedado marca.Teo masticó lentamente, después de
El sonido se detuvo en la esquina. Luego se volvieron más débiles. Los pasos no eran ligeros como los de su madre, ni pesados como los de su padre. Ethan y Teo se miraron, hasta que la sombra se reflejó en la puerta. Teo se giró, esperando los toques; sin embargo, lo que llegó de afuera fue una voz - Teo… Teodoro - una ceja le crispó. Realmente no deseaba salir.-Será un problema si entra - el susurro fue cerca de su oído; de tal manera que el aliento tibio le rozó la mejilla - ¿por qué no vas a ver qué necesita?.Asintiendo, se levantó. La silla rozó el suelo produciendo un rechinido que retumbó en toda la habitación. Ethan también se paró - no te muevas, me desocuparé pronto - las intenciones de Ethan eran esconderse; pero despu&
La señora dudó - Bien - Bajó la mano - entonces, ten una buena noche.-hasta mañana, madre - se despidió. No cerró la puerta hasta que estuvo seguro que ya se había ido.La figura del fondo se despegó del librero cuando el sonido desapareció. Pasando de un bulto sin forma, a obtener brazos y piernas. Mientras se encontraban de nuevo en la mesa, Ethan se sentó exhalando - la puerta es muy insegura. Cualquiera puede simplemente entrar.Teo se aclaró la garganta - se supone que nadie más, a parte de mis padres, pueden venir aquí, pero últimamente he tenido muchas visitas. Además… - Agregó - ustedes son los únicos que saben que no tiene cerrojo.De pronto, Ethan subió la mano. Por instinto, Teo, quiso alejarse; pero cuando tocó sus cabellos se quedó quieto -¿no te preocupa que alguien con malas intenciones pueda entrar?.Pensó mientras los dedos le movían los mechones, produciéndole cosquillas. La única persona que llegó a su mente fue, “Javier”. Como una luz fugaz alumbrando su memoria -
-Buenas tardes, padre - el calor de la comida le golpeó el rostro al sentarse.-Buenas tardes, hijo.El ambiente de ese día fue diferente. Tranquilo y acogedor. Más que nunca, Teo fue capaz de sentir la protección que desprendían hacia él; pero ya había tomado una decisión y esa tarde tuvo el valor. Justo cuando estaban recogiendo la losa, tomó aire y habló.-Padre, necesito hablar contigo - todos se detuvieron, parados frente a él - es algo importante, así que me gustaría que fuera en la oficina.-¿pasó algo, Teo? - la voz suave de su madre rompió el silencio por la preocupación.-No es nada grave. S&
La brisa paró al amanecer. Mojando el árbol del patio. A través de sus hojas, una gota se deslizó cayendo hacia abajo, pasando de rama en rama. De pronto, el árbol se agitó levemente haciendo que la gota se desviara del camino, dirigiéndose al suelo; sin embargo, su trayectoria fue bloqueado y en cambio, cayó sobre una cabeza cubierta por cabellos húmedos.El joven chico sostenía, entre sus manos, un libro. Protegiéndolo de la brisa con su cabeza agachada. Al sentir la gota deslizarse por su cabello, se sacudió, mandando un ciento de gotas a volar alrededor. Estaba tan concentrado en la lectura que no fue consciente del tiempo hasta que amaneció. Estuvo haciendo huelga desde la noche anterior; así que no entró a casa a pesar del clima húmedo y se distrajo por completo cuando empezó su nuevo libro.-Teo - una voz suave lo llamó desde un lado.Por costumbre, siempre respondió a su llamado - ¿Sí?.Desde las orillas del patio, su madre lo llamó - Ven a desayunar.Sin pensarlo dos veces, r
Corrió emocionado hasta que encontró a la gente agrupada en la calle. El sudor se acumuló en su frente, no sólo por el ejercicio; sino que también por los nervios que lo invadían. Paró justo antes de introducirse en la multitud, asesando. Algunas personas tenían caras conocidas, vistas en reuniones algunas veces. De repente, escuchó - ¿Teodoro? - sus ojos se abrieron, buscando el sonido.-Ah, es cierto, es él - por un lado, dos personas salieron de entre la multitud - ¿no es un milagro o será una alucinación? - uno de ellos bromeó.-Oh, chicos - Teo los saludó.Se acercaron uno a cada lado y los dos pusieron una mano en sus hombros - No te has escapado de casa, ¿verdad? - con pesadez, recibió las palmadas de los dos chicos que tenían una gran sonrisa en el rostro.-Claro que no - sonrió, arreglándose la ropa - me han dado permiso de asistir a clases.-¡Qué bien! - el de la izquierda, vestido con un traje cafés, dio otra palmada - estarás en nuestro grupo.El otro, con camisa gris y pa