—Con cuidado —dijo Alessandro mientras lo ayudaba a acercarse a uno de los sofás.Después de una semana hospitalizado, por fin le habían dado el alta. Estar hospitalizado era una experiencia que preferiría no repetir. Incluso en una habitación tan elegante como la que le había conseguido Alessandro, todavía se trataba de una habitación de hospital. No había nada como estar en casa.Michelle hizo una mueca al sentarse. El dolor había disminuido bastante, pero todavía era una molestia cuando hacia algunos movimientos.—Déjame poner esto para ti. —Laila acomodó un cojín detrás de él—. ¿Cómo te sientes?—Cariño, estoy mucho mejor. No necesitas preocuparte tanto. Además, si alguien necesita ser atendida eres tú.Laila le dio una mirada de advertencia y él solo atinó a sonreír con inocencia.Los dos habían decidido esperar un poco antes de hablarles a su familia sobre el embarazo. Alessandro no se había mostrado muy convencido cuando su hija le informó que los resultados de su examen de san
Laila mantuvo la mirada al frente y los hombros rectos. No podía sentir más que asco por los padres de Michelle. Eran como tantas otras personas que había conocido en el círculo en el que se movía. No les había pasado desapercibido la manera en la que habían observado todo a su alrededor y la fría expresión en sus ojos cuando se enfocaron a su hijo. Era difícil creer que su novio estaba emparentado con alguien como ellos. Desde el momento en el que habían llegado, caminando como si fueran dueños del lugar, no le habían agradado y tenía la certeza de que nunca lo harían. Eran personas superficiales en busca de lograr un mejor estatus social. Había escuchado en silencio, aun cuando su primer instinto había sido levantarse y mandarlos al infierno en cuanto comenzaron a decir estupideces. Se había recordado una y otra vez que era los padres de Michelle y que podían estar en su futuro. Gracias al cielo que eso no iba a suceder. No había forma que permitiera que personas como ellas estuvie
Michelle se quedó cerca de la puerta mientras observaba a Laila acercarse a la mesa y colocar ambas manos sobre ella. Se veía muy segura. Había estado preocupado por ella cuando llegaron. Estaba embarazada y no quería estuviera bajo mucho estrés y es por eso que estaba allí, para apoyarla de ser necesario, pero era claro que Laila podía manejar la situación. Nadie sería capaz de dudar de quienes eran sus padres. Tenía la determinación de su padre y la fiereza de su madre.—No sé dónde está —dijo el hombre.—Deja de perder el tiempo. ¿Dónde está él? —preguntó Laila.La cuchilla de Giovanni se clavó aún más en el cuello del hombre ante una sola señal de Laila. El amigo de Alessandro era muy bueno en lo que hacía. Michelle no se asustaba con casi nada, pero no le gustaría ni un poco estar en el lugar del hombre que le había disparado. Giovanni parecía tener la capacidad de lastimar a cualquiera sin necesidad de la cuchilla en su mano, solo bastarían sus manos para quebrar el cuello del h
Laila quería darle la noticia a su familia una vez que los problemas con Franco y Gennaro llegaran a su fin. No es como si hubiera esperado para siempre, pero no quería que nada empañara la felicidad que representaba un anuncio tan importante. Ahora que conocían el paradero de Gennaro y que pronto lo capturarían, no podía esperar para decírselo a su familia.—¿Qué te parece en el almuerzo del fin de semana?Michelle sonrió como si le hubiera dicho que se había ganado la lotería.—Estoy de acuerdo.—¿No te asusta cómo reaccionará mi papá o mis hermanos?—Seguro escucharé algunas amenazas y burlas también. Pero ellos estarán felices porque nosotros somos felices.De eso no cabía duda.Los dos continuaron comiendo en un cómodo silencio. Después de terminar Michelle se encargó de limpiar todo mientras ella buscaba algo en la televisión. Ambos se acomodaron en el sofá y empezaron a ver una serie de comedia. Era uno de sus programas favoritos y había descubierto hace un tiempo que también e
En cuestión de minutos la casa de Michelle se había llenado de miembros de la familia y de guardaespaldas. Lia se había marchado a una de las habitaciones con los hijos de Cloe e Isabella.Tenía mucho sentido que todos estuvieran reunidos allí. Iban a necesitar de todos los hombres disponibles para poder capturar a Franco y necesitarían un equipo menor para cuidar de los que se quedarían en casa, si estaban todos juntos.—¿Cómo fue que Franco llegó a mamá? —preguntó Laila. Se veía un poco más calmada ahora que su familia estaba allí.—Ella estaba regresando de casa de Lia cuando sufrió un accidente de tránsito —empezó a explicar Giovanni—. Tu mamá salió del auto y fue cuando la capturaron. Su guardaespaldas sufrió una gran conmoción con el impacto y no tuvo tiempo de intervenir.Franco debía haber tenido a alguien vigilando los movimientos de cada uno de ellos. Solo así se explicaba que hubieran aparecido en el momento correcto.—De no ser por los oficiales que lo ayudaron a escapar,
—¿Dónde está Laila? —preguntó Franco alterado—. No dejaré ir a su madre a menos que ella venga aquí en este momento. —Laila no está aquí —dijo lo obvio—. Y no vendrá. —Lo hará, si quiere recuperar a su madre sana y salva. Franco parecía no entender lo que estaba sucediendo. —¿Es que acaso no has echado un vistazo a tu alrededor? Tus hombres no dejan de caer, estás aquí solo y en cuanto Alessandro aparezca en esta habitación, las cosas se pondrán peor para ti. Tal vez si dejas ir a su esposa, él te perdone. Franco sonrió de lado. La viva imagen de un hombre desquiciado. —¿Por qué haría esto? Ella es mi único boleto de salida de este lugar, no pienso regresar a la m*****a prisión. —La prisión será el menor de tus problemas. —Deja de hablar. Lanza tu arma al suelo y patéalo hacia mí. Michelle siguió sus instrucciones porque lo menos que quería era arriesgar la integridad de Ava. Ella parecía estar bastante calmada pese a todo lo que había pasado. —Franco aun estás a tiempo de…
Laila intentó no pensar en lo que estaba pasando a kilómetros de allí, pero era difícil hacerlo. En especial porque su tranquilidad futura dependía de los resultados de la misión que se estaba llevando a cabo. Según el amigo de Giovanni, Gennaro estaba listo para escapar. Uno de los hombres de Franco le había informado lo que había sucedido con él y tenía pensado huir ese día durante la noche. Hacía bien en temer. Su familia no estaba jugando y estaba dispuesta a cualquier cosa porque nada le sucediera a ella o a cualquiera de ellos.Giovanni no quería perderlo, así que había enviado un equipo hasta el escondite del tipo para capturarlo. El amigo de su padre estaba dirigiendo la operación desde la sala de control de su empresa. Contaban con la mejor tecnología del mercado. Cámaras, drones, armamento.Debía confiar en que todo iba a ir bien. Después de todo, estaban hablando de Giovanni. El hombre que había traído a sus papás y a su novio a salvo a casa la noche anterior. Si había al
Michelle sonrió al ver a Laila con el vestido que había comprado para ella. Se veía tan perfecta como había esperado y era bueno no haberse equivocado con la talla. Su embarazo aún no se hacía notar, pero sus senos sí habían aumentado de volumen. Su lado más primitivo estaba más que emocionado por ver los cambios que el embarazo iba a causar en el cuerpo de su adorada novia.Laila todavía no había notado su presencia. Ella se estaba mirando en el espejo mientras se probaba diferentes peinados. En la mañana había llamado a Isabella y Cloe para que la convencieran de pasar el día juntas mientras él se encargaba de preparar una noche romántica. Las dos se habían mostrado más que dispuestas a ayudarle y no había sido hasta hace un hora y media atrás que Laila había regresado. —Me gusta cómo te queda suelto.Laila soltó su cabello. Sus ojos se encontraron con los de él a través del espejo y ella le dio una sonrisa.—¿Hace cuánto estás parado allí como un acosador?—Unos minutos. —Se acer