Carol vio la cara con expresión oscura de su hijo y no le gustó lo que estaba sintiendo, su nieta estaba dopada por completo, sospechaba que Tomás tenía planes oscuros para alejar a Sara de su novio. Subieron al avión, aún Carol no sabía el destino que tenían al ir en viaje desconocido, sabía que su hijo no era ningún loco, pero estaba pasando por momentos depresivos y tomar una decisión en ese estado no podía traer nada de provecho. El viaje tardó algo de tiempo,por lo tanto se habían alejado bastante de la ciudad dónde vivían, habían salido a las seis y a las ocho de la noche estuvieron en tierra rumbo a una casa que estaba lista para que se instalaran. Carol miró a su nieta que estaba despertando mientras iban en el auto, su rostro denotaba confusión, pero no dijo nada, al llegar a la vivienda que ocuparían, Sara se volvió a su abuela quien estaba a su lado en ese momento. — ¿Dónde estamos abuela?— fue la pregunta de ella. — No lo sé— dijo Carol— tu papá me dijo que tenía una
Russell Tobler así se llamaba el abogado que junto con otros cuatro se ocupaban de la ruina económica de los Davies, necesitaba hablar con su jefe con urgencia.Tomás escuchó al abogado a través de la línea telefónica. — Si su objetivo es que Julie Davies se suicide, lo logrará en pocos días— dijo el hombre— está al borde, lo sé de muy buena fuente, jefe. Tomás se quedó en silencio por unos segundos y el abogado dijo:— Señor Williams, dígame el próximo paso a seguir, ya todo está listo para clavar la espada en ellos. —Dame unos días Tobler— dijo Tomás con tono amargo— lo que sentía no era bonito, se sentía miserable. Marcó el número de Julie y de inmediato ella respondió:— ¿Qué te propones Tom? ¿Quieres las empresas? ¿Deseas mi cabeza en una bandeja, desgraciado?— le gritó a través del teléfono— estoy tan decepcionada de tí, pensar que te amaba, te detesto, ¿me oyes? — ¿Qué se siente estar desesperada, querida? Allí tienes un poco de lo que sintió mi padre, cuando tú y tú mari
Sara conversaba con su abuela sobre el estado de salud de su padre y convinieron que lo mejor era no darle preocupaciones, tenía demasiado estrés, aunque ella necesitaba hablar con Renzo. Necesitaba que él supiera que ella estaba bien, le dijo a su abuela que solo sería una llamada y por lo menos un mensaje de WhatsApp para tranquilizarlo, ya que había pasado un mes sin saber nada el uno del otro. Carol entró en la habitación de su hijo, buscando el celular de su nieta, trató de no hacer ruido para no molestar o tener que dar explicaciones, después de revisar exhaustivamente, lo encontró y salió. Sara de inmediato mandó un mensaje a su novio, explicándole la razón por la cual no se comunicaba y dónde se encontraba en ese momento; Renzo recibió el mensaje, arrugó el entrecejo y apretó los labios con enojo. Se preguntó si valdría la pena seguir con aquel romance que solo había traído contrariedad a su familia, con un hombre cegado por el odio, poniendo todo los obstáculos para que
Sara cerró la llamada y Renzo se quedó pensando, se dijo: « Bien merecido lo tienes por idiota, sabes que no es su culpa el que este atada con una fractura y la trataste como si ella no te importara».— ¿Está todo bien?— preguntó Julie— te quedaste como colgado en el espacio. — No estoy bien, acabo de arruinar mi vida al despreciar a Sara — dijo con rabia. — ¿Y piensas rendirte?— quiso saber Julie.— He Estado pensando en su padre y sus amenazas — dijo él— creo que lo nuestro no prosperará. — ¿Entonces no piensas luchar por ese amor que dices sentir por ella, solo porque Tomás les obstruye el camino?— dijo. Julie sorprendida— entonces no la amas lo suficiente querido hijastro, es mejor alejarte y no hacerle daño. Renzo se quedó pensando, no sólo en las palabras de Julie, si no en las de Sara; ¿no la amaba lo suficiente? ¿Su amor se había terminado? Se sintió confundido y triste, de todas maneras iría a verla esa noche, cuando llegó a casa una empleada lo hizo pasar a un pequeño
Sara llamó a su abuela para notificarle que Russell Tobler, uno de los abogados de las empresas le había propuesto ir a cenar esa noche, quería que le ayudara a escoger un vestido impactante. — ¿En serio? ¿Y Renzo?!— preguntó Carol— al parecer esperabas que reaparecerá y te visitaba en casa ¿No era eso lo que esperabas que sucediera.— ¡Sí abuela, pero como Renzo y yo ya no tenemos nada— dijo Sara mirando su mano inocente— no deseo hablar de ese tema que me lastima. — Si no deseas hablar, está bien, pero antes de enredarte en una nueva relación, piensa bien las cosas, porque deseo que disfrutes tu soltería un poco más —le advirtió su abuela. — ¡Abuela solo es una salida para cenar! — exclamó Sara indignada— no estoy buscando pareja, es sólo el abogado de las empresas celebrando mi llegada. — ¡Al que le gustas mucho!— dijo Carol— conozco esas invitaciones y sus motivos. —Entonces vamos a dejarlo así, porque tu picardía no me agrada—dijo Sara sonriendo a medias. — Si así lo des
Después de dormir algunas horas, ya sé sentía renovado para ir enfrentando la vida sin mucha presión, tener ahora la ayuda de su hija haría más llevadera la faena de las empresas.Al rato se estaba reuniendo con su familia en el comedor y después de disfrutar de un buen desayuno, Sara de vidrio poner al día a su padre con todos los pormenores de las estrategias de negocios que tenían entre manos. Russell Tobler, había sido invitado esa mañana para estar presente en la casa con Tomás después de la hora del desayuno, allí estaba llegando puntualmente. Carol también estaba presente, el doctor había sido muy enfático a la hora de que Tomás Williams salió del hospital, debía llevar las cosas con calma, sin presiones, porque si tenía una recaída, haría él camino de regresó un poco más complicado. Carol, parecía un guardián en espera al estar presente en aquella primera reunión después de dos meses de inactividad de Tomás en las empresas. — Señor Williams, como verá, su hija ha tomado la
Russell Tobler siguió optimista, porque al llegar a la oficina esperaba ver a Sara para proponer salidas e invitar a que se conocieran más y si todo resultaba como él aspiraba, le pediría que fuera su novia. Le gustaba bastante ésta chica, además que era un trampolín perfecto para lograr obtener un estatus en el mundo de los negocios, nada más y nada menos que la hija de un magnate implacable de los negocios, como Tomás Williams. Sara esa mañana le dijo a su padre que no iba hasta las empresas, quería ir hasta la Universidad, tenía varias semanas sin asistir y necesitaba retomar su carrera, ya que su papá estaba mucho mejor, ella quería aprovechar el tiempo para sus estudios. Así que Russell se quedó esperando por Sara y tampoco vio llegar al padre de ella, eso lo contrarió un poco, pero no le quitó el buen ánimo, estaba adherido a Tomás en sus planes de desestabilizar a la competencia y le agradaban sus ideas malévolas. Algo había sucedido que no habían llegado esa mañana a la
Tomás salió de las empresas Davies derrotado, había estado convencido de que su estrategia de negocios iba a funcionar para estos dos enamorados, porque aunque él amaba a Julie con locura, el amor era lo menos importante en ese momento. Solo había buscado la manera de tenerla cerca a pesar del resentimiento y casarse con ella, al igual que su hija Sara, al hablar con ella, se había dado cuenta que ella todavía estaba enamorada de Renzo Davies. Unir las empresas era la manera de conseguir su venganza y recuperar lo que su padre había perdido por culpa del esposo de Julie, escuchar el rechazo y además escuchar el desprecio con que le habló, le había roto el corazón. Llegó después de mediodía a la oficina, encerrándose sin ver a nadie, quince minutos después escuchó toques leves en su puerta, se levantó para ver a su hija allí con una tenue sonrisa. — ¿Cómo estás papá, almorzaste?— saludó Sara. — No he tenido tiempo— dijo él— además no tengo hambre. — Lo siento no acepto un no por