Tomás salió de las empresas Davies derrotado, había estado convencido de que su estrategia de negocios iba a funcionar para estos dos enamorados, porque aunque él amaba a Julie con locura, el amor era lo menos importante en ese momento. Solo había buscado la manera de tenerla cerca a pesar del resentimiento y casarse con ella, al igual que su hija Sara, al hablar con ella, se había dado cuenta que ella todavía estaba enamorada de Renzo Davies. Unir las empresas era la manera de conseguir su venganza y recuperar lo que su padre había perdido por culpa del esposo de Julie, escuchar el rechazo y además escuchar el desprecio con que le habló, le había roto el corazón. Llegó después de mediodía a la oficina, encerrándose sin ver a nadie, quince minutos después escuchó toques leves en su puerta, se levantó para ver a su hija allí con una tenue sonrisa. — ¿Cómo estás papá, almorzaste?— saludó Sara. — No he tenido tiempo— dijo él— además no tengo hambre. — Lo siento no acepto un no por
Julie y Renzo salieron de las empresas Williams resueltos a tener éxito en esta nueva estrategia, aunque no fue fácil para ella ver a Tomás y mostrarse lo más fría que pudo. — ¿Cómo te sientes mi querida Julie?— preguntó Renzo. — No es tan fácil, pero estoy haciendo mi esfuerzo— dijo ella. — Solo imagina que estás representando un papel y te será más fácil — dijo Renzo con voz llena de seguridad. — ¿Eso es lo que estás haciendo tú?— preguntó ella— no has dejado de amar a Sara, ¿verdad? — No, esa muchachita se metió en mi sangre, en mi mente y en todo mi cuerpo Julie, pero todos los días me repito que es sólo una representación y eso hace más fácil mi día— dijo Renzo— no tienes idea cuántas veces he querido ir hasta la universidad, verla y pedirle o mejor dicho rogarle que me de una nueva oportunidad.— Pienso que actuar de esa manera nos hace daño— dijo Julie— antes de Tomás, nunca había amado a alguien y no se fingir no amar, prefiero que se me salga el amor por los poros. —
—Disculpame, pero aunque me parece que te he visto antes— dijo Renzo contrariado— no te recuerdo. — Te perdono, tenía trece años cuando dejamos de vernos— dijo ella— soy Amanda Alred, ¿recuerdas? "Doble A" Me llamabas. Renzo abrió los ojos como platos por la sorpresa y dijo:— ¡Caramba, pero si que estas cambiada chica! Se levantó y la abrazó en un saludo emotivo, estuvieron abrazados, luego se volvió al grupo, pidió disculpas y les dijo:— Amanda es una amiga de la escuela, tenía muchos años sin verla, ha sido una muy grata sorpresa. — Si, para mi también,— dijo ella extendiendo un pedazo de cartón elegantemente escrito— me perdí de tantos momentos de tú vida, tenemos tanto tiempo sin compartir, allí está mi número de contacto, mil disculpas por la interrupción, nos vemos después querido. Salió dejando a todos con la mirada clavada en Renzo, quien muy tranquilamente dijo:— ¿Ordenamos la comida? Muero de hambre. Julie reprimió una sonrisa ante la actuación magistral de su hi
Estos eran los pensamientos de Russell Tobler, tenía la plena confianza que Sara terminaría en sus brazos como su esposa y entonces allí empezaría su ascenso como un gran CEO. Después de que Amanda tuvo el encuentro con Renzo no se quedó a dormir en los laureles, ya al día siguiente estaba buscando la o portunidad de tener una salida con élRenzo y Amanda quedaron en hablar si era posible a diario, conocerse, compartir.Él la invitó a salir esa tarde, más por tener un escape, el andar todo el tiempo pensando como sacar a Sara de su mente y su corazón no era nada fácil para él. Ese día también Sara se sentía molesta, llamó a Russell para distraerse un momento, se moría por ver Renzo, lo extrañaba y eso le hacía sentir enojo, Russell llegó pronto a su casa, él la miró con curiosidad al tenerla cerca. —¡Hola Russell!—dijo Sara al verlo— Gracias por acudir a mi llamado. —¡Hola mi reina bella!— dijo Russell —me sentí preocupado, pensé que ese enojo era por mí. — ¡Debes aprender a con
— Sara Williams— dijo Renzo— antes no lo había pensado muy bien, pero ahora estoy muy claro y deseo decirte que voy a respetar la cláusula donde tu y yo nos uniremos en matrimonio por un convenio de negocios al igual que tu padre con Julie.Sara lo miró algo confusa y Renzo continuó:— ¿No te gusta la idea?— preguntó Renzo con una expresión irónica en su rostro. Ella miró a su padre y dijo:—¡Me parece sensato! —dijo Sara— solo me sorprendió tu cambio de planes, ¿que pasará con Amanda? — Será parte de mi vida, al igual que Russell de la tuya— dijo él— cada quien en lo suyo, entonces todo queda perfectamente claro, nos casaremos en la misma fecha que Julie y tu padres— dijo Renzo divertido.— ¿Qué te hace sonreír de esa manera Renzo?— preguntó Sara.—Es que me imagino la cara de tu novio Russell cuando se entere que te casaras conmigo— dijo Renzo sonriendo. Sara apretó los dientes y dijo:— Russell no es mi novio, es solo un pretendiente. — Al igual que Amanda— explicó Renzo.El
Los dedos de Renzo se adaptaron rápidamente a la delicada flor de su amada, con la yema de su dedo abría los pliegues de los pétalos húmedos dibujando remolinos de placer que hacían que ella emitiera sonidos guturales con su garganta. — ¡Oh sí mi amor sigue así, es demasiado rico!— susurraba ella. —¿Te gusta mamita?— también decía Renzo— ¡Ahora usaré mi lengua y vas a clamar por más! — ¡Ah sí, hazlo por favor, me gusta mucho! Él empezó a dibujar caminos de erotismo con su lengua, aquellas caricias eran demasiado exquisitas para el cuerpo de Sara que se arqueaba para recibir más. Ya estaba lista para que él se introdujera dentro de su hermosa cavidad húmeda y se moviera rítmicamente hasta alcanzar el clímax del placer . Quedaron exhaustos pero satisfechos el uno al lado del otro. — ¿Ahora que sigue, Renzo Davies? — preguntó ella con voz de reto— ¿Vas a acostarte conmigo cada vez que andes ardiendo? — ¿No te gusta?— preguntó él con picardía— no te oí quejarte al contrario gemías
Carol esa noche estaba lista para hablar con su hijo, Tomás le había avisado que le gustaría sentarse con ella un rato para platicar algunas cosas con ella, se sintió contenta de que después de tantos años su hijo de su propia voluntad le pidiera sentarse un rato con él. Desde que había muerto el esposo de ella, Tomás no había tenido tiempo para hablar con nadie, todo lo que hacía era dar órdenes y había que obedecer, el precio que habían tenido que pagar todos por la ruina de las empresas había sido alto.La había llamado esa tarde, ella desde que Sara era independiente estaba siempre reuniéndose con sus amigas y muy poco estaba en casa, así se aislaba de los problemas, todavía le costaba un poco ver a su nieta convertida en toda una mujer. A pesar de que de niña era algo tímida, ni había sido fácil para ella, hacer amigos, se desenvolvió con mucha seguridad en el campo de los negocios, dominando sus emociones por encima de sus conveniencias. — Hola mamá, ¿cómo estás?— dijo To
Renzo llegó a medianoche a casa, estaba pensando en Sara, ¿qué pasaría si ella supiera de dónde venía ahora? De seguro ni le importara, se habían distanciado tanto a causa de los prejuicios. Haber estado con Amanda había sido un escape, sonrió al recordar al que le había pedido ser amantes, estaba cansado de fingir que no le importaba Sara, quería que ella fuera como antes con él, era tan fría y calculadora ahora. En unas semanas sería su esposa, un acuerdo de negocios, cuando se moría de amor por ella, y se acostaba con otra, ¿que locura era ésta en la se había convertido su vida? Se sintió algo incómodo por haber empezado una relación con Amanda, tenía a su novia, nuevamente, agotada por el cansancio y la vida sexual de ambos cada día más fría, Amanda estaba dispuesta a llenar esa parte que a él Sara no le estaba dando.Se sintió satisfecho, calmando con este razonamiento, su sensación de culpa se fue, sonrió al recordar el ardor del cuerpo de Amanda, al día siguiente la vería n