— Mamá, unas semanas antes de que ésta muchacha conociera al tal Davies, era sumisa, ¿ves ahora cómo me habla? — empezó diciendo Tomás. — ¿Qué estás diciendo hijo? Sara tiene razón,ya deja de esconderte, si no deseas ver a Julie Davies hazlo, pero no arrastres a los demás en tus desgracias— dijo Carol enojada— estás exagerando tu odio. — ¿Estás apoyando a ésta niña? — dijo Tomás molesto— ahora resulta que nadie obedece mis órdenes, ¿también la servidumbre se emancipó? — ¡No seas ridículo! ¡Acá, estamos hablando, solo de nosotras, tu familia! Es cuestión de sensatez, si deseas irte de viaje, hazlo,nadie te lo impide, pero nosotras nos quedamos— dijo Carol— es más, nos volvemos a la mansión ahora mismo, Sara necesita seguir sus estudios. — ¡Yo no les importo entonces,lo que estoy viviendo no es importante para ustedes! ¡Mamá soy tu hijo! — dijo Tomás con voz de manipulación— ¡Sara es mi hija! — Tomás, eso no quiere decir que te sigamos en tus errores!— dijo Carol con voz exaltada—
Es lo que pienso hacer mamá, además Sara no tiene poder para decidir nada— dijo Tomás tercamente.— Creo que esta conversación no nos lleva a ningún lado Tomás— dijo Carol — estás convencido de que Julie y Renzo son culpables y nadie te convencerá de lo contrario.— Así es, ella será mía por derecho aunque nunca la vaya a tocar como mujer— dijo Tomás— y Renzo jamás tendrá a mi hija; Julie me va acompañar por el resto de mi vida y va a conocer mi desprecio. — ¿Y Sara, que culpa tiene?— dijo Carol— ¿Por qué vas a alejarla del amor de su vida? Ella no es culpable, ni tampoco Renzo. Tomás ya no la escuchaba, ella meneó su cabeza en señal de que estaba perdiendo el tiempo en razonar con aquel hombre obsesionado con el odio, jamás lo iba a convencer de lo contrario, lo mejor era permanecer callada. Pobre Sara y pobre Julie, lo mejor era que ellas hicieran planes y vieran como irse de allí lo más pronto posible, abandonar a Tomás Williams para siempre.Unos días después Tomás hizo una
Tomás salió de ver a Julie con sentimientos encontrados, el amor y el odio estaban luchando dentro de su corazón como dos fieras salvajes, veríamos tenía más poder. Él tenía miedo de ser débil, porque de verdad que verla era demasiado tentador para él, pero tenía que tener presente él odio para que ella no permaneciera por mucho tiempo invadiendo sus pensamientos. Julie, al contrario había pasado él día llena de energías y mucho alegría, él optimismo invadía su mente y su corazón, al llegar a casa estaba Renzo en el salón y al verla le preguntó— ¿Te gustó ver a mi Tomás?— preguntó él— pudo ser una buena experiencia.— Es lo mejor que podría haberme pasado, ver a Tomás renueva mi sangre Renzo— dijo Julie con emoción— fue un encuentro maravilloso, desea casarse conmigo. — ¡Eso sí que me deja tieso!¡Estoy de verdad sorprendido con el cambio de éste hombre— dijo Renzo— me imagino que necesita compañía femenina y por eso quiere que sea su esposa.— Teníamos relaciones sexuales — di
Tomás Williams se quedó mirando a Sara unos instantes como queriendo adivinar los pensamientos de su hija y luego salió de la habitación, necesitaba hablar con su madre.Se dirigió hasta donde se encontraba Carol y tocó la puerta de la habitación con firmeza, ella.abrió la puerta y al ver a Tomás le dijo:— ¿Qué sucede hijo? — preguntó Carol con voz alerta. — Eso te pregunto, ¿qué está sucediendo con mi hija mamá?— La voz de Tomás también era de alerta. — Ya te dije lo que tiene tu hija, viste los exámenes— dijo su madre— ¿Estás preocupado por tu hija? — Si mamá, la veo muy delgada y pálida— dijo Tomás — no crees que necesite vitaminas, solo una virosis, no la pone tan enferma.— Eso no lo creo, hay virus muy fuertes hijo, veamos cómo evoluciona con éste tratamiento, seamos pacientes,—dijo Carol muy segura— todos debemos estar pendientes de la salud de esa niña, solo estudia y estudia y no se preocupa por comer. — ¡Solo quiero que esté bien, es lo más preciado para mí!— exclamó
Sara entró a el restaurant, estaba nerviosa en unos minutos se vería con su madre después de doce años y solo tenía una foto en su teléfono para poder reconocerla, unos minutos después ella entraba, se quedaron mirándose, la una a la otra, sin saber qué decir. — ¿Qué está sucediendo con Tomas y tú que pudiste venir y conocerme?— preguntó Margarita para romper el hielo. Sara sonrió con timidez a su madre y le dijo:— Quiero vivir contigo, ya no deseo vivir con papá, estoy cansada de sus órdenes arbitrarias y no me importa las razones que tuviste todos estos años para no venir a verme, pero por favor déjame estar a tu lado— dijo Sara con voz desesperada— estoy enamorada y papá no quiere que lo vea y he estado saliendo a escondidas con él y ahora estoy embarazada. Margarita se le atragantaron las palabras en la garganta, no sabía que decirle a su hija quien lloraba sin poder contener sus lágrima, quería estar con ella, además la haría abuela, estaba necesitando de su ayuda, confiaba
— ¿Casarnos?— dijo Sara— ¿sin la bendición de mi padre? — No entiendo esa, pregunta, nos hemos estado viendo a escondidas, sabiendo que él no está de acuerdo con nuestro noviazgo— dijo Renzo confundido. — Es diferente amor, un matrimonio es algo más serio y me gustaría caminar del brazo de papá hasta el altar— dijo Sara segura de sí. — ¿Entonces prefieres tener un hijo sin formalizar nuestra unión?— preguntó él. — Amor para que nazca el bebé, falta algún tiempo— dijo Sara— espero que papá deje a un lado su odio pronto y podamos ser felices. — Espero que así sea mi amor, — dijo Renzo— pero viviendo con tu madre para ocultar tu embarazo, no creo te vaya a ayudar mucho. — Si, tienes razón, necesitamos hacer algo y pronto— reflexionó ella. Tomás Williams esa mañana fue muy temprano hasta la oficina, necesitaba ese día concretar su vida con Julie, o mejor dicho ejecutar su venganza, no quiso probar alimentos, estaba bastante preocupado, por eso tenía el entrecejo fruncido, no habí
Renzo Davies estaba intranquilo pensando en todo lo que había transcurrido en su vida en los últimos meses, Sara era tan terca como su padre, hubiera sido tan fácil ir y casarse, iban a tener un bebé, pero ella prefería esconderse en casa de su madre, no estaba entendiendo su conducta. Ese día necesitaba que ella tomara una decisión,que pensara responsablemente, la buscaría como siempre a mediodía para hablar seriamente de el bebé que venía en camino. Era una bellísima mujer, muy valiente, con muchas preguntas y desafíos, pero tan terca, ojalá pudiera convencerla. Ese día Sara iba de camino a la universidad, el trayecto era más largo, estaba bastante atrasada en su horario de clases, ese día quería asegurarse de que su padre entendiera que ella era una mujer y que debía respetar su decisión de estar con Renzo sin esconderse. No vió que un auto en sentido contrario se vino contra ella haciendo que saliera de la vía provocando que su auto diera vueltas hasta quedar volteado al revé
— Lo siento papá— también tú me has decepcionado. Nuevamente Sara empezó a llorar— ¡Hijo, te dije que éste no es el momento!— exclamó Carol— ¡si no seré yo misma la que pida que no te dejen entrar! Tomás salió de la habitación, esa noche no iría con Julie, usó la excusa del accidente de su hija para no verla, necesitaba ordenar sus ideas ahora que Sara estaba haciendo cosas que jamás imaginó que ocurrieran.No se sentía tranquilo, saber que su hija ya se había embarazado de Renzo, representaba para él emancipación, iba a ser más difícil de controlar, pero no imposible, se iba a asegurar que no volviera a encontrarse con éste hombre por el resto de su vida.Si tenía que cambiar de vivienda, de lugar en el mundo para librarse de los Davies lo haría, estaba cansado de lidiar con una historia de odio en sus espaldas, ésta noche dormiría con tranquilidad para después estar más relajado, porque ya estaba seguro qué tendría una solución a la mañana siguiente. A las dos de la mañana se s