Renzo Davies estaba intranquilo pensando en todo lo que había transcurrido en su vida en los últimos meses, Sara era tan terca como su padre, hubiera sido tan fácil ir y casarse, iban a tener un bebé, pero ella prefería esconderse en casa de su madre, no estaba entendiendo su conducta. Ese día necesitaba que ella tomara una decisión,que pensara responsablemente, la buscaría como siempre a mediodía para hablar seriamente de el bebé que venía en camino. Era una bellísima mujer, muy valiente, con muchas preguntas y desafíos, pero tan terca, ojalá pudiera convencerla. Ese día Sara iba de camino a la universidad, el trayecto era más largo, estaba bastante atrasada en su horario de clases, ese día quería asegurarse de que su padre entendiera que ella era una mujer y que debía respetar su decisión de estar con Renzo sin esconderse. No vió que un auto en sentido contrario se vino contra ella haciendo que saliera de la vía provocando que su auto diera vueltas hasta quedar volteado al revé
— Lo siento papá— también tú me has decepcionado. Nuevamente Sara empezó a llorar— ¡Hijo, te dije que éste no es el momento!— exclamó Carol— ¡si no seré yo misma la que pida que no te dejen entrar! Tomás salió de la habitación, esa noche no iría con Julie, usó la excusa del accidente de su hija para no verla, necesitaba ordenar sus ideas ahora que Sara estaba haciendo cosas que jamás imaginó que ocurrieran.No se sentía tranquilo, saber que su hija ya se había embarazado de Renzo, representaba para él emancipación, iba a ser más difícil de controlar, pero no imposible, se iba a asegurar que no volviera a encontrarse con éste hombre por el resto de su vida.Si tenía que cambiar de vivienda, de lugar en el mundo para librarse de los Davies lo haría, estaba cansado de lidiar con una historia de odio en sus espaldas, ésta noche dormiría con tranquilidad para después estar más relajado, porque ya estaba seguro qué tendría una solución a la mañana siguiente. A las dos de la mañana se s
Carol vio la cara con expresión oscura de su hijo y no le gustó lo que estaba sintiendo, su nieta estaba dopada por completo, sospechaba que Tomás tenía planes oscuros para alejar a Sara de su novio. Subieron al avión, aún Carol no sabía el destino que tenían al ir en viaje desconocido, sabía que su hijo no era ningún loco, pero estaba pasando por momentos depresivos y tomar una decisión en ese estado no podía traer nada de provecho. El viaje tardó algo de tiempo,por lo tanto se habían alejado bastante de la ciudad dónde vivían, habían salido a las seis y a las ocho de la noche estuvieron en tierra rumbo a una casa que estaba lista para que se instalaran. Carol miró a su nieta que estaba despertando mientras iban en el auto, su rostro denotaba confusión, pero no dijo nada, al llegar a la vivienda que ocuparían, Sara se volvió a su abuela quien estaba a su lado en ese momento. — ¿Dónde estamos abuela?— fue la pregunta de ella. — No lo sé— dijo Carol— tu papá me dijo que tenía una
Russell Tobler así se llamaba el abogado que junto con otros cuatro se ocupaban de la ruina económica de los Davies, necesitaba hablar con su jefe con urgencia.Tomás escuchó al abogado a través de la línea telefónica. — Si su objetivo es que Julie Davies se suicide, lo logrará en pocos días— dijo el hombre— está al borde, lo sé de muy buena fuente, jefe. Tomás se quedó en silencio por unos segundos y el abogado dijo:— Señor Williams, dígame el próximo paso a seguir, ya todo está listo para clavar la espada en ellos. —Dame unos días Tobler— dijo Tomás con tono amargo— lo que sentía no era bonito, se sentía miserable. Marcó el número de Julie y de inmediato ella respondió:— ¿Qué te propones Tom? ¿Quieres las empresas? ¿Deseas mi cabeza en una bandeja, desgraciado?— le gritó a través del teléfono— estoy tan decepcionada de tí, pensar que te amaba, te detesto, ¿me oyes? — ¿Qué se siente estar desesperada, querida? Allí tienes un poco de lo que sintió mi padre, cuando tú y tú mari
Sara conversaba con su abuela sobre el estado de salud de su padre y convinieron que lo mejor era no darle preocupaciones, tenía demasiado estrés, aunque ella necesitaba hablar con Renzo. Necesitaba que él supiera que ella estaba bien, le dijo a su abuela que solo sería una llamada y por lo menos un mensaje de WhatsApp para tranquilizarlo, ya que había pasado un mes sin saber nada el uno del otro. Carol entró en la habitación de su hijo, buscando el celular de su nieta, trató de no hacer ruido para no molestar o tener que dar explicaciones, después de revisar exhaustivamente, lo encontró y salió. Sara de inmediato mandó un mensaje a su novio, explicándole la razón por la cual no se comunicaba y dónde se encontraba en ese momento; Renzo recibió el mensaje, arrugó el entrecejo y apretó los labios con enojo. Se preguntó si valdría la pena seguir con aquel romance que solo había traído contrariedad a su familia, con un hombre cegado por el odio, poniendo todo los obstáculos para que
Sara cerró la llamada y Renzo se quedó pensando, se dijo: « Bien merecido lo tienes por idiota, sabes que no es su culpa el que este atada con una fractura y la trataste como si ella no te importara».— ¿Está todo bien?— preguntó Julie— te quedaste como colgado en el espacio. — No estoy bien, acabo de arruinar mi vida al despreciar a Sara — dijo con rabia. — ¿Y piensas rendirte?— quiso saber Julie.— He Estado pensando en su padre y sus amenazas — dijo él— creo que lo nuestro no prosperará. — ¿Entonces no piensas luchar por ese amor que dices sentir por ella, solo porque Tomás les obstruye el camino?— dijo. Julie sorprendida— entonces no la amas lo suficiente querido hijastro, es mejor alejarte y no hacerle daño. Renzo se quedó pensando, no sólo en las palabras de Julie, si no en las de Sara; ¿no la amaba lo suficiente? ¿Su amor se había terminado? Se sintió confundido y triste, de todas maneras iría a verla esa noche, cuando llegó a casa una empleada lo hizo pasar a un pequeño
Sara llamó a su abuela para notificarle que Russell Tobler, uno de los abogados de las empresas le había propuesto ir a cenar esa noche, quería que le ayudara a escoger un vestido impactante. — ¿En serio? ¿Y Renzo?!— preguntó Carol— al parecer esperabas que reaparecerá y te visitaba en casa ¿No era eso lo que esperabas que sucediera.— ¡Sí abuela, pero como Renzo y yo ya no tenemos nada— dijo Sara mirando su mano inocente— no deseo hablar de ese tema que me lastima. — Si no deseas hablar, está bien, pero antes de enredarte en una nueva relación, piensa bien las cosas, porque deseo que disfrutes tu soltería un poco más —le advirtió su abuela. — ¡Abuela solo es una salida para cenar! — exclamó Sara indignada— no estoy buscando pareja, es sólo el abogado de las empresas celebrando mi llegada. — ¡Al que le gustas mucho!— dijo Carol— conozco esas invitaciones y sus motivos. —Entonces vamos a dejarlo así, porque tu picardía no me agrada—dijo Sara sonriendo a medias. — Si así lo des
Después de dormir algunas horas, ya sé sentía renovado para ir enfrentando la vida sin mucha presión, tener ahora la ayuda de su hija haría más llevadera la faena de las empresas.Al rato se estaba reuniendo con su familia en el comedor y después de disfrutar de un buen desayuno, Sara de vidrio poner al día a su padre con todos los pormenores de las estrategias de negocios que tenían entre manos. Russell Tobler, había sido invitado esa mañana para estar presente en la casa con Tomás después de la hora del desayuno, allí estaba llegando puntualmente. Carol también estaba presente, el doctor había sido muy enfático a la hora de que Tomás Williams salió del hospital, debía llevar las cosas con calma, sin presiones, porque si tenía una recaída, haría él camino de regresó un poco más complicado. Carol, parecía un guardián en espera al estar presente en aquella primera reunión después de dos meses de inactividad de Tomás en las empresas. — Señor Williams, como verá, su hija ha tomado la