Esa mañana caminó por los jardines de la universidad, observó todo a su alrededor, el mundo que se presentaba para ella, aprendería a ser una mujer responsable y de mundo. Esperaba que Renzo la llamara ése día anterior, per no sucedió, tampoco en la mañana, a lo mejor estaba bastante ocupado, pero ella no sería la que andaría buscando una nueva cita, tenía clase, era una chica tímida en ese aspecto. Llegó hasta las empresas, su padre ya le tenía su oficina lista, entraría como asistente administrativa y tenía una jefa que la entrenaría en todo lo referente al negocio. Órdenes estrictas de su padre, estaría hasta las cuatro aprendiendo de manera intensiva, desde la oficina se veía la de su padre, podía verlo trabajar a sus anchas desde allí. ¿«Lo habría hecho a propósito»? Se preguntó Sara, bueno realmente eso importaba poco ya estaba allí y tenía que aprovechar el tiempo. Esa semana cada día fue igual, no hubo una llamada, ni un mensaje de Renzo, se sentía decepcionada, pero tení
Estuvo casi una hora dando vueltas por la ciudad, tenía él corazón apretado por la decepción que sentía, ¿porque la hizo ilusionar de esa manera? Ahora entendía el porqué no se comunicó, estaba luchando con lo más sensato.Decidió ir a casa, nada hacía pensando en lo inútil de aquello que no llegó a nacer, lo mejor era abortar aquel sentimiento que empezaba a brotar, sepultaron en lo más profundo de su alma y no pensar más. — ¡Hija, me tenías preocupada!— dijo su abuela, abrazándola— ¿Por qué tardaste tanto?Ella la miró extrañada y dijo:— ¿Tardar? — Si, tu papá me llamó diciendo que ya habías salido para acá— dijo Carol— ¿Sucedió algo? — Oh no abuela, cuando venía para acá quise dar una vuelta para relajar mis pensamientos, solo quise distraerme un poco. — ¿Tuviste un mal día?— preguntó la abuela. — ¿Puedo terminar de llegar abuela?, estoy cansada— respondió ella. — Disculpa querida, ve termine de llegar— dijo Carol. Sara se introdujo en su habitación y se echó boca abajo en
— Lo sé, pero eso es lo que menos me importa, Julie— dijo él— deseo terminar con Agatha e intentarlo con Sara. Julie al principio vió solo problemas y quiso negarse, pero después lo pensó mejor y se dijo: «Esta sería una oportunidad de oro, si logramos fusión con este monstruo de los negocios» « Creo que es lo más me conviene, mejor ésta unión que con una con los McDowell.Después de unos minutos y pensarlo mejor dijo:— Va a ser difícil ésta relación con la hija, de, éste hombre, encontrarás muchos obstáculos para estar con esa muchacha, pero las mejores uniones son las que se luchan. — ¡Gracias Julie, hablaré con Agatha, espero sea razonable y no me traiga complicaciones— dijo Renzo. — Siempre en los rompimientos hay complicaciones, pero las solventaremos— dijo ella con optimismo. Renzo Davies, se levantó y dió por terminada aquella conversación con su madrastra, él vería como se zafaba de su novia, era una chica bastante posesiva y tenaz, no la tendría tan fácil. Bajó y dec
— ¿Por qué lo preguntas?— dijo Sara haciendo qué no entendía. — Si no te conociera, pero mi muchachita esa mirada traviesa no pasa desapercibida para mí— dijo Carol sonriendo. — Te prometo que te cuento más tarde, tengo un examen a primera hora y estoy atrasada— dijo evadiendo cualquier intento de que su abuela siquiera sospechara. Salió pronto de la mansión de su padre rumbo a la universidad, también Renzo le había dicho a Julie que estaría fuera la mañana, necesitaba ir y solventar un asunto primordial para él. — ¿A dónde vas?— preguntó su madrastra con astucia.— Deseo hablar con el padre de Sara— dijo él sin ocultar lo que haría. — Eso me parece muy interesante, no tengo el privilegio de conocer al señor Tomás Williams en persona— dijo ella— solo se que es una leyenda en finanzas, se levantó de la nada y formó lo que ahora tiene. — Eso no lo sabía— dijo Renzo. — Hijo mío, nunca estuviste interesado en nada de los negocios, por eso no estás al frente querido— dijo Julie con
Tomás pensó que tendría que tomar medidas drásticas con el señor Davies, no le gustaba ver llorar a su niña de esa manera, necesitaba ser más inteligente con su hija. — No me gusta que tengamos enfrentamientos hija— dijo cariñoso Tomás— hablemos como dos adultos. — Está bien, aún no has respondido— dijo Sara— que sucede con el apellido Davies. — Hace muchos años atrás, mi padre cuando era bastante jóven tenía un gran amigo, Jack Davies, tenían grandes sueños y entre los dos crearon una empresa de exportación e importación de insumos— dijo Tomás. — Te escucho papá— dijo Sara. — En el transcurso del crecimiento de la empresa empezaron los roces entre ellos, a causa de una mujer, ésto provocó enemistad y separación de bienes— dijo Tomás— Jack Davies se encargó desde esa separación de arruinar la vida de mi padre al punto de llevarlo a la muerte. — ¡Por Dios!— dijo Sara— ¿Lo asesinó? — No, a tu abuelo le dió un infarto fulminante— dijo Tomás— Jack Davies lo llevó a la ruina económi
En la mañana se despertó con los ánimos muy altos, llegó al comedor y al ver a su madre y su hija saludó con entusiasmo. — ¡Buenos días! ¿Cómo estás mamá, Sara? — ¡Uy, como que tuviste sueños muy gratos anoche! — exclamó su madre sonriente. —¡ ¡Si mamá, dormí maravillosamente bien!— respondió Tomás. Carol lo vió con una sonrisa pícara y dijo:— Creo que necesitas dar algunas explicaciones, me parece que ése ánimo se debe a un perfume de mujer. — Mamá, no empieces con tus suspicacias— dijo Tomás— No son suspicacias hijo, son años de experiencia— dijo Carol. Sara solo escuchaba sin decir nada. — Anoche decidí hacerles caso y salí hasta un antro nocturno y lo pase diferente— confesó Tomás. — ¡Eso es lo más acertado que has hecho en años mi querido hijo!— dijo Carol con emoción. — Me alegra mucho papá que busques la manera de ampliar tu círculo social— dijo Sara. — Si tengo que reconocer que fue una genial idea— dijo él. — Eso es bueno hijo, la verdad, no se como todo este ti
— Estaré esperando con ansias— dijo Tomás. Se despidieron con un beso en la mejilla, Julie tenía una extraña emoción en su pecho, Tomás estaba lleno de expectativas con ésta mujer que acababa de conocer, se dio el lujo de soñar y planear un futuro con ella. Esa tarde llegó a casa temprano, su madre al verlo llegar se sorprendió, apenas eran las cinco de la tarde cuando lo vió entrar. — Sucede algo hijo— preguntó extrañada. — Nada, tengo una cita ésta noche y quise tener tiempo de descanso— dijo Tomás— también quería comentarte que estoy pensando seriamente en rehacer mi vida, casarme nuevamente. — ¿En serio? ¡Esa si que es una tremenda noticia Tomás, ya tienes mucho tiempo solo, ya era hora hijo!— dijo Carol sinceramente emocionada con la noticia. — Si, quizás en unos meses me decida— dijo Tomás Williams con voz pausada. — ¿Y quién es la afortunada?— preguntó su madre— has sido bien discreto. — No, no la conoces— dijo Tomás con voz misteriosa— ya la conocerás, apenas estamos
— ¡Oh sí mi amor, serás mía, eres tan divina!— susurraba Tomás. Con su lengua empezó a saborear los pezones de ella, quien arqueaba su cuerpo con placer, las manos de Tomás descendieron hasta su pubis, describiendo con sus dedos caminos de erotismo que arrancaban gemidos de la garganta de Julie. Los dedos de él acariciaban los pliegues de la pequeña flor que se abría para recibir placer, se movía con destreza con sus dedos, logrando que ella humedeciera el camino que pronto lo recibiría abiertamente. Tomás usó también su lengua para imprimir más placer a ella quien lanzaba pequeños gritos guturales que aumentaban él deseo en el; después de estar unos instantes disfrutando del exquisito néctar que de aquella flor fluía, levantó la cabeza, para observar el placer dibujado en el rostro de Julie. — ¿Deseas que te penetre mi amor? — preguntó Tomás con la voz ronca por el deseo. — Con todo el deseo de mi cuerpo cariño— dijo JulieTomás se movió y se colocó encima de ella quien abrió su