Esa mañana Sara se levantó con los ánimos muy altos, había disfrutado su celebración de cumpleaños al máximo, además había conocido al hombre más guapo del mundo. Ese día se vería con él, había visto salir a su abuela muy temprano en la mañana y ella también se preparó para salir, iba emocionada por tener su primera salida a solas. Tomó un taxi y llegó al lugar indicado para ver a Renzo, un hombre más grande que ella, pero que le gustaba demasiado. — ¡Hola! ¿cómo estas?— dijo él. — Emocionada por salir hoy a verte— dijo ella— siempre salía con mi abuela hasta hoy. — Entonces hay que celebrarlo con un buen café— dijo Renzo. — Muero por probarlo—dijo ella. Sara Williams estaba teniendo su primera cita, se sentía flotando en el aire, le gustaba mucho lo que estaba sintiendo, era un cosquilleo por todo su cuerpo, un mariposeo en su estómago tan sólo con tenerlo cerca. Renzo sabía que Sara era una joven inexperta, debía ir con cuidado, no quería hacerle daño, sólo deseaba salir, co
Sara después de obtener carta libre con su padre, se sintió muy relajada, se comportaría como una adulta responsable y así evitaría tener problemas en lo futuro con su papá. El fin de semana estuvo poniéndose al día con sus deberes universitarios, le gustaba obtener las mejores calificaciones, le gusta esforzarse, sabía que la disciplina es la clave de todo. Había quedado con Renzo que después de clases irían a almorzar, estaba llena de emoción por volver a ver a este chico que le gustaba mucho. Renzo Davies esa mañana hablaba con Raymond. —¿Saliste con la cumpleañera?— preguntó el amigo de Renzo. — Si, y hoy nuevamente saldré con ella, tenemos un almuerzo en común— dijo Renzo. —Amigo, ¿sabes a lo que te expones con Agatha al ir con ésta jovencita?— dijo Raymond alarmado. — No va a pasar nada, la muchacha no tiene amigos, yo solo la estoy ayudando a tener vida social, no hay nada de malo en eso— dijo Renzo. — ¡Estás comprometido amigo!— dijo el otro— en pocos meses estarás cas
Carol se quedó mirando a su nieta con cierta preocupación. — Aclaremos algo mi niña— dijo la abuela— está bien que te guste, pero tienes una cara como si te hubieras comido el mejor postre del mundo, eso me da temor. — Abuela, no soy ninguna tonta— dijo Sara— que peligro puede haber de que me guste un hombre. — Muchos hija, eres inexperta, él es más grande, tu estas saliendo del cascarón— dijo Carol— a eso me refiero. — Convenimos en el punto de mi inexperiencia, pero ya no soy una niña y necesito que dejen de fiscalizar todo lo que hago— dijo Sara a la defensiva. — No te estoy fiscalizando, solo me estoy preocupando— dijo Carol— no trates de desviar las cosas, te conozco muy bien Sara y sé que esa euforia es por algo más que un almuerzo. Sara detestaba la manera en que su abuela la estaba interrogando, pero no tenía más remedio que aguantarse, al final era su abuela, y sabía que lo hacía por su bien..No podía creer que tuviera que decirle que Renzo le dió un pequeño beso, pero
Esa mañana caminó por los jardines de la universidad, observó todo a su alrededor, el mundo que se presentaba para ella, aprendería a ser una mujer responsable y de mundo. Esperaba que Renzo la llamara ése día anterior, per no sucedió, tampoco en la mañana, a lo mejor estaba bastante ocupado, pero ella no sería la que andaría buscando una nueva cita, tenía clase, era una chica tímida en ese aspecto. Llegó hasta las empresas, su padre ya le tenía su oficina lista, entraría como asistente administrativa y tenía una jefa que la entrenaría en todo lo referente al negocio. Órdenes estrictas de su padre, estaría hasta las cuatro aprendiendo de manera intensiva, desde la oficina se veía la de su padre, podía verlo trabajar a sus anchas desde allí. ¿«Lo habría hecho a propósito»? Se preguntó Sara, bueno realmente eso importaba poco ya estaba allí y tenía que aprovechar el tiempo. Esa semana cada día fue igual, no hubo una llamada, ni un mensaje de Renzo, se sentía decepcionada, pero tení
Estuvo casi una hora dando vueltas por la ciudad, tenía él corazón apretado por la decepción que sentía, ¿porque la hizo ilusionar de esa manera? Ahora entendía el porqué no se comunicó, estaba luchando con lo más sensato.Decidió ir a casa, nada hacía pensando en lo inútil de aquello que no llegó a nacer, lo mejor era abortar aquel sentimiento que empezaba a brotar, sepultaron en lo más profundo de su alma y no pensar más. — ¡Hija, me tenías preocupada!— dijo su abuela, abrazándola— ¿Por qué tardaste tanto?Ella la miró extrañada y dijo:— ¿Tardar? — Si, tu papá me llamó diciendo que ya habías salido para acá— dijo Carol— ¿Sucedió algo? — Oh no abuela, cuando venía para acá quise dar una vuelta para relajar mis pensamientos, solo quise distraerme un poco. — ¿Tuviste un mal día?— preguntó la abuela. — ¿Puedo terminar de llegar abuela?, estoy cansada— respondió ella. — Disculpa querida, ve termine de llegar— dijo Carol. Sara se introdujo en su habitación y se echó boca abajo en
— Lo sé, pero eso es lo que menos me importa, Julie— dijo él— deseo terminar con Agatha e intentarlo con Sara. Julie al principio vió solo problemas y quiso negarse, pero después lo pensó mejor y se dijo: «Esta sería una oportunidad de oro, si logramos fusión con este monstruo de los negocios» « Creo que es lo más me conviene, mejor ésta unión que con una con los McDowell.Después de unos minutos y pensarlo mejor dijo:— Va a ser difícil ésta relación con la hija, de, éste hombre, encontrarás muchos obstáculos para estar con esa muchacha, pero las mejores uniones son las que se luchan. — ¡Gracias Julie, hablaré con Agatha, espero sea razonable y no me traiga complicaciones— dijo Renzo. — Siempre en los rompimientos hay complicaciones, pero las solventaremos— dijo ella con optimismo. Renzo Davies, se levantó y dió por terminada aquella conversación con su madrastra, él vería como se zafaba de su novia, era una chica bastante posesiva y tenaz, no la tendría tan fácil. Bajó y dec
— ¿Por qué lo preguntas?— dijo Sara haciendo qué no entendía. — Si no te conociera, pero mi muchachita esa mirada traviesa no pasa desapercibida para mí— dijo Carol sonriendo. — Te prometo que te cuento más tarde, tengo un examen a primera hora y estoy atrasada— dijo evadiendo cualquier intento de que su abuela siquiera sospechara. Salió pronto de la mansión de su padre rumbo a la universidad, también Renzo le había dicho a Julie que estaría fuera la mañana, necesitaba ir y solventar un asunto primordial para él. — ¿A dónde vas?— preguntó su madrastra con astucia.— Deseo hablar con el padre de Sara— dijo él sin ocultar lo que haría. — Eso me parece muy interesante, no tengo el privilegio de conocer al señor Tomás Williams en persona— dijo ella— solo se que es una leyenda en finanzas, se levantó de la nada y formó lo que ahora tiene. — Eso no lo sabía— dijo Renzo. — Hijo mío, nunca estuviste interesado en nada de los negocios, por eso no estás al frente querido— dijo Julie con
Tomás pensó que tendría que tomar medidas drásticas con el señor Davies, no le gustaba ver llorar a su niña de esa manera, necesitaba ser más inteligente con su hija. — No me gusta que tengamos enfrentamientos hija— dijo cariñoso Tomás— hablemos como dos adultos. — Está bien, aún no has respondido— dijo Sara— que sucede con el apellido Davies. — Hace muchos años atrás, mi padre cuando era bastante jóven tenía un gran amigo, Jack Davies, tenían grandes sueños y entre los dos crearon una empresa de exportación e importación de insumos— dijo Tomás. — Te escucho papá— dijo Sara. — En el transcurso del crecimiento de la empresa empezaron los roces entre ellos, a causa de una mujer, ésto provocó enemistad y separación de bienes— dijo Tomás— Jack Davies se encargó desde esa separación de arruinar la vida de mi padre al punto de llevarlo a la muerte. — ¡Por Dios!— dijo Sara— ¿Lo asesinó? — No, a tu abuelo le dió un infarto fulminante— dijo Tomás— Jack Davies lo llevó a la ruina económi