Todo era maravilloso, la verdad no entendía porque Adler me había traído a un lugar tan lujoso y lejos como este.
—¿Te gusta?
—Sí, es muy bello el lugar y me asusta un poco lo lujoso que es, y yo vine con estas fachas.
Me miré preocupada.
—Viniste hermosa como siempre Rose. No digas tonterías.
Comenzó a sonar una pieza bastante característica y muy conocida. Era una de las piezas de "Schubert" que se llamaba "Serenade" Armonizaba el lugar y daba más aire a prestigioso. Era realmente exquisito.
—Ese es la pieza de Schubert ¿no? —preguntó Adler y me quedé asombrada, no pensé que escuchara música clásica.
—Sí, me encanta.
—A mi mamá le encantaba.
—Es que ¿Cómo no enamorarse de esas melodías?
—Lo mismo me decía a mí. “Una vez que dejas que tu corazón y tus oídos se endulcen con alguna melodía, no hay manera de borrar eso dulce. Es por eso que siempre queremos escuchar la misma canción una y
Todos amamos a esta pareja. Gracias por leer. Nos vemos en otro capítulo.
El viaje a casa me había dormido; lo abandoné. Él manejó tranquilo y yo dormía plácidamente en ese asiento de cuero muy caro. Cuando llegamos él me tocó suavemente el hombro y yo grité, hasta incluso le pegué por la mano, fue porque sentí que un violador me quería hacer daño, lo miré exaltada y él muy asustado, sorprendido e incluso enojado por el golpe. Le pedí mínimo mil disculpas por eso. Me bajé del auto y él también, me acompañó hasta la puerta de mi casa dónde ahí me regaló un hermoso beso, que me quedé con muchas ganas de más besos. Lo vi irse hasta el auto, subió y una vez que arrancó, desapareció de mi vista. Entré a la casa y recordando esa noche que mi corazón latía desbocado y con mucha falta de aire; me apoye por la puerta y mi cuerpo fue cayendo como en cámara lenta hasta llegar a estar sentada en el suelo y con mi espalda pegada a la puerta. Sentía que esto era un sueño, un maldito sueño del que no me gustaría despertar. Justo cuando me estaba parando, v
ADLER ••• Por fin pude declararme a Rose por fin, le hice notar mis sentimientos hacia ella y salió como lo esperaba. En todo momento pensaba en que ella no correspondería mis sentimientos, que incluso aceptó la cita para decirme que no la molestara más. Mis inseguridades que las tuve cuando salía con… ella, habían vuelto. Me animé a pedirle el auto a mi hermano, bueno de uno de los tantos; Él se sorprendió tanto, porque nunca me había esforzado para llevar a una mujer a un lugar tan lujoso. Mi hermano se había quedado tan atónito, que me dio su mejor auto; confiaba plenamente que volvería sanito, sabía que la bebida me gustaba, pero no tomaría para chocar con su auto menos estando con Rose. Sabía que su hermano menor no haría tales cosas desastrosas con su auto. Fui a buscarla y las manos me sudaban, hacía un frío a morirse, pero yo sentía que tenía fiebre, me saque el abrigo para no
ADLER •• Estaba tan perdido en ella hasta que la escuche decir: —Me gustas y mucho, yo la verdad que no sé que me paso la noche del robo, pero lo único que sabía era que me pareciste el hombre más guapo que había visto y te juro que hoy, sólo soy tuya. Me dejó tan atónito, tan mal, porque me dijo "Me gustas y mucho" algo que no creí escuchar hasta ahora, el que ella también se declarará, había convertido la noche en una maravilla. —Siempre creí que nunca sentirías nada por mí, por el sólo hecho de que te quise robar —hablé un poco nervioso. —Sé que suena muy loco esto, pero debemos inventar algo cuando nos preguntan que como nos conocimos. Y lo primero que me imaginé fue a nuestros hijos: me imaginé a una mini Rose llamándome "papá" y eso me mató de ganas por tener todo con ella. Antes mis ojos pasaban y pasaban las i
Narra Adler Escuché mi alarma, la que sonaba como si tuviera una m*****a bocina como la de un payaso. Hoy tenía que ir a almorzar con mi hermano y con mi padre en su empresa, harán una reunión con los accionistas y no sé porque solicita mi presencia, si mi hermano es el que se encarga de la empresa, yo no. Más que seguro será un domingo de peleas. Me pidieron encarecidamente que me vistiera formal, entonces busqué mi ropa formal, la que uso para las entrevistas de trabajo, consiste en una camisa blanca, con unos detalles en el cuello, con hilo dorado, luego saco azul marino y unos jeans negros, sin roturas, unas zapatillas blancas y mi reloj de Cat, que me regalo mi padre. Él si no me entrega lujos cree que no seré su hijo. Entre en el baño, me cepille los dientes y luego entré a la ducha, mientras pasaba el jabón por todo mi cuerpo, me sentía tan pesado, con muchas ganas de un buen polvo, pero no, no estaré con ninguna mujer hasta que Rose m
Al llegar a la empresa de mi padre, las miradas no faltaron hacia mí, la recepcionista me conocía, así que me vio y de inmediato se levantó para llevarme a la sala donde se realizaría la reunión. La recepcionista me regalaba miradas como una verdadera gata, por mi lado estaba concentrado en las puertas del ascensor. Mi cabeza y corazón ya tenían a alguien a quien corresponderle, entonces ya estaba tranquilo. Entré al salón y todos los presentes se dieron vuelta para observar, miré la cara de todos aquellos viejos adinerados, que lo único que hacen es tener amantes, mi padre se acercó a mí con una gran sonrisa. —¡No pensé que vendrías! Seguí mirando a todos y sólo asentí a lo que él me dijo. —¡Presten atención! —dijo él muy emocionado. Vi a mi hermano entre tantos viejos, luego vi que una mujer estaba sentada y estaba muy rodeada de hombres, ella se levantó y comenzó a caminar hacia nosotros, podía ver sus piernas y ¡Wow! Si que tiene unas pie
—Ya hablando sin mentiras ¿Dónde están mis padres y por qué tú estás con ellos? — preguntó ella, pero justo Ashlee estaba buscando algo en su cartuchera y estaba muy cerca mío lo que me preocupo que Rose escuchara. No contesté de inmediato porque estaba viendo lo que Ashlee hacía, trataba de cortar con una navaja algo, que por cierto la navaja la había sacado de su cartuchera. —¿Debería ir así? — me preguntó ella y negué, estaba tratando de arreglar la impresora introduciendo pedazos de cartón para sacar los papeles restantes. —No, Ashlee, de esta forma. Para cuando había terminado de hablar ella se había pinchado con la tapa de la impresora, soltó un gemido bastante fuerte y que cualquiera interpretaría mal. —¿Rose, sigues ahí? — no escuché nada del otro lado, entonces me saque el celular de la oreja y miré, ella me había cortado. Sabía que interpretaría mal. ¡Maldición! Ayudé a Ashlee a arreglar todo rápidamente, ya que debía presentar esos
—No seas cursi —dijo ella avergonzada. Como estábamos solos aproveché para poder probar sus labios otra vez, me pare de la butaca y ella estaba dándome la espalda preparando un café, pose mis manos sobre la mesada y ella se quedó quieta como una estatua. —Supongo que ya debes de saber que me traes muy loco —le hablé muy cerca de su oído. Ella se movió un poco y su trasero se pegó a mi amigo, me recorrió todo el cuerpo una electricidad de emociones. —Supongo que tú también debes saber que yo estoy que me muero por ti. Que eso saliera de su boca hizo que todos los bellos de mi cuerpo se erizaran. Se dio vuelta y se quedó mirándome, yo la observé porque quería grabar esa belleza en mi mente, con una mano acaricié su cuello y con la otra me adueñe de su cintura, acercándola más a mí y cuando estaba por besarla, escuché como la puerta principal se abre y las voces de sus papás se hicieran presente. Nosotros nos separamos rápidamente como si nada hubi
Llegué a la casa de mi hermano y entré corriendo, debía sacarle toda la información de una cita para ponerse de novio, igual estaba preguntando a la persona equivocada, ya que él jamás se pone de novio, él también sufrió con una mujer como Shannon, menos mal esa mujer ya no está más en la ciudad, pero eso no quita el gran daño que dejó, que mi hermano tenga miedo a enamorarse, eso es imperdonable y si bien ahora se folla hasta la profesora de lengua, pero ya llegará una que le mueva el piso como a mí me pasó. —¡Adler! —Escuché la voz de mi hermano en la cocina, corrí hacia allí—. ¿Qué haces corriendo por toda mi casa? — me preguntó mientras estaba con una taza llena de cereales. Él se cuida tanto con lo que come. —¡Necesito tu ayuda Magnus! Dejó el cereal y me miró serio. —Habla. Y me abrí camino para contarle todo lo tenía en mente. —En fin, quiero que me ayudes a planear una cita para pedirle que seamos pareja.