Narra Mason
Tessa Brown era el tipo de chica que le era difícil pasar desapercibida. El tiempo que llevaba conociéndola, había aprendido tanto sobre ella, como que definitivamente es el tipo de mujer que cualquier hombre sueña con tener a su lado; deportista, fuerte, inteligente y a la vez, atrevida.
Atrevida, porque nunca había conocido a una chica que fuese capaz de visitar callejones oscuros y peligrosos con tal de ver una carrera de autos, atrevida porque era la única mujer que conocía, capaz de meterse en una pelea de hombres, con tal de defender a sus hermanos. Y como si fuera poco, atrevida porque había sido capaz de entrar a un lugar lleno de chicos, sin siquiera detenerse a observar todas las miradas que le lanzaban esa manada de lobos hambrientos cada vez que se inclinaba sobre la mesa de billar a golpear la bola blanca.
Miré a mí alrededor, lanzando nuevamente una mirada llena de amenazas, p
Salí de la cama justo cuando escuché la alarme en mi teléfono. Eran las 6 am, así que sólo disponía de tres horas para estar lista e ir a la universidad. En ese lapso de tiempo, debía de tomar un taxi que me llevara hasta mi casa, para así poder ducharme, desayunar con mi padre y mis hermanos e irme a clases.Estiré mis manos sobre mi cabeza, justo cuando mis pies tocaron el piso alfombrado de la habitación de Mason. Ahora, con ayuda de los rayos del sol que comenzaban a colarse entre las cortinas, pude curiosear por los alrededores, dándome cuenta que ese chico en realidad vivía entre lujos. Una pantalla de al menos 60 pulgadas, estaba incrustada en la pared, bajo ésta, en un mueble de cristal, se encontraba un estéreo; mantenía dos computadoras portátiles sobre una mesa al lado de la cama, y sobre ellas, una cámara fotográfica profesional.El tamaño de la habitación, tal vez triplicaba a la mía, al igual que su cama, donde podrían dorm
—Para mí esto es simple, odio a Cristóbal Colón.Sacudí mi cabeza mientras me reía como loca.Llevaba al menos hora y media sentada frente a una gran torre de libros de historia, al lado de Dylan Johnson. Ambos habíamos decidido que la mejor opción para hacer el proyecto de historia universal, sería en la biblioteca. Y, aunque al inicio me había sentido realmente incómoda al tener que pasar tanto tiempo con el susodicho, ahora me sentía tranquila; Dylan Johnson resultó ser un sujeto agradable y divertido.—No entiendo tu odio hacia él; ¿Sí te das cuenta que si no hubiese llegado a América tú no estuvieras aquí?—¿Entonces debo de agradecerle el "honor" de haber nacido en un mundo lleno de mierda? —cuestionó, haciendo comillas con sus dedos.Voltee los ojos y me hundí en el asiento. Crucé los brazos a la altura de mi pecho y comencé a golpear suavemente el piso con la punta de mi zapatilla. Si n
—¡Maldita sea, Tessa! ¿Qué carajos sucedió con tu habitación? —miré a Theo sobre mi hombro sin dejar de sostener la brocha llena de pintura negra en mi mano derecha.—¿Qué no te han enseñado modales? Sal de aquí y toca, si quieres entrar.Mi hermano retrocedió obedientemente, mientras yo ponía los ojos en blanco y continuaba cambiando el color a las paredes de mi habitación.—¿Puedo entrar? —llamó Theo, golpeando la puerta con suavidad.—Está abierto.Theo abrió la puerta para después caminar hasta mi cama y dejarse caer de espaldas en ella.—¿Qué bicho te picó? Ahora tu habitación parece el inframundo.—Los cambios son buenos —me encogí de hombros, restándole importancia.—No cuando haces de tu habitación un sitio escalofriante... ¿Qué sigue? ¿Vas a comprar gárgolas y las pondrás en tu ventana?—No lo había pensado; pero no me par
Narra Mason—Tienes un minuto para abandonar mi casa —espeté, dedicándole a Stacey una fría mirada.Sus pupilas color avellana encontraron las mías, mientras su boca se abría formando una perfecta O. Desvié la mirada, viendo hacia donde Tessa caminaba a paso rápido, lo hacía como si estuviera escapando del mismísimo demonio.—¿Por qué tengo que irme? ¿Acaso es mi culpa que tu noviecita sea una loca celosa?—¡Dije que te fueras! —Grité en ésta ocasión. No me inmuté por su mirada llena de terror, ya me había traído suficientes problemas por ésta noche como para soportar sus ojos llenos de lágrimas—. ¡No te pedí que vinieras! ¡Entraste aun cuando te pedí por buenos términos que te fueras, así que será mejor que dejes de causarme problemas y termines por irte! —después simplemente me eché a correr calle abajo dejándola atrás.La chica que me importaba estaba escapando de mí,
—¡Tessa! ¿Qué mierda crees que estás haciendo? —sus ojos grisáceos se encontraron con los míos a través del vidrio empañado por el agua que no dejaba de caer; mi ropa se encontraba completamente empapada y mis manos estaban entumecidas por el frío, pero aun así estaba seguro que permanecería en ese sitio hasta que me asegurara de que ella iba a estar bien. ¿Qué me había hecho esa chica? ¿Por qué ahora sentía que no iba a poder vivir si dejaba de ver esos enormes ojos grisáceos? Desee patearme el trasero con una bota, no se suponía que debía de enamorarme así de rápido.Las esquinas de su boca se alzaron en una sonrisa, mientras elevaba una mano y fingía no escucharme. Maldije con los dientes apretados sin dejar de golpear el vidrio con mis nudillos.Una fuerte presión se había instalado en la base de mi estómago, provocando con ello que me dieran terribles náuseas al suponer en la desgracia que podía traer la lluvia otra vez.
Narra TessaTres de la mañana.Las luces de mi casa estaban apagadas.Theo y yo nos detuvimos en el pórtico de la casa, mientras me buscaba las llaves en uno de los bolsillos. Mis manos no dejaban de temblar al revivir en mi mente una y otra vez lo que habíamos pasado esa noche; nunca antes me había asustado tanto, a cómo lo había hecho en ese trayecto de tiempo.Casi habíamos sido atrapados por la policía, pero entonces Mason me ordenó —sí, el muy idiota no me pidió, ¡Me ordenó! —, que condujera en zic zac. Por un breve momento había sentido las manos engarrotadas y el corazón a punto de detenerse ante la adrenalina de saber que estaba conduciendo en sentido opuesto, aún podía sentir en mis oídos el constante ruido de las bocinas de los otros autos, cada vez que invadía su carril. Pero ahora que lo pensaba, si no lo hubiese hecho así, justo ahora estuviéramos los tres, metidos en una f
Narra Tessa—¡Tessa Gabriella Brown!Se preguntarán, ¿Qué carajos fue ese grito? Porque sí, desgraciadamente para mí y para mis tímpanos, fue uno de los peores gritos que le había escuchado a mi padre. ¿El motivo para que dijera mi nombre completo? Nada importante, sólo le había comunicado en su estudio —claro, después de llevarle una taza de café, unas galletas que "tomé prestadas" de la cafetería de Robert más el periódico— que me iría con mi novio por una semana completa a Tennessee. Nada del otro mundo en realidad, pero al notar su nariz roja y su respiración irregular, asumí que no le había caído bien la noticia.—¿Cómo puedes venir a decirme así sin más que vas a irte por una semana completa con tu novio, sepa Dios quien sabe a dónde?Lo miré a los ojos... esas enormes pupilas marrones me veían con furia, mientras que yo trataba de sonreír de la manera más dulce posible. Miré el p
Hacía años había dejado la manía de morderme las uñas; por lo general sólo lo hacía cuando estaba nerviosa, o cuando iba a presentar un examen en el instituto, pero un día dije que quería madurar al decidir dejar esa horrible manía en el pasado. Pero como todo tiene su fin, hasta esta noche me había llegado el gusto de tener mis uñas largas.Mis dedos se veían horrendos, me sentía incapaz de alejar mis ahora cortas uñas de la amenaza que resultaban ser mis dientes. Mi corazón se sentía desbocado, y un hormigueo no dejaba de recorrer mi cuerpo mientras Mason estacionaba frente a una enorme casa de campo. ¡Y yo que pensaba que mi casa era grande! Ésta bien podía triplicar el tamaño de la mía, ¿Cuántas habitaciones tenía? ¿15?La casa contaba con gigantescos jardines con árboles frutales en ellos, incluso, aún con la poca luz que teníamos, podía observar una gran fuente en el centro del jardín. El sitio se encontraba a las afueras de la ciudad,