Me tomó varios segundos darme cuenta de lo que estaba ocurriendo. Mi cerebro no acostumbraba trabajar tan lento a como lo estaba haciendo justo en ese momento; pero... ¡Cielos!
Mason se había escabullido en mi habitación con ayuda de una de las escaleras que utilizamos para pintar las paredes de la casa; aunque no entendía por qué carajos estaba pensando en eso justo en esas milésimas de segundo, mientras él continuaba acunando mi rostro entre sus manos, manteniendo sus labios presionados con los míos.
Manteniendo sus labios presionados con los míos....
Mason me estaba besando...
Yo nunca había besado a nadie...
¡Mierda!
¡Mason estaba dándome mi primer beso y yo no tenía una jodida idea de cómo responder!
Dios mío... ahora sabía que todos los putos tutoriales de cómo besar que había visto en YouTube, habían sido en vano.
Mis manos seguían inmóvile
Los otros días que restaron a mi suspensión, me la pasé metida en la cafetería ayudándole a Robert con el inventario. Por las noches, Mason me llamaba y hablábamos durante al menos hora y media. No había vuelto a colarse a mi habitación, aunque había regresado a dar sus constantes visitas al café.Ahora me encontraba de camino a mi clase de historia universal junto a Trevor, gracias a que él y yo éramos los únicos de nuestro grupo que nos habíamos matriculado en la carrera de historia, no veríamos a mis hermanos por las siguientes tres horas.Llegamos al salón diez minutos antes de la hora de entrada, por lo que, Trevor se tomó la molestia de comentarme sobre la carrera que se avecinaba, habían cambiado el sitio por temor a ser encontrados por los luces rojas otra vez.—No lo sé —argüí, revisando mis uñas mordidas—. Si papá se entera, no quiero ni imaginar la manera en la que nos castigará ésta vez.—Por mí es
—Así que suspendida otra vez —arguyó mi amiga Teresa con desdén.Ambas nos encontrábamos acostadas en mi cama, con nuestras cabezas colgando por un lado de está, mientras veíamos hacia un punto neutro en la pared. Entrelacé mis dedos sobre mi abdomen y torcí una sonrisa.—Sólo por lo que resta del día. Mañana podré regresar a clases.Mordí mi labio inferior y cerré los ojos, recordando ese pequeño momento de vergüenza.Después de que el encargado de mantenimiento nos llevó hasta la oficina del rector, debimos aguantar media hora de plática sobre la ética del centro de estudio. Incluso amenazó con suspendernos a ambos por un par de días, pero Mason había intervenido, aceptando que la suspensión recallera sólo sobre él.—¿Me contarás cuál fue el motivo del nuevo castigo?—No —abrí los ojos y negué con la cabeza.Teresa movió su rostro, hasta que nuestras miradas se
Narra MasonTessa Brown era el tipo de chica que le era difícil pasar desapercibida. El tiempo que llevaba conociéndola, había aprendido tanto sobre ella, como que definitivamente es el tipo de mujer que cualquier hombre sueña con tener a su lado; deportista, fuerte, inteligente y a la vez, atrevida.Atrevida, porque nunca había conocido a una chica que fuese capaz de visitar callejones oscuros y peligrosos con tal de ver una carrera de autos, atrevida porque era la única mujer que conocía, capaz de meterse en una pelea de hombres, con tal de defender a sus hermanos. Y como si fuera poco, atrevida porque había sido capaz de entrar a un lugar lleno de chicos, sin siquiera detenerse a observar todas las miradas que le lanzaban esa manada de lobos hambrientos cada vez que se inclinaba sobre la mesa de billar a golpear la bola blanca.Miré a mí alrededor, lanzando nuevamente una mirada llena de amenazas, p
Salí de la cama justo cuando escuché la alarme en mi teléfono. Eran las 6 am, así que sólo disponía de tres horas para estar lista e ir a la universidad. En ese lapso de tiempo, debía de tomar un taxi que me llevara hasta mi casa, para así poder ducharme, desayunar con mi padre y mis hermanos e irme a clases.Estiré mis manos sobre mi cabeza, justo cuando mis pies tocaron el piso alfombrado de la habitación de Mason. Ahora, con ayuda de los rayos del sol que comenzaban a colarse entre las cortinas, pude curiosear por los alrededores, dándome cuenta que ese chico en realidad vivía entre lujos. Una pantalla de al menos 60 pulgadas, estaba incrustada en la pared, bajo ésta, en un mueble de cristal, se encontraba un estéreo; mantenía dos computadoras portátiles sobre una mesa al lado de la cama, y sobre ellas, una cámara fotográfica profesional.El tamaño de la habitación, tal vez triplicaba a la mía, al igual que su cama, donde podrían dorm
—Para mí esto es simple, odio a Cristóbal Colón.Sacudí mi cabeza mientras me reía como loca.Llevaba al menos hora y media sentada frente a una gran torre de libros de historia, al lado de Dylan Johnson. Ambos habíamos decidido que la mejor opción para hacer el proyecto de historia universal, sería en la biblioteca. Y, aunque al inicio me había sentido realmente incómoda al tener que pasar tanto tiempo con el susodicho, ahora me sentía tranquila; Dylan Johnson resultó ser un sujeto agradable y divertido.—No entiendo tu odio hacia él; ¿Sí te das cuenta que si no hubiese llegado a América tú no estuvieras aquí?—¿Entonces debo de agradecerle el "honor" de haber nacido en un mundo lleno de mierda? —cuestionó, haciendo comillas con sus dedos.Voltee los ojos y me hundí en el asiento. Crucé los brazos a la altura de mi pecho y comencé a golpear suavemente el piso con la punta de mi zapatilla. Si n
—¡Maldita sea, Tessa! ¿Qué carajos sucedió con tu habitación? —miré a Theo sobre mi hombro sin dejar de sostener la brocha llena de pintura negra en mi mano derecha.—¿Qué no te han enseñado modales? Sal de aquí y toca, si quieres entrar.Mi hermano retrocedió obedientemente, mientras yo ponía los ojos en blanco y continuaba cambiando el color a las paredes de mi habitación.—¿Puedo entrar? —llamó Theo, golpeando la puerta con suavidad.—Está abierto.Theo abrió la puerta para después caminar hasta mi cama y dejarse caer de espaldas en ella.—¿Qué bicho te picó? Ahora tu habitación parece el inframundo.—Los cambios son buenos —me encogí de hombros, restándole importancia.—No cuando haces de tu habitación un sitio escalofriante... ¿Qué sigue? ¿Vas a comprar gárgolas y las pondrás en tu ventana?—No lo había pensado; pero no me par
Narra Mason—Tienes un minuto para abandonar mi casa —espeté, dedicándole a Stacey una fría mirada.Sus pupilas color avellana encontraron las mías, mientras su boca se abría formando una perfecta O. Desvié la mirada, viendo hacia donde Tessa caminaba a paso rápido, lo hacía como si estuviera escapando del mismísimo demonio.—¿Por qué tengo que irme? ¿Acaso es mi culpa que tu noviecita sea una loca celosa?—¡Dije que te fueras! —Grité en ésta ocasión. No me inmuté por su mirada llena de terror, ya me había traído suficientes problemas por ésta noche como para soportar sus ojos llenos de lágrimas—. ¡No te pedí que vinieras! ¡Entraste aun cuando te pedí por buenos términos que te fueras, así que será mejor que dejes de causarme problemas y termines por irte! —después simplemente me eché a correr calle abajo dejándola atrás.La chica que me importaba estaba escapando de mí,
—¡Tessa! ¿Qué mierda crees que estás haciendo? —sus ojos grisáceos se encontraron con los míos a través del vidrio empañado por el agua que no dejaba de caer; mi ropa se encontraba completamente empapada y mis manos estaban entumecidas por el frío, pero aun así estaba seguro que permanecería en ese sitio hasta que me asegurara de que ella iba a estar bien. ¿Qué me había hecho esa chica? ¿Por qué ahora sentía que no iba a poder vivir si dejaba de ver esos enormes ojos grisáceos? Desee patearme el trasero con una bota, no se suponía que debía de enamorarme así de rápido.Las esquinas de su boca se alzaron en una sonrisa, mientras elevaba una mano y fingía no escucharme. Maldije con los dientes apretados sin dejar de golpear el vidrio con mis nudillos.Una fuerte presión se había instalado en la base de mi estómago, provocando con ello que me dieran terribles náuseas al suponer en la desgracia que podía traer la lluvia otra vez.