Angelina tomó un cofre de telas y se las entrego junto con algunos hilos, cintas, encajes, sabía que Dolores amaba la costura.
-Dolores en tus manos serán útiles- quédate con la máquina de coser de mamá- estaría feliz que este en tus manos-.
-Oh, Angelina no puedo quedarme con estas cosas- son tuyas-.
-Sabes que no suelo coser mi querida nana- solo hago desastres- así que en tus manos serán bellezas; -Quizás me hagas algún vestido hermoso
-Estoy segura -te haré un hermoso vestido, ya llegará el momento preciso de darle uso- tengo la seguridad que así será, -las lágrimas bajaron por sus mejillas, su niña linda estaba sola, pero ella seguiría allí junto a ella, hasta donde la vida le diera oportunidad.
Bajaron las cosas y las ubicaron en el salón que había al costado de la cocina, era un saloncito de costuras, allí colocó la máquina en la repisa, organizando cada cosa en su lugar el taller cobró vida, ahora se veía hermoso con los grandes ventanales que daban al jardín, la corriente de aire era magnifica.
Angelina avanzó por la amplia casa que constaba de dos habitaciones en la planta baja, la sala de recibo al lado izquierdo, un estudio pequeño que tenía dos grandes ventanas. Seguido por el comedor, la amplia cocina tipo vintage era hermosa y acogedora, tenía salida al patio de casa, los ventanales eran maravillosos detrás de la cocina, por un amplio pasillo había una habitación de huéspedes. La habitación de Dolores tenía su propio baño junto a el nuevo cuarto de costura, conformaban el primer piso.
El frente de la casa era en piedra de un tono natural. Las tejas de la casa hacían juego con todo el frente, era una casa antigua a la cual las reformas le habían sentado espléndidamente, pero conservando su estructura original, tenían unas sillas de recibo en la entrada de casa, había dos faros a los costados, el amplio jardín de entrada era hermoso. Por el costado de la casa se tenía acceso a la cocina, una pequeña puerta que casi pasaba desapercibida por los helechos que su madre muy estratégicamente había colocado allí, ni siquiera se notaba. Las escaleras hacia un lado del comedor conducían a la segunda planta que contaba con dos habitaciones más, una sala de baño, un salón de pinturas donde Angelina tenía su pequeño estudio, su piano, obsequio especial de los abuelos, con una salita de libros dos sillones una gran lámpara de piso, mesa de centro, una ventana a piso amplia le daba un ambiente totalmente iluminado todo el día, una amplia terraza donde las plantas, helechos, y materas con miles de flores formaban un jardín hermoso, una mesa con dos sillas para de tanto en tanto tomar el desayuno, un amplio balcón donde se divisaban las casas vecinas. El patio de la casa desde donde se divisaba la gran huerta protegida por una cerca amplia que llevaba hacia los costados el cerramiento de la propiedad, se veían los frutales, amplia variedad de frutos que se daban, al fondo el establo donde tenía dos caballos que habían llegado pequeños a casa, ahora eran dos ejemplares magníficos y sus preferidos
Si bien era cierto que parecía no faltarle nada y tener en demasía, habían hecho un préstamo sobre la propiedad para las remodelaciones y mejoras, se habían hecho refacciones necesarias, tanto en la casa como en la granja, con lo que había quedado se había terminado de pagar el local del centro, donde funcionaba su negocio, habría que trabajar arduamente para mantener la granja, saldar la deuda liberando así sus tierras.
El negocio estaba situado frente al parque principal, que con sus luminarias y bancos se veía de noche como un cuento de hadas. Su casa estaba a una media hora a pie del centro de la ciudad. La vista era maravillosa, era una ciudad que había crecido en los últimos años, había casas estilo colonial en ladrillo, rusticas, con amplios balcones, ventanas que daban a las hermosas calles que invitaban a paseos por las noches.
En la parte izquierda estaba el garaje cubierto con un techo en madera que su padre había hecho por un antojo que se le había dado, tenía lugar para dos coches amplios, allí guardado estaba el auto de su madre, su amigo inseparable, un Plymouth azul oscuro regalo del abuelo para ella cuando se había recibido. Se convirtió entonces en el inseparable, ahora estaba allí y seguiría en casa.
Angelina había ahorrado durante un largo tiempo y tenía un Volkswagen que era su compañero de caminos. Idas y venidas, todas ellas con el mismo auto.
Tenía una deuda con el banco que había contraído para hacerle unos arreglos, ella tendría que tomar las riendas colocándose al frente de todo, en su tienda se vendían tortas, tartaletas, galletas, dulces, conservas, todo lo que se llamara delicia lo encontrabas en la tienda de las Jones. Angelina se había perfeccionado en el arte de la repostería. Había estado en Italia un tiempo estudiando. Francia y España se habían sumado a sus viajes, por eso el nombre de su tienda, “Dolce Sabores”
Ese día los trabajadores que eran unos ocho en total habían descansado, Angelina les dio las gracias, y anunció que tendrían toda una semana libre para que pudieran estar en casa con sus familias. Pero Román el administrador, se acercó a ella.
-Niña mañana venimos temprano a labores -sé que mi patrona partió, pero pues por ella hay que seguir -además que estamos en cosecha, debemos recoger la fruta, y el café-
-Gracias- aunque creo que un descanso vendría bien.
-No se afane por nosotros niña, hay mucho que hacer, ya se viene la recolecta de los cafetales, y la fruta- así que mañana será un nuevo día-
-Don Román ... Yo…
-Nada niña- mañana a trabajar todo el mundo- es lo que a mi patrona le hubiera gustado- ahora pues usted es la patrona- que descanse niña-. Puede decirme solamente Román.
-Gracias- igual descanse usted también- Román, -él le miro con su sombrero en mano -muchas gracias por todo, mi madre le apreciaba,
El capataz vivía en la granja en una cabaña que se había hecho, dos habitaciones, baño, cocina. Comedor sala, un jardín, Román tenía quince años trabajando en la granja, conocía todo sobre el funcionamiento de todo el lugar, administraba la granja estando al cuidado de todo, con mucho esfuerzo había enviado su hijo Adrián, a estudiar a la capital, decía orgulloso que su hijo era un joven muy inteligente, era como médico de los animales, pero sin título, se sentía feliz porque pronto su hijo se graduaría. Sería un médico veterinario, Ruth le había prometido que al recuperar cinco hectáreas que estaban en un pleito legal ella se las daría, para que hicieran de ellas algo productivo, su madre había dejado los documentos preparados, se las daría para que el estuviera en su propia tierra, los padres de Angelina así lo habían querido. Y ella también, eran unas personas leales, sencillas, y buenos amigos de sus padres.
Lamentablemente había fallecido su madre, pero seguía todo en pie, Adrián ahora sería el veterinario de Santa Barbara, Por eso Ruth les había dado apoyo con los estudios del muchacho, era una familia leal, trabajadora, honrada, amigos de la familia Jones.
Doña Carmena ayudaba a Dolores en los quehaceres de la casa, Adrián era un joven trigueño, ojos cafés caramelo, que al rayar del sol se veían claros, su cabello estilo de corte militar dejaba entrever su rostro tierno, era de contextura fuerte, solía hacer deporte en las tardes, el trabajo del campo le había sentado bien, gustaba de leer, siempre solía ir por la casona a que la doctora le prestase algún libro. Era unos años mayor que Angelina, estaba por entrar a los treinta y dos años, los cuales cumpliría el próximo año, es decir, dentro de pocos meses, Carmenza solía gastarle bromas en cuanto a que ya era hora de casarse con una buena muchacha del pueblo. O de la zona alrededor.
Adrián se sonrojaba- Madrecita no tengo mucho que ofrecer a una mujer que tome por esposa-.
-Tienes algo bien bonito mijo- su corazón-
-Jajája - Madrecita a veces eso no es todo-.
-Oh, mijito por amor de Dios, claro que, si lo es, lo es todo, ya verás cuando te enamores, con tu padre fue eso, corazón-
-Pues muy hermoso madre-
Angelina suspiró, ya la noche entraba de lleno, se dirigió a encender las luces dejando iluminado el caminito que conducía al hall de la entrada principal, eran unos rosales similares a los del jardín trasero. Tomo su taza de café que aun humeaba. Dolores se había ido a descansar, bajó las escaleras con rapidez al sentir el coche que entraba por el costado, cuando abrió la puerta vio a Sheila con torta en mano, le entregó una caja color naranja hermosamente atada con unas cintas.
-Quise venir a tomar café contigo- dijo Sheila.
-Es una torta de avellanas, nueces y pasas- la miro y aspiro, disfrutando el olor que emanaba.
-Como siempre has acertado- Sheila le sonrió con cariño.
- ¿Como te has sentido querida? -Se que será algo difícil, pero pasará--Te veo serena- dijo Sheila-
-Es porque sé que mama está en el cielo, la muerte es solo un paso, a vida eterna, además ella hablaba mucho de la mansión celestial. Eso me conforta, estos días había leído la Biblia, encontré aquellas palabras alentadoras. “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Mi madre lo supo siempre- dijo Angelina
-Te entiendo bien querida, cuando murió la abuela sentí eso mismo-Sheila le miró con sentimiento algo nostálgico, -la ceremonia en la iglesia estuvo hermosa, tu madre era querida por todos nosotros, la extrañaremos--Si fue muy lindo todo--Vi a la familia Olson, ¿Viste a Jake esta mañana? - pregunto Sheila.-Si, estuvo aquí- No sabía que había regresado. Pensé que continuaba en Estados Unidos,-Tú y el tienen años de no verse- así que sería una sorpresa para ti--Bueno si bien es cierto que hace tres años lo vi, en el baile anual de las cosechas, luego una que otra vez que solía venir a ver a sus padres, aunque cruzamos palabras en ciertas ocasiones, tomamos un día café juntos, hace meses no le veía- Angelina abrió la caja, agradeció el gesto hermoso de Sheila--Nos vemos a menudo-di
-Lo hare corazón- ven aquí, y lléname de esos besos dulces, me vuelven loco, Eloísa, te amo profundamente-Eloísa se soltó su camisón, su piel era suave, delicada, sus besos le dejaban sin fuerzas, era tan maravilloso que después de tantos años juntos, el amor crecía más, su pasión también, por eso siempre que podían se daban esos tiempos a solas, para amarse, darse, acariciarse era fascinante, la tomó en sus brazos, la envolvió en caricias que le elevaban al cielo, ella le besaba con amor infinito, sus cuerpos se fundieron, se hacían uno, al par de horas, se quedaron dormidos, abrazados, de tanto en tanto, un beso, un toque en sus pieles, y se daban amor, se prodigaban todo el cariño.La noche transcurrió en una suave música de fondo, al cabo de unas horas bajaron a la cocina, por algo para picar, trataban de no hace
Jake tenía su casa al fondo de la casona de sus padres, le gustaba tener su propio espacio, era de dos plantas en desniveles, tenía una habitación grande con sala de baño, balcón amplio, cocina comedor-amplia, una sala de televisión. Mientras que en la segunda planta se encontraba una habitación más, un estudio, la sala de ejercitarse. El amplio balcón, tenía unos bellos detalles, su casa estaba separada por un amplio jardín, tenía un amplio garaje donde tenía sus coches. Un todoterreno que el abuelo le había regalado a los quince años era de sus favoritos, dos coches más, una moto que era una de sus grandes pasiones, el garaje finalizaba en una salida por la parte de atrás de la casa.Solía salir los fines de semana a ver los viñedos, o irse de pesca. Su madre en vista del accidente de Claudia le dijo que podía quedarse el tiempo q
Los Olson eran conocidos en toda la región. Aún estaba repasando cosas en su mente cuando un saludo captó su atención, la lista de invitados que ella estaba colocando en orden cayó, estaba haciendo algunos ajustes de quienes estarían en dicha reunión- Que aburrido- La princesa Cornelia y su príncipe Cornelius-… -Buenos días, señorita Angelina- Ella giró bruscamente de su juego en la corte- eso lo había hecho en mofa a la madre de Jake que a veces se creía en la corte inglesa. -Oh… Perdón señor Jake no le sentí llegar-. -Veo que le eché a perder la obra de teatro de Cornelius-. -Si, es una lástima que no alcanzara a bajar los escalones- dijo ella mirándole fijamente y haciendo una mueca -No tienes por qué tratarme de señor, ni don, ni patrón… -Es por respeto señor… haré lo posible por no hacerlo -patrón mío no es, así que ni en sueños diría que lo es- -Lo mismo pienso yo, tampoco eres mi patrona, pasaba por aquí, quería
-De ninguna manera- Solo que hace años no la veía, y me impactó verla, esta cambiada, pocas veces hemos hablado, de chicos es una cosa, otra es el presente, esta semana nos hemos cruzado en varias partes, mi mira fijamente, y claro yo correspondo a esa mirada.- ¿Angelina es la que te tiene así? Sonrío Horacio-Jake lo miró y torno a levantarse del cómodo sillón, mirando por la ventana se quedó serio-Me gusta más de lo que pude pensar ese día que la vi-.- ¿Qué día? No te entiendo- háblame en español- estas con muchos misterios, vamos confía en mi – no soy William, soy tu hermano favorito, le dijo mientras le daba una palmada suave--La verdad no era el momento más adecuado, créeme, pero la vi -allí en medio de aquel jardín, sentí algo que no puedo explicar, no sé, no lo entiendo, fue
El miró sus profundos ojos, ella disimuló que apagaba su teléfono, tomo el volante, colocando su auto en marcha, iban por la autopista a una velocidad más bien baja, Jake le miraba de tanto en tanto, pararon en un lugar, él bajó a prisa, al cabo de unos minutos, apareció con dos paquetes-Suelo comprar aquí este pan- Me encanta, ¿Quieres? Tomó un pedazo que partió y lo colocó en su boca, ella tímidamente lo mordió-Le limpio el borde de sus labios, ella solo sonrió-.-Es delicioso- ¿Te gustó?-Si, es muy delicioso-.Cuando iban llegando, se desvió de la carretera a un costado, un auto estaba aparcado, bajó y cruzo algunas palabras con el hombre de traje, lo único que divisaba Angelina era el hombre que platicaba con Jake a los minutos abrió la puerta y tomándola de la mano, cruzaron la calle y cambiaron de auto,
Era mejor evitar comentarios, cerró las puertas, pasando los candados de seguridad, nadie revisaría sus platos para investigar, si había sucedido una cena. Si, la verdad era que estaba loca, se hacía, o creía que estaba algo paranoica.subiendo a su habitación se dirigió al baño, una ducha caliente le relajaría. No era buena idea que entre ella y Jake se diera algo, podía traerle problemas con el reverendo y su esposa. Bien era cierto que Angelina tenía claro que Aymeth era terrible, no le parecía para nada esa apariencia de buena que mantenía. No le convencía, era un lobo al acecho, siempre quieta pero ferozmente destructiva. Ya lo había intentado en el pasado, Leonardo era un joven que le había estado pretendiendo, al que Angelina lo había aceptado, le había querido mucho, pero no para casarse. Fueron novios un tiempo, pero algunas apti
Aymeth sonrió con satisfacción, ella misma le contaría lo de Angelina con Leonardo, le había dejado a su suerte, no le quedarían ganas de seguir ningún tipo de amistad con ella, como tampoco pensar en tener algún romance. Ella se encargaría de que la borrara de su vida, justo ahora se aparecía Angelina para meterse en la familia causando este mal momento que estaba pasando.-Pero no será por mucho tiempo querida Angelina- dijo sonriendo mientras cepillaba su cabello frente al tocador- la malicia brillo en sus ojos. -No es más que una granjera, con deudas, casa hipotecada y pare de contar-.William entro al baño y la abrazó -Vamos a descansar, mañana será otro día, ya las cosas se acomodarán-Le besó largamente para tomarla firmemente, llevándola en brazos a la amplia cama, se fundió en un beso y muchas caricias