Dan miró a Skylar para asegurarse de que ella estaba bien. Con casi siete meses de embarazo, ella parecía estar cada vez más agotada. A veces se sentía un inútil al no poder hacer nada para aliviar ninguna de las molestias que ella estaba atravesando.
Skylar tenía estaba mirando más allá de la ventana y parecía relajada, probablemente porque el aire se sentía más fresco y el sol ya no calentaba con la misma intensidad. Su cabeza se movía al ritmo de la música que sonaba a volumen bajo a través de los parlantes del auto.
Afuera lo único que se veía era vegetación a ambos lados de la pista. La ciudad había quedado atrás hace casi media hora y esperaba que no tardaran mucho más en llegar. Pasar tanto tiempo sentada no era lo mejor para Skylar.
—¿Cómo estás? —preguntó mirándola.
Skylar se estaba divirtiendo bastante y no tenía nada que ver con la fogata, claro que estaba disfrutando de estar allí rodeada de sus amigos. Pero era más entretenido ver como William echaba humo por las orejas y miraba con molestia a Benjamín y James mientras ellos conversaban con Lily.Algo había sucedido entre su amiga y el de Dan en cuanto se conocieron esa mañana en su departamento. Era como si las chispas entre ellos hubieran volado y nadie había sido indiferente a eso. La cuestión es que después de un escueto saludo, William había mirado para otro lado y actuado como si ella no existiera.—¿Tú que dices, William?Skylar se espabiló, había dejado de escuchar de lo que estaban hablando.—Está bien, supongo.—Vamos, hombre, ¿cómo es posible que tengas una compañía de televisión y no un bu
—Vi que enviaste tu solicitud para el puesto de pasante en mi empresa —dijo Dan mirando a Benjamín por el espejo retrovisor.Su fin de semana había terminado, aunque podía decir con certeza que había sido un éxito… en más de un sentido. Una prueba de ello era el cambio en la designación de autos. Lily estaba ahora en el carro de William y a cambio había tenido que recibir a Benjamín.William había declarado a los cuatro vientos que Lily era la mujer de su vida y que no pensaba perderla. Es así como el ex, auto declarado, “soltero de por vida” ya no lo era más.Dan aun no entendía cómo es que todo había sucedido tan rápido, pero estaba feliz por su amigo, al igual que Skylar parecía estarlo por su amiga.—Sí, ¿estás considerando en aceptarla? —preguntó Benjamín e
—¿Skylar? —Emma parecía sorprendida de verla allí. Se levantó y rodeó el recibidor para llegar a ella—. Te extrañé tanto. —Ella la abrazó.—Yo extrañé tu extraño sentido del humor y tus locuras.—Lo tomaré como un halago —dijo ella con una sonrisa—. Escuche que te unes a nosotros otra vez.—Así es, empiezo hoy.—Esa es la mejor noticia que he escuchado. Alguien casi logra hacer que renuncie, estaba insoportable desde que te fuiste. —Emma miró a Dan—. Dejó de ser el sujeto más deseado del edificio al hombre que todos preferían evitar.Sonrió divertida. Era claro que cualquier encaprichamiento que Emma hubiera sentido por Dan había quedado en el olvido y no precisamente debido a Skylar.—¿No tienes un trabajo que hacer, Emma? &md
—¿Estás segura de que estarán bien?Skylar sonrió. No estaba segura de cuantas veces había escuchado esa pregunta desde que Dan le había dicho que tenía que viajar a Michigan para solucionar algunos problemas que se habían presentado en uno de los hoteles. Era lo último que haría antes de tomarse un tiempo libre para recibir al bebé.—Sí. No tienes de que preocuparte.—No estoy bien dejándote sola aquí.—Tranquilo, Romeo —intervino Lily—. Recuerda que me quedaré a pasar las noches con ella y tu madre le hará compañía durante el día.—Gracias —dijo él mirando a su amiga antes de regresar su atención a ella—. Prometo que regresaré lo más pronto posible. Te llamaré todos los días, pero si algo llega a pasar llámame de i
Dan no había dormido nada desde que su padre le había llamado para decirle que su hijo iba a nacer y comenzaba a sentir que el cansancio le pasaba factura.Todo había sido una locura. Había estado tan concentrado en resolver el problema en Michigan para poder volver pronto, que se había olvidado de poner a cargar su celular. Cuando lo había buscado para llamar a Skylar, se había dado cuenta de que estaba apagado y de inmediato lo había puesto a cargar,En cuanto lo había encendido aparecieron todas las llamadas perdidas y también mensajes y entró en un estado de alerta. Tan pronto había leído el primero, se había apresurado a alistar sus cosas y dirigirse al aeropuerto. No le había importado nada más que regresar cuanto antes.Había tenido suerte de conseguir un boleto a menos de una hora de que el avión saliera. Durante todo el vuelo hab
La paternidad era bastante agotadora. J.D. tenía un mes de nacido y, ni Skylar, ni él, habían logrado dormir una noche de corrido. Además, más de una vez, Dan había sentido que era un completo inútil cuando no había podido consolar a su hijo en uno de sus prolongados llantos.No es que lo demostrara, la mayoría del tiempo procuraba actuar como si tuviera todo bajo control.Era un gran empresario, podía lidiar con socios molestos y contrincantes astutos; pero su hijo lo hacía sentirse como un niño que apenas estaba aprendiendo a valerse por sí mismo. Cada día era un nuevo reto y cuando creía que ya estaba mejor capacitado, se enfrentaba a la dura realidad que no era así.Sus padres ayudaban, en especial los fines de semana, pero no podían pedirles que estuvieran allí cada vez que no podían manejar algo o se sentía sobrepasado
Skylar sonrió ante la visión que la recibió al despertar. Dan estaba sentado en su lado de la cama con J.D. en sus brazos. —¿Está dormido? —preguntó con la voz rasposa. —Sí, se despertó hace un rato y luego de cambiarle el pañal volvió a quedarse dormido. Se sentó y luego extendió sus brazos. —Se hará tarde —comentó—. Me haré cargo, dúchate tú primero. Dan asintió y le entregó a J.D. Luego se inclinó y le dio un beso en la frente. —Buenos días, tigresa. —Buenos días. Él se levantó y caminó hacia el baño. Con cuidado de no despertar a su hijo, lo acomodó en la cuna y se puso a arreglar la habitación. Al terminar, sacó del armario uno de los bolsos pañaleras para prepararlo. Iban a pasar la mañana con toda su familia en casa de los padres de Dan y no quería olvidarse de nada. Salir implicaba llevar una lista de cosas. Cambios de ropa, pañales, sonajas, mantas. Dan salió cuando estaba s
Skylar miró más allá de los enormes ventanales. El río Yarra se podía ver su posición, así como muchas otras de las edificaciones que los rodeaban. Estaba en uno de los edificios más altos de la Melbourne, uno de los Hoteles Harris.Dan le había propuesto matrimonio hace diez meses y, por fin, dos días atrás se habían casado. Skylar había querido acabar sus prácticas primero y Dan había respetado su decisión.Su boda había sido en una ceremonia bastante elegante. Su suegra había insistido en que merecía lo mejor de lo mejor y su, ahora, esposo había estado de acuerdo con ella.Es así como había obtenido una boda de ensueño que había quedado en registrado en fotos que siempre le recordarían ese hermoso día. Melbourne era un lugar hermoso y cálido. Apenas hab&iacut