Capítulo300
Parecía que Elena no se había equivocado, maldito Pedro, había estado aprovechándose de ella todo este tiempo.

Las dos veces que ella durmió en el sofá y luego en la cama, probablemente también habían sido obra suya.

El cuerpo y la mente del hombre parecían poder separarse. Aunque no tenía muchos sentimientos por ella, pues seguía interesado en su cuerpo.

Después de bañarse, hidratarse y comprobar que el agua caliente ya estaba templada, Bella tomó dos pastillas para bajar la fiebre y entró al dormitorio con el vaso de agua.

Pedro seguía durmiendo en la misma posición, con el ceño ligeramente fruncido y sus resecos labios teñidos de un inusual color rojo, de su labial.

Recordando la amenaza y el brusco beso que le había dado, Bella tuvo ganas de arrojarle el agua caliente a la cara.

Conteniendo su enojo, Bella golpeó a Pedro y dijo: — Toma la medicina.

Pedro abrió los ojos con dificultad y, en un tono confuso y aturdido, al verla, extendió la mano para atrapar su muñeca. —Bella, ¿vinis
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