Capítulo303
Cuando Miguel vio a Pedro y Bella abrazados íntimamente, se quedó paralizado por un momento.

Sin embargo, al siguiente instante, reaccionó rápidamente y levantó la mirada con nerviosismo. —¡Ay, parece que un mosquito ha entrado en mi ojo y no puedo ver nada! El doctor aún no debe de haberse ido, ¡voy a buscarlo enseguida!

Dicho esto, Miguel desapareció como un conejo.

Bella se quejó: —...Vaya excusa más pobre, con este frío, ¿un mosquito en el ojo?

—¿Y todavía no quieres soltarlo? ¿Acaso quieres comprobar algo?

Mientras Bella murmuraba para sus adentros, escuchó la voz ronca de Pedro.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que aún tenía sus brazos alrededor del cuello de Pedro y que él la sostenía con sus manos.

Bella sintió el calor subir a sus mejillas y se soltó rápidamente, dando un salto hasta el suelo.

—¿Por qué me has asustado así? Casi derramo el arroz.

Al ver la olla en el piso, Pedro no insistió más con Bella y la recogió, preguntando: —¿Cómo debo hacerlo? Yo me encargo.

Sabien
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