Bella se apoyó para recobrar el equilibrio, dándose cuenta de lo infantil que había sido todo aquello.¿En serio había armado tanto alboroto por ganar a las escondidas? Si se hubiera caído o roto algo, habría sido muy vergonzoso.Por suerte, nadie había presenciado la escena. Bella suspiró aliviada y estiró la mano para cerrar el cajón, pero entonces notó que la tapa de una pequeña caja de madera asomaba entreabierta.Dentro había algo que le resultaba familiar.Un pasador para el cabello con forma de media luna, de un suave tono violáceo.Cuando era estudiante, le encantaba todo tipo de adornos para el pelo y, por su decimoctavo cumpleaños, su abuelo le había encargado a un diseñador toda una colección de accesorios de cristal, entre los que había uno muy parecido a ese.Sin embargo, Bella los había usado y perdido con frecuencia, y aquel pasador se había esfumado hace años.¿Sería suyo o alguien habría comprado uno similar y lo habría dejado olvidado allí?Ni Teresa ni la abuela Rome
Bella se quedó momentáneamente perpleja.¿Acaso Víctor quería casar a Pedro con Natalia?Bueno, no era de extrañar.Pedro había dicho que la familia Llona era muy poderosa y tenía un excelente respaldo, así que unir ambas familias les convertiría en una fuerza imparable.—No importa cuánto tiempo haya pasado desde mi divorcio, ella es la única que ocupa mis pensamientos. —volvió a escuchar la gélida voz de Pedro.»Podemos colaborar en cuestiones de negocios, pero casarnos como condición es algo que no voy a negociar.—¿Acaso crees que has crecido lo suficiente como para hablarme en ese tono, Pedro?Víctor, visiblemente enfurecido, le recriminó. —¡Un hombre de verdad debe aprovechar todas las oportunidades para engrandecer los asuntos familiares, no dejarse llevar por sentimentalismos!—¿Eso que llama "engrandecer los asuntos" se reduce a un simple matrimonio? —replicó Pedro con frialdad—. ¿Usar el matrimonio como una estrategia? ¿No le parece rastrero?—¡Pedro! —Víctor se quedó sin pal
Bella se soltó de su abrazo y se irguió. —No pasa nada.Pedro sintió una punzada de decepción al perder el calor de su cuerpo, pero no lo demostró en su rostro. —Vámonos. —le dijo a Bella.Abajo, la madre y la abuela también se habían acercado al escuchar el alboroto.—Pedro, ¿qué ha pasado?Preguntó la abuela. —¿Tu padre no te estaba hablando de cuestiones laborales? ¿Cómo es que han terminado discutiendo?Pedro no quería preocupar a su abuela. —Teníamos opiniones diferentes, sólo fue un pequeño altercado.La madre lo miró con preocupación. —¿No te has hecho daño?—No. —dijo Pedro, incómodo.»Mejor llevo a Bella a su casa. Ya hablaremos luego si surge algo.—No es necesario que me lleves, puedo ir en mi propio coche —rehusó Bella con distancia—. Quédate y habla con la abuela y la tía.—Bella, a estas horas es mejor que Pedro te lleve. —intervino la abuela.»El coche está aquí, mañana mandaré al chófer a buscarte. Y también será bueno que Pedro se calme un poco después de la discusión
Ignorando el semblante de Pedro, Bella le dijo con calma: —La familia Llona está de acuerdo con el compromiso, y a tu padre también le parece bien Natalia. Es una boda que cuenta con el respaldo de ambas familias, lo cual es algo positivo.Pedro la miró con seriedad. —¿Dices eso porque de verdad crees que la familia Llona es buena opción, o porque quieres deshacerte de mí y que no te moleste más con tu relación con Carlos?Bella no se molestó en corregir sus palabras, y simplemente respondió: —Un poco de ambas cosas.Ante esa concisa respuesta, la mirada de Pedro se ensombreció aún más. —Bella, ¿tanto miedo tienes de que yo interfiera en tu relación con Carlos?Al escuchar de nuevo el nombre de Carlos, Bella supo que continuar por ese camino solo les llevaría a una discusión.Estaba demasiado cansada para eso.—Me voy adentro.Dijo con voz inexpresiva, y sin más, entró en el vestíbulo de la casa, dejando a Pedro allí.Él observó la delicada silueta de Bella alejarse.En el pasado, cada
—¡Claro que tengo tiempo! —exclamó Carlos, entusiasmado—. ¡Terminaré rápido los asuntos pendientes y volveré a la ciudad de Mar!Bella se quedó sin palabras.Después de colgar con Carlos, Bella llamó a Elena para quedar a comer.Pero ella le dijo que tenía unos asuntos que atender y no podía acompañarla.Bella tuvo que resignarse.En realidad, Elena sí tenía algo que hacer, porque Fausto la había llamado para que fuera al hospital donde estaba ingresada Rosalía, pues querían hablar con ella.—Ya hablamos todo lo necesario antes del divorcio, no tengo tiempo para escucharlos de nuevo. —se negó Elena.Sin embargo, Fausto sacó a relucir que el director del Hospital de la Bondad se había ofrecido a ayudar y transferir a Rosalía a su centro, temiendo que Julio estuviera demasiado ocupado.Elena entendió la indirecta.O iba a verlos, o mañana trasladarían a Rosalía a su hospital.Obviamente, Elena optó por la primera opción.Antes de ir, llamó a Julio, pero debía estar en medio de una operac
Al escuchar esa retahíla de exigencias de Rosalía, Elena no pudo evitar soltar una carcajada.—Señor y señora, ¿acaso no me escuchan? O es que no me he explicado con suficiente claridad. —dijo Elena con firmeza.»No voy a volver a estar con Julio, ¡ni mucho menos voy a casarme de nuevo en su familia!»¿Prohibirme tener amigos varones, no beber alcohol, no contestar? ¿Y encima que renuncie a mi trabajo y tenga hijos? ¡Esos supuestos privilegios, mejor reservadlos para otra persona!—¡Tú...!Exclamó Rosalía, cuyo semblante se descompuso al instante.Desde el primer encontronazo con Elena, Rosalía no había conseguido llevarle la delantera ni por un momento. La rabia que acumulaba en su interior no se había disipado ni un ápice.Incluso después del divorcio de Elena y Julio, Rosalía no había logrado sacar ningún provecho.No solo Elena y sus amigos la habían puesto en su lugar, sino que encima se había atrevido a amenazarla.Y ahora, cuando Rosalía estaba dispuesta a dar una oportunidad a
Julio levantó la mirada para tratar de explicarse a Elena, pero ella ya se había marchado.Supo que no podría alcanzarla.No solo estaban separados por la distancia entre la habitación y el pasillo, sino también por la brecha entre ellos......Elena salió del hospital.Afuera, las luces de la ciudad empezaban a brillar, envolviendo la noche en un hermoso fulgor.En los edificios de enfrente, se encendían una a una las luces de las viviendas.Ella había ansiado que entre todos esos hogares acogedores hubiera una suyo.Desde que se casó con Julio, Elena había deseado de verdad que sus suegros se convirtieran en una familia.Pues había perdido a sus propios padres, y sintió que esto también era una forma de compensar el afecto familiar.Aunque ellos no estaban del todo conformes con ella, Elena creía que, con el tiempo y su esfuerzo sincero, acabarían por aceptarla.Al fin y al cabo, los corazones de la gente se abren con paciencia.Pero se había equivocado al sobreestimar sus propias fu
Al ver la expresión seria de Manuel y su actitud de defensa, Elena sintió que su corazón se llenaba de calidez.En todos estos años, a excepción de Bella, nadie más la había defendido de esa manera.—No es por lo que pasó en el centro comercial. —aclaró Elena.Le contó a Manuel brevemente la razón por la que la señora Fausto la había llamado y lo ocurrido en la habitación del hospital.—¿Quieres decir que te han pedido que te reconcilies con Julio? —Manuel captó el punto clave.Elena asintió.—Si Julio te hubiera elegido a ti en su momento, ¿te habrías reconciliado con él? —Manuel hizo esa pregunta con un tono ligeramente tenso, sin darse cuenta.Elena respondió con firmeza: —No lo haría.Suspiró con tristeza antes de continuar: —No me entristece que Julio no me haya elegido a mí, sino sentir que todos estos años de esfuerzo hayan sido una completa broma.Manuel se sintió aliviado en su interior. —Elena, no te lamentes, el que no te valore es su pérdida.«Yo sí te valoraré.»Quiso deci