—¡Es peor que Pedro! —exclamó Bella, indignada.Cuando a Anna le dio esa reacción alérgica en el hospital, Pedro todavía pudo alegar que desconocía su estado.Pero Julio, que vio claramente las heridas de Elena, ¡aun así la dejó ir sola al hospital!—Y tu suegra, ni siquiera te trata como a una nuera.Bella estaba muy molesta. —¡Tiene miedo de sobrecargar a su hijo, y termina mandando a la nuera herida al hospital sola! Y encima es tan cariñosa con el primer amor de su hijo, diciéndole a la nuera que vuelva a cocinar... ¿Eso es algo que haría una suegra normal?Probablemente sea por costumbre, pero Elena se mantuvo bastante tranquila.—Ella siempre ha estado descontenta conmigo, así que no es de extrañar que ni siquiera le importe que yo esté herida.¡Lo horrible es que Julio ni siquiera es atento contigo ni te defiende! No te cuenta nada, ¿cómo puedes vivir así? — reclamó Bella.Bella dijo enojada: —Elena, deberías dejar a Julio. Nosotras podríamos vivir solas, ¡sin esos hombres apesto
En ese momento, Pedro era inexpresivo, con frialdad en sus ojos. Bella recordó lo que él le había dicho la noche anterior: —De ahora en adelante, serían como extraños.Bella se giró de vuelta sin preocupación.Total, eran como desconocidos, no tenía que darle explicaciones a él.Además, ella no se había equivocado en sus comentarios anteriores. Pedro le había dado esperanzas a Anna, pero a la vez daba la impresión de no querer divorciarse de ella, siendo una persona detestable.—Director Romero, ¿le gustaría visitar el área de cocina? —preguntó alguien.Bella no escuchó la respuesta de Pedro, pero aquella sensación escalofriante pareció desvanecerse, así que debían haberse marchado.—¿Cómo te sientes cuando la persona te escucha difamarla? —preguntó Elena.Bella no pudo evitar poner los ojos en blanco. —Que me haya escuchado, me da igual. No es difamación, sino la pura verdad.—Vaya, no me esperaba que la inspección del Grupo Romero fuera hoy, y que encima Pedro liderara personalmente
Al escuchar la fría voz a su espalda, la secretaria se quedó paralizada.Lentamente se dio la vuelta y se encontró con la expresión impasible de Pedro.—Di...director Romero, yo no quería decir eso...Pedro dijo: —¿Entonces qué querías decir? ¿Piensas que soy un hombre despreciable, a pesar de la imagen aparentemente perfecta que proyecto?La secretaria se quedó sin palabras. ¿Quién es hombre despreciable?¡Eso no tenía nada que ver con lo que ella había comentado!—Director Romero, ella...Miguel ya no pudo soportarlo más y estuvo a punto de intervenir para explicar la situación, pero la gélida mirada de Pedro se posó sobre él.—¡Tu rendimiento de este mes también queda cancelado!Miguel: ¿?¿Por qué le quitaban el rendimiento? ¿Qué había hecho algo mal?...En un reservado de un restaurante, Daniel se encontró con Anna de rostro inexpresivo, junto a su madre Marta.Había varios platos servidos sobre la mesa, pero nadie había tocado la comida.La madre de Daniel no paraba de disculpar
—¿Bella podría estar interesada en ti? —Anna no lo creía, Bella teniendo a Pedro, ¿cómo iba a interesarse en Daniel?—¿Por qué no? ¿En qué le voy a ir a la zaga? —declaró Daniel con satisfacción—. Si no le interesara, ¿por qué vendría expresamente a encargarme comida y traérmela? Incluso ha venido a buscarme voluntariamente.—Sí, Anna, nuestro Daniel siempre ha sido muy popular entre las mujeres. Incluso cuando vivía en el pueblo natal, ya tenía a muchas persiguiéndolo, ¡y desde que abrió su empresa, las mujeres que lo rondan son cada vez más! —Marta lo decía con un deje de orgullo.Anna no le respondió, sino que frunció el ceño y le preguntó a Daniel: —¿Qué quería Bella contigo hoy?Daniel soltó sin reparos: —Nada en especial, hacía tiempo que no nos veíamos y quería invitarme a comer, pero no tenía tiempo.Anna no dijo nada.Antes no se lo habría creído ni por un momento.Pero ahora, los comportamientos de Bella le resultaban cada vez más indescifrables.Bella, que solía estallar con
Ana era consciente de que alguien la había engañado, y había enviado a investigar el asunto, esperando tener resultados pronto.—Como has dicho, el daño ya está hecho, ¡así que alguien tiene que pagar por ello!Ana miró a Daniel con seriedad. —¿Crees que es tan fácil? ¿Que cuando ganes dinero te lo quedas, y cuando pierdes no te importa?»Este proyecto lo firmaste tú, y tú eres el máximo responsable de la empresa. ¡Todo lo que suceda tendrás que responder por ello! Si no, tu vida agradable se acabará, ¡y tanto tú como tu madre acabaréis entre rejas!Daniel sabía que Ana no bromeaba, ella tenía el poder de encumbrarlo o hundirlo.—¿Cómo quieres que me haga cargo? —preguntó Daniel.Ana, fría como una serpiente, lo miró con malicia. —Claramente no puedes asumir las consecuencias económicas, pero puedes hacer algo para mí.Daniel sintió un escalofrío. —¿Qué?Ana respondió: —Algo que pueda compensar esta pérdida.Tras escuchar a Ana, Daniel no respondió de inmediato.—O te encargas de resol
Carlos tuvo éxito en conseguir una cita con Elio.Quedaron en verse en una cafetería.Hoy el tiempo es bastante agradable, con un sol radiante.Carlos no trajo chofer, sino que condujo personalmente un elegante coche deportivo azul.Viendo el brillante acabado y el llamativo diseño del vehículo, Bella le advirtió: —Señorito Sánchez, solo vamos a una cafetería, no a una pasarela de moda, no hace falta tanto alarde.—¿Alarde? Este es un coche bastante común —respondió Carlos con impaciencia—. Deja de dar rodeos y sube al auto, yo mismo seré tu chofer. ¿Todavía tienes reparos?Sin más, Bella se sentó en el asiento del copiloto.Por suerte, a pesar de lo ostentoso del auto, no había mucho tráfico en la ruta, así que no llamaron demasiado la atención.En el trayecto, comentaron sobre la situación reciente del Grupo de Expedición.Anteriormente, Pedro había causado problemas al Grupo de Expedición, y aunque Carlos actuó a tiempo, inevitablemente tuvieron algunos efectos.—La promoción de los
Cuando Bella creía que Carlos iba a seguir hablando, este giró la cabeza con gesto de fastidio y soltó un resoplido despectivo. —Qué tonto.Bella, sin poder contenerse más, le arrojó con fuerza el ovillo de papel que tenía en la mano. —¡Eres tonto! Te haces el interesante y encima eres insoportable.—¡Bella!El ovillo golpeó la cara de Carlos, quien lo recogió dispuesto a lanzárselo a ella, cuando...—¡Piiip, piiip!De pronto, se escucharon dos pitidos de auto en la distancia.Bella y Carlos giraron la cabeza al mismo tiempo.Detrás de ellos se encontraba un lujoso vehículo. Vio a Manuel, a quien reconoció, y a su lado estaba Pedro, con expresión seria.Al ver a Bella, Manuel agitó la mano con nerviosismo, mirando de reojo a Pedro, como queriendo dejar claro que no había sido él quien había tocado el claxon.Dada la altura de su auto, sin duda Pedro había presenciado el altercado entre Bella y Carlos.Observando su expresión, Bella prefirió no prestarle más atención. Se volvió hacia Ca
—Hermano Pedro, veo que a la cuñada no parece importarle nada Carlos, así que no tienes por qué preocuparte tanto.—¿Preocuparme? —respondió Pedro en tono áspero. —Ya estamos divorciados, con quién esté o deje de estar no es asunto mío.Manuel susurró con cautela: —Ni siquiera sé quién fue el que acababa de tocar el claxon con tanta mala leche.Una mirada fría de Pedro lo atravesó, haciendo que Manuel se estremeciera. Enseguida se apresuró a disculparse: —Sí, sí, tiene razón, hermano Pedro. Lo que haga o deje de hacer la cuñada no es cosa suya. ¡Usted es un verdadero hombre que sabe dejar las cosas atrás!Después de unas cuantas frases más, viendo que el semblante de Pedro se oscurecía cada vez más, Manuel decidió callar.—Hermano Pedro, quizás la cuñada sigue molesta con usted y por eso lo evita. Si hasta no poder tragarse el orgullo y llamarla o escribirle, al menos debería aparecer más por delante de ella.Entre dientes, Pedro respondió: —Si ya dices que no quiere verme, ¿de qué se