Y llegó el lunes, para mi mala suerte, muy a mi pesar.
Tomé mi móvil, apagué la alarma, me levanté y me vestí con un traje medianamente mediocre, como cualquier otro día de estos dos meses. Sin poder olvidar ni un segundo el bochorno y la miseria que sentía cuando por mi mente aparecía el nombre de Damián Remington. Mantuve un contacto minímo con mis padres y mis hermanos durante estos días, Ian estaba muy ocupado con algunos turnos que le habían salido a última hora asi que me evitó el horror de fingir que todo estaba bien cuando todo estaba mal.(***)
Finalmente llegué en frente de la oficina, el transporte público tan jodido como siempre. Saludo con una sonrisa a mis compañeros de la primera planta, estos me brindan un donut. Al menos algo bueno traía este lugar.
Camino directa hacia el ascensor con seguridad, finalmente ent—Parece que hay alguien llamando a la puerta—la voz de mi madre hace que suelte un par de bostezos cansada. Frunzo el ceño mientras camino hacia la puerta con mi pijama y mi pelo destrozado, finalmente llego en frente de la puerta para encontrarme a mi jefe con una sonrisa de par en par.—Buenos días, Addie—sonríe.Cierro y abro los ojos un par de veces para comprobar realmente que no se tratara de un sueño o en el peor de los casos una pesadilla.—¿Damián?—pregunto.Él arquea la cabeza levemente.—Digo señor Remington—susurro de nuevo poco después corrigiendome.—Te voy a llevar al trabajo hoy—sonríe.—¿Qu-—Venga, he aparcado el coche ahí abajo y en este barrio ya me han ofrecido suficientemente servicios y otros productos para saber que no durara mucho—declara él clavandome esos ojos letales en mi.Poco después sin esperar una respuesta me toma del brazo y me obliga a salir en pijama sin que pueda rechistar, lo último que noto es sus manos en mi cul
—Primera condición—formula.Mis ojos se colocan en su cuerpo, sabe perfectamente que tiene un cuerpo y un rostro envidiable, se sabe con el poder suficiente como para hacerme tolerar sea lo que sea que implicara todo esto.Ni siquiera se que estoy haciendo.Cinco años con Ian, seis si contabamos este a la basura.En el fondo quiero pensar en que Damián tiene razón y que para que follemos como dos animales no hace falta amor ni sentimientos pero no lo sé. No se si tiene mucha lógica, no se si tiene algún sentido. —El mando lo tengo yo, yo pongo el sitio, el lugar, la hora, tu pones tus tetas y tu coño—añade ahora clavando sus ojos en mi cuerpo.Me siento desnuda en cuestión de segundos.—Segunda condición—hace una pausa de nuevo echando su cabeza hacia atrás.Trago saliva con fuerza.—Usarás protecció
—¿Para quién mantienes tu coño perfectamente depilado?—pregunta con voz sugerente.—Para mi, me gusta la sensacion de piel suave cuando me toco—la sinceridad siempre fue una de mis cualidades.—¿Te has tocado pensando en mi?Mis ojos se salen de órbita.Lo observo sin poder articular palabra.Desnudos y exhaustos en la cama lo único que aparecía por la mente de él era más sexo.—No.Me niego a inflarle más el ego.—Por ahora, pero lo harás, y aún más fuerte de lo que has llegado a hacer. Creo que después de este primer plato es hora de pasar a lo que realmente quise hacer contigo, con esa lengua rebelde que tienes, darte un castigo digno y no podrás hacer nada por escapar porque ahora ya eres mi puta, toda mía.De nuevo me sonrojo, ya era costumbre, en el fondo estaba emocionada ante la
Me había dejado claro que el único sitio donde podríamos encontrarnos es lejos de la oficina, lo de la otra vez fue un simple desliz, una bienvenida supongo. Estoy mucho más que segura que había algo inquebrantable en Damián Remington y es su palabra. Por más pervertido, perverso y cruel que pueda a llegar a ser, lo que sale de su boca se corresponde con sus actos y eso es algo que siempre se agradece.No lo he visto en todo el día pero eso no ha impedido que hubiera seguido trabajando, contra todo deseo me he pillado a mi misma mirando de reojo hacia su despacho deseosa y ansíosa al mismo tiempo. Lo único que me he encontrado ha sido a ejecutivos saliendo y entrando y a mi programando nuevos encuentros…Lo que solía ser rutinario para mi, se había convertido en un castigo, en la espera de algo mucho más placentero, estar entre los brazos de mi jefe, casado y prohibido.&
Mi aparición en la fiesta provoca una serie de reacciones exageradas en todo el personal de la empresa: Primero, están encantados de verme. Me preguntan cómo me siento, si me gusta el puesto, intentando hacer ver que no saben que soy el ojo derecho del jefe. Entonces notan mis tetas. La mayoría de ellos se tropieza con sus siguientes palabras, algunos de ellos se ríen torpemente y algunos de ellos simplemente miran fijamente, disfrutando abiertamente de la vista. Se que es una jugada que pagaré muy cara.Megan menea las cejas en mi pecho y dice—Wow, nena, te ves espectacular, sabía que el vestido realzaría tus dotes — declara con una risita coqueta.Cuando el último que quería ver y a la vez el único al que quiero ver aparece, Damián Remington con su clásica actitud altiva, se acerca y me da un trago, estoy tan llena de lujuria y timidez, siento que mis
Hago lo que me dice, inclinando la cabeza un poco hacia atrás, lo que le permite acceder fácilmente. Desliza cada uno de sus dedos dentro y fuera de mi orificio, haciendo que la saliva gotee por mi barbilla. Tomando saliva de su propia boca, mete tres dedos de golpe, ordenándome que los succione. Mientras sigo sus instrucciones, toda la saliva extra me hace babear, acabo terminando babeando sobre mis tetas desnudas.—Joder … sí …— admira, mirándome chupar, entregándome a él—Esta es mi pequeña Addie, sumisa y eficiente.Lloro y chupo más fuerte.—Te gusta cuando te follo la boca, ¿no?—pronuncia, y yo asiento, suelto un ‘mmhmm’ de acuerdo, amando la sensación de su saliva en mis tetas. Los sonidos hambrientos y sordos brotan en mi espontáneamente.Alejando sus dedos, se ríe un poco mientras la baba sale a borbotones de m
La semana ha pasado con días donde ni siquiera nos dirigíamos la mirada y noches donde nos follabamos hasta la mañana. Siendo honestos no me disgusta del todo, es reparador. Me he acostumbrado a sus normas, a su forma de hacer las cosas. Me he convertido en la putita dócil de Remington, me pongo lo que me pide, me comporto como lo que me pide, digo lo que me pide y gimo cuando me lo pide. No sabría definir en que punto de la historia he llegado aquí siendo honestos no me disgusta.Miro a Ian comer su hamburguesa con una sonrisa, ni siquiera atiendo a lo que me está diciendo estoy demasiado ocupada pensando en la noche. No puedo evitar la primera vez que nos conocimos, eramos unos crios aún. Él era y es el mejor amigo del novio de mi hermana, el resto fue historia. Siempre me gustó su caballerosidad, su capacidad de hacerme sentir respetada y valorada. Es el tipo de hombre con el que te casas. Nada
La mañana llegó y con ella apareció Ian, tan jovial y alegre como siempre. Mamá y papá no dudaron en invitarlo a desayunar en familia.Siempre lo hacían a pesar de todo.A pesar de que a mamá no le acabara de agradar.Supongo que respetaban mi decisión, sabían lo que Ian Vermont significaba para mi asi que era normal que a pesar de todo lo aceptaran como un miembro más de la familia, uno bondadoso, gentil y caballeroso. El hombre que cualquier mujer desearía, profundamente bueno y detallista. Tan solo deseo que este sentimiento que siento cada vez que lo veo sonreír no se desvanezca, que el destino no sea caprichoso y hoy este amándolo y mañana me despierte odiándolo.Soy lo suficientemente consciente para entender que el corazón la mayoría de veces tiene razones que la mente ignora pero eso no es mucho mejor alivio que entender que debo perder un hombre como Ian.Un hombre que ha estado a mi lado.Que me ha apoyado des del momento uno.Que me