Brendan permaneció en silencio.

Deirdre sonrió y replicó: "Señor Griffin, no sabía que supieras tanto. ¿Crees que el poder puede anular la ley? Parece que ya has hecho este tipo de cosas muchas veces, ¿usar tu poder para resolver ciertos asuntos?".

Sintiendo una punzada, Desmond gritó: "¡Cállate!".

"¿A quién mandas callar?", replicó Brendan mientras se le borraba la sonrisa.

Desmond se quedó sin palabras.

En ese momento, Deirdre enganchó su brazo alrededor del de Brendan y dijo: "Déjalo, Bren. Es comprensible que el señor Griffin se enfade cuando sus pensamientos han quedado al descubierto. No olvides que hoy solo estamos aquí para felicitar al señor Griffin. Creo que es lo bastante abierto de mente como para que no le importe que nosotros dos hablemos, ¿verdad?".

Las palabras de Deirdre pusieron a Desmond en una posición en la que sería visto como un hombre mezquino si se enfurecía.

Apretando los puños, Desmond recordó algo y se contuvo. "¡Haz lo que te plazca! ¡No tengo tiempo