"Pensar esto significa que ya no me tratas como a una amiga. Por muy ocupada que esté, iré corriendo a recogerte en cuanto me llames".

Deirdre se sintió conmovida. "Gracias".

"¡De nada! Ven, vámonos. ¡Vayamos primero al coche!".

Al sentarse en el asiento del copiloto, Glenna preguntó sin querer: "¿Ya te has ocupado de todo lo de allá?".

"Sí", respondió Deirdre con calma, como si no hubiera pasado nada. "Todo se ha resuelto".

"Eso es estupendo. ¿Mmm? ¿Vamos a comer algo rico para celebrarlo?".

"No". Con aspecto cansado, Deirdre sonrió. "Estoy bastante cansada por no haber dormido en todo un día. Hablemos de ello más tarde, cuando haya descansado lo suficiente".

Glenna se sorprendió, pero no insistió. Se apresuró a enviar a Deirdre a la puerta.

"¡Descansa pronto!".

"Claro".

Deirdre cerró la puerta y dejó de sonreír solo cuando Glenna entró en su coche. A continuación, se sentó en el suelo con la cabeza entre los brazos.

Llevaba casi dos días descansando.

Durante ese tiempo, n