Abro mis ojos y lo primero que veo ante mi es la cara de Bella. Está profundamente dormida. Sus largas pestañas en sus pómulos y sus finos labios cerrados en una línea. Su brazo derecho me abraza por la cintura y su otra mano descansa entre la almohada y mi mejilla. Nuestras piernas están entrelazadas y mi brazo descansa sobre una de sus nalgas por debajo de mi pulóver.
Esta es la pose más íntima que he tenido nunca y me sorprende que no me moleste ni me incomode, al contrario. Miro hacia la ventana, aún está oscurecido así que no me muevo para no despertarla. Hasta que el sueño me vence nuevamente.
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Un golpe en la cabeza me hace despertar. Estoy aturdido. ¿Qué ha sido eso? Miro a mi lado y veo en el suelo una lámpara. Fue eso lo que me dio.
En el lado izquierdo veo a Bella de pie, sosteniendo una almohada cubriendo su cuerpo y su rostro sonrojado. Frunzo el ceño. ¿qué pasa?
- Hu
Luke me mira entre sorprendido y excitado. No me puedo creer que acabo de pedirle sexo. Dios, que vergüenza. Sueno desesperada. Y es que lo estoy.Su mirada taladrando mis ojos me intimidan y siento calor en mis mejillas. Luke gruñe algo que no puedo entender, me levanta y camina conmigo en brazos hacia el ascensor. Me aferro a su cuello y a su cuerpo para evitar caerme, aunque sus fuertes manos en mis nalgas me sostienen.- ¿Qué haces? – le pregunto cuando veo que marca la planta baja y saca su teléfono del bolsillo llamando a alguien.Unos segundos después, responde.- Katya, necesito que vengas a mi apartamento ahora y cuides de Alessa. Está dormida y no debe despertar hasta mañana, pero no quiero correr riesgos – sus ojos caen sobre mí. – Bella y yo tenemos que salir.Cuelga y se abalanza sobre mí. Me besa con arrebato, saqueando mi boca, dejándome a su merced. Pega mi espalda a la pared del ascensor y lleva una de sus manos a mi sexo por enci
Acabo de admitir en voz alta por primera vez que estoy enamorada de él. Lo estoy desde hace tiempo. Lo que siento por él sobrepasa los límites a cualquier otro sentimiento que pueda existir, sin embargo, no meTrago el nudo en mi garganta y me giro valiente para observarlo.En su expresión solo puedo leer una cosa: dolor. Y yo me hundo aún más. Le duele lo que yo pueda sentir hacia él. Le duele que alguien pueda quererlo. Sus respiraciones son aceleradas, y cierra los puños con fuerza. No sé qué es lo que lo atormenta, pero no pienso quedarme para descubrirlo.Doy media vuelta y él me detiene aguantando mi mano.- Sí eres una más, Bella. No marcas la diferencia. Te veo como a cualquier mujer que se me ponga delante. – sus ojos no me miran. Necesito que me mire para saber si me dice la verdad. – A todas las traigo aquí, nunca en otro sitio y menos en mi casa. Cuando me las follo – ruge – hago que sientan que la tierra se mueve bajo sus pies. Eso era lo que pre
Beatrice: Está aquí, capullo. Está descansando ahora y está bien.El mensaje de la amiga de Bella me llena de alivio. Moría de angustia por saber dónde podía estar o si se encontraba bien.Me arrepiento mucho de las cosas que le dije, porque no eran ciertas. No es una más para mí. Ella es esa persona por la que mi casa se ha llenado de vida, ella es la razón por la que he reducido mis horas de trabajo con tal de llegar a casa y verla jugando con Alessa o durmiendo en mi sofá, ella es la chica que con un beso me tiene babeando por los rincones deseando más, siempre más. Es Bella, mi pecosa, mi malcriada… pero lo mejor para ella es que se mantenga alejada de mí. Solo hago daño, no puedo darle lo que se merece. Bella es luz y sería injusto atraparla en mi oscuridad.Se ha enamorado de mí. ¿En qué momento ha pasado? Saberlo me d
Durante la cena, ella evita mirarme en todo momento, a pesar de que conversa con todos y ríe cuando los niños hacen sus preguntas ocurrentes o con las constantes bromas de Nikolai.- ¿Vemos una peli? – pregunta la niña después de cenar y nos sentamos todos en el salón.Alessa se sienta en los muslos de Bella, y a su lado mi abuela. En el otro sofá se encuentran Nikolai, Trice y un adormilado Thiago.Yo estoy sentado solo en el tercer sofá. Los observo mientras comentan fragmentos de la película o ríen en algunas partes. Se sientes cómodos y relajados como si lo hubieran hecho cientos de veces, en cambio yo presiento que no pertenezco a este mundo. Todo esto podría haberlo disfrutado con mi propia familia, pero decidí joderla aquel día y los perdí.Ahora me doy cuenta que soy un hombre solitario, lleno de complejos e inseguridades. Esta soledad me ha perseguido todos estos años, a cada lado al que voy, en los bares, en las calles, en las tiendas, en el t
Capítulo 45:- Buenos días - me saluda Trice entrando a la sala en ropa interior – No sé si lo sabes, pero por mucho que mires la pantalla del televisor, este no se encenderá si no usas el mando a distancia.La miro sin entender y entonces me doy cuenta que estaba mirando a la nada perdida en mis pensamientos.- Ya veo que los chistes de Niko son contagiosos – le digo y ella me sonríe yendo a la cocina y regresa con dos tazas de café. Una para ella y la otra para mí. Le agradezco y se tira en el sofá a mi lado.- ¿Qué tal has dormido? – me pregunta dando un sorbo y sacando la lengua porque está demasiado caliente.- Mucho mejor que ayer – le respondo con sinceridad.- ¿Pudieron aclarar las cosas anoche?- No exactamente, Trice. Luke puede resultar ser muy confuso e intimidante. Me gusta su forma de ser. Todo él me gusta. Pero hay algo que lo frena y no lo deja ser libre. Es como si le debiera algo a alguien.- ¿Pero a quién?<
Volvemos a la barra.- ¿Qué estabas tomando? – me pregunta el muchacho, esquivando mi mirada, es un poco tímido.- Martini.- Dos Martini, por favor. – pide y luego me observa. Sus mejillas vuelven a colorearse y aparta la mirada nuevamente. – Me llamo Gael.- Yo soy Bella.- Bonito nombre.- Gracias – le respondo.- ¿Estás aquí sola? Quiero decir… una chica tan guapa como tú debe tener novio… No es que te esté interrogando por nada malo… solo quiero saber… pero si no quieres responder, no pasa nada… Es más, olvida la pregunta…- Tranquilo, Gael. No tengo novio y vengo con esa loca que está bailando acompañada por esos hombres – le señalo a Trice. – ¿Por qué estás nervioso?- Lo siento. Es que me pongo así cuando hablo con chicas guapas.- Gracias. Tú también eres muy guapo. - Y ahí está ese sonrojo de nuevo. – Háblame de ti. ¿Vienes solo?- No. Vine con mi hermano. Es ese que está allí. – me señala hacia
La rabia me consume. De entre todos los bares de la ciudad, Nikita tenía que escoger este, y precisamente hoy. Y encima se atreve a ir a un bar estando embarazada. Ella no tiene control alguno sobre su salud y la de su bebé y temo que se repita la misma historia que con Tassia.- ¿Qué coño haces aquí? – le pregunto.- Hola, a ti también. Te he extrañado bastante.¡La mato! Busco a Bella con la mirada y ella nos mira interrogante. Quizás Niko pudiera ayudarme, pero no está por ningún lado y tampoco Trice. Esto no puede ponerse peor.Bella se levanta de su asiento y me rodea con un brazo por la cintura. Corrijo: sí puede ponerse peor.¡Joder!- Hola. Yo soy Bella. – dice extendiendo su mano al frente. Nikita la acepta vacilante.- Yo soy Nikita… Tú eres la comatosa, ¿no? – pregunta de forma hiriente. Ahora sí la mataré.Voy a responder, pero la pecosa me lo impide y lleva mi brazo derecho a su hombro. Está celosa y por muy retorcido que
Bella suelta el aire que estaba conteniendo, su pecho sube y baja al igual que el mío. Siento su pulso radial latiendo frenético, al tener sus manos entre las mías. Traga saliva con fuerza, mil emociones reflejadas en su rostro.- Si me odias tanto, y te molesta lo que puedas sentir por mí, ¿qué haces aquí? Podrías deshacerte de mí fácilmente, e incluso sacarme de tu piso. ¿qué te lo impide, Luke? – siento rabia en sus palabras, mezcladas con esperanza y yo sé que, llegados a este punto, no hay vuelta atrás.- ¿Crees que no lo he intentado? – le pregunto soltando sus manos y dando un trago de mi bebida. Bella me observa esperando a que diga algo más. – He pensado en millones de formas de sacarte de una vez por todas de mi vida. Podría comprarte una casa, poner una cuenta a tu nombre para que no pases necesidades mientras encuentras un trabajo. Podría desentenderme de ti sin sentir ningún tipo de remordimiento. Lo he intentado, pecosa, ¡pero no puedo! De solo pensar