Ninguno en esta sala sabía lo mucho que quería destrozarle la vida a Alan. Romper esa altanera y orgullosa cara que hacía cuando terminaba por molestarle con sus incesantes palabras cargadas de envidia.
¿Creían que iba a quedarse sin hacer nada cuando seguía hostigando a Louise? No. Cuando se trata de ella, iba más en serio que cualquier cosa que haya hecho en su vida. En su infancia como príncipe, o su pasado oculto que nadie más que ella sabía.
Alan estaba cruzando el límite, y en cuanto lo atrapara sería su fin.
¿Lo peor? Él no era el culpable de su secuestro. Elion lo tenía muy en claro, perturbar la ira del rey era algo que él ha hecho desde que llegó aquí y en su mente no cabía otra persona que su padre.
Esa última vez que habló con él en su oficina, amenazándolo de que la pasaría muy
—… Este acuerdo involucra a Oliver con un grupo especial de guardias. Piénsalo como… un escuadrón del Comando Imperial, pero el problema es que su servicio no está aquí. —Amargura brotó en su boca, rodeando el escritorio con los brazos cruzados. —Y si alguien utilizó nuestro cuarto durante nuestra ausencia…—Eso significaría que Oliver les concedió el permiso de trasladarlos hasta aquí. —Finalizó con un suspiro sinsabor, conectando su mirada con la de Dóminic. Los dos repletos de dudas que no se resolvían, sólo crecían en masa. —¿Permiso? Si… hablamos más de una constancia de confidencialidad, es porque tienen, o descubrieron algo que no quieren que los demás se enteren.Pesadumbre corrió por sus venas al posar su mirada en la puerta, ¿cuál era la idea de
Lejos de él, se abanicó el rostro a punto de llorar de la rabia. —Pensar que… esa noche estuvimos juntos en el salón, y ambos detuvimos a Louise de hacer… la locura que hizo… —Negó repetidas veces, mordiendo su labio inferior. —Si todo es verdad… tendré miedo de por vida, de saber que lo tuve a mi lado cuando hizo de todo para que desaparecieras, otra vez. Por siempre. Escalofríos transmitieron pesar. Silencio le abarcó y miró a su hermana de cabellos rubios sentarse de nuevo en la cama. —Perdóname. Elion llegó hasta ella y se arrodilló a sus pies, mirando su rostro cabizbajo, sus dientes apresando sus labios rosas. Los ojos estresados de Alina le miraron y él sonrió triste. —Son muchas cosas que pasan en poco tiempo… son… muchas posibilidades… todavía no sabemos qué cosas más sucedieron. Lamento no seguir de acuerdo con ustedes… pero eso no significaba que esté de buenas con él. Sigo odiándolo con la misma fuerza. “Me gustaría od
¿Qué hacía ahora? ¡Estaba perdida si entraba y le veía aquí, con la carta destrozada! Alina estaba llenándose de miedo, y en medio de fuertes gritos desgarradores chocó contra la pared, resguardando la carta en su pecho.No había forma de que trabara la puerta, o se daría cuenta que alguien estuvo aquí. O más bien, que alguien estaba aquí.Estaba respirando agitada, y se quedó viendo su reflejo espantado en el espejo al escucharlo suspirar, gruñir, e insultar a quién sabe quién. Saltaba en el lugar con el sonido de vidrios quebrándose y las pisadas fuertes de su hermano mayor haciendo destrozos afuera.Esas pisadas, fueron disminuyendo.Y se hicieron más fuertes, cuando se iban acercando hasta donde estaba ella.“¡¿Qué hago?!” Chilló por lo baj
En su oficina como de costumbre, Louise estaba mirando intensamente la constancia sin pensar en algo coherente. Mejor dicho, no estaba pensando en nada. Su mente estaba en blanco, no importaba cuántas veces lo releyera como venía haciéndolo desde que Dóminic se largó. No podía entenderlo.Tenía la puerta cerrada con cerrojo, temiendo que alguien entrara de improvisto. Siendo… Alan, o cualquier otra persona que pudiera preguntar acerca de los documentos desparramados en su escritorio, como si estuviera averiguando el paradero del culpable en las “pistas” que tenían.Unas transcripciones que no servían de mucho hasta que vulgarmente se decía que ella era el problema… que habría sido mejor eliminarla desde el primer segundo.¿A quién no le asustaría eso? A pesar de no demostrarlo, estaba aterrada de haber escuchado eso. Pensaba que… est
Aquello solo ocasionó que un mar se arremolinara furioso en los ojos de Louise. Goteando lágrima tras lágrima hasta que los sollozos quebraron el aire estrecho que el príncipe creó con sus palabras.Y él mismo fue quien detuvo la corriente de lágrimas que se desencadenaba. Conectando sus labios una vez más, hasta que cesó el llanto y sólo quedaron los jadeos en busca de aire. Ella atrapándolo entre sus brazos detrás del cuello deshaciéndose en su magistral boca que le hacía olvidarse de todo. De su molesta preocupación, de un príncipe maniático y la caída de las sombras sobre este inmenso palacio que no veía la luz.La espalda del príncipe chocó contra una estantería llena de libros que tembló por el estruendo. Pero en un solo movimiento, fue ella quien quedó atrapada contra él. Sin
Con sus manos entrelazadas, se sentaron al principio de las escaleras en la parte superior. La ventana circular dándoles una vista perfecta de las cordilleras detrás del palacio. —¿Alguna vez habías venido hasta aquí? En tu infancia, me refiero. Elion se giró hacia ella con sorpresa. —Es la primera vez que me preguntas algo así. —“¿De verdad?” Rió. —Pues algún día debía suceder, viviste aquí por un tiempo. —Y a pesar de eso… creo que no. Lo usual es que… me buscaran los libros que necesitara para estudiar. —Reforzó el agarre en su mano, más pequeña que la de él. —Probablemente no tenía tanta libertad como la tengo ahora, y sin embargo… no es libertad por completo. Lo dijo en un suspiro cansado. —Ya todo pasará. —Ella murmuró, cabe destacar que no demasiado confiada de sus propias palabras. Louise se acercó a él, y Elion unió sus labios tal como lo había previsto. El lindo gesto le hizo sonreír a la pelinegra, su
Una tarde lluviosa, un príncipe veía a través de su ventana las gotas de agua caer contra el vidrio en un ruido sórdido. El cielo estaba oscurecido, al punto de tornarse de un gris demasiado oscuro y juraba que miró un relámpago caer entre dos montañas.En su cama, permanecían sus camisas que no le gustaba ponerse. Frente a su armario, su hermana menor rebuscaba hasta la más mínima pieza que estuviera escapando de su vista. De vez en cuando la miraba, simplemente para reírse un poco por el estrés que salía por todo su cuerpo.—Estás obsesionada con vestirme, no soy un muñeco, ¿sabes? —Le dijo sin mirarla, embelesado en el ambiente del exterior. —No es que esté obsesionada, como estás diciendo. Es que tú no te sabes vestir bien.—¿Qué no me sé vestir bien? —Inquiri&oac
—Me tendrán que disculpar, pero deseo hablar con el príncipe Elion a solas. ¿Podrían? ¡Son unas chicas maravillosas! —Noora, entusiasmada como cualquier otro día, sonrió ante las alegres despedidas de las sirvientas. Elion, se quedó de pie en medio de las grandes puertas abiertas del salón. Escuchando los cuchicheos y risas nerviosas de las sirvientas.Noora exhibía un hermoso vestido que se arrastraba por el suelo, vino tinto, con lazos blancos que combinaban perfecto con la diadema en su cabello negro. Fue imposible de ver, cuando lo presumía al dar un par de vueltas al levantarse con una sonrisa.Al exteriorizar esa alegría, era común que Elion se llenara de la misma, pero ahora estaba confundido, enojado y desconcertado como la mierda. Se halló a sí mismo sonriendo sin ganas cuando la princesa estuvo frente a él.—&ie