—Te salvas que estás tumbado en esa cama, porque si no ya te habría golpeado. —“No veo el problema porque lo hagas” Arremetió el príncipe con una sonrisa socarrona que le hizo suspirar cansada. Veintiséis años tenía, y ahora se encargaba de los berrinches de dos adultos.
—Iré a buscar tu medicina y tu té, más vale que te lo tomes o ya verás. —Los mensajes pasivo-agresivos de la princesa eran graciosos, hasta cierto punto. Él, con su necedad, sólo logró que su hermana cerrara de un portazo la puerta.
—¿Puedes ser más comprensivo con ella? —Louise se cruzaba de brazos cuando frunció los labios, más el príncipe se encogió de hombros.
—¿Puedes venir a acostarte conmigo? —Replicó en su lugar con una sonrisa y palmeó el lugar vacío de su enorme cama.
—No, porque tu hermana podría entrar en cualquier momento. —Le explicó con mucha precaución, ladeando su cabeza y enarcando una ceja cuando él no tardó en mofarse de sus palabras. Era si
…—¿Señorita Roosevelt? ¿Necesita algo?Ella asintió parada en la entrada de la cocina, mirando a las pocas sirvientas que quedaban apresurándose para dejar todo listo para la cena. La encargada de la cocina no dudó en tenderle una reverencia. —¿Qué es lo que necesita? Bueno, desde luego, algo que comer.Habría sonreído por esa obviedad, pero no fue capaz de mover un músculo de su indiferente rostro. En un chasquido simplemente se ordenó una ligera merienda junto a un café azucarado, y fue a sentarse en el patio a la espera de ello.El sol aún no había desaparecido por completo, a pesar de que ya se acercaba su hora. Su hora favorita del día era el atardecer, pero hoy pensó que no sería capaz de verlo al estar pasando la tarde con Elion.Pero luego de eso… Louise no hizo
—No sé qué excusa darte, porque no estaba pensando racionalmente. —Apresó el rostro contra su pecho, luciendo pequeña a su lado. —Yo… solo leí esa carta y cuando fui a tu habitación la encontré hecha… Dios, todo… Fue horrible. Explicarse era difícil cuando quería decir tantas cosas pero se tropezaban unas contra otras. Fue tras él con el miedo de perderlo cuando por fin estaba feliz con él. Fue una locura de su parte, que ella sola entendía. —Pasaron muchas cosas que no me detuve a pensar que era… una locura. Me arrepentí cuando salí en compañía de otros guardias, y… —Los hermosos ojos almendrados de Elion entristecidos se posaron en ella, le dio un pequeño beso en la frente. —Un montón de cosas pasaron por mi cabeza… cuando te vi conmigo. ¿Sabes lo asustado que estaba? —Hablaba en voz baja, afligido. Queriendo llorar contra su cabello. —Ya estaba pensando que era… el final. Literalmente. —Detestó la punzada que atacó su pecho, ¿cómo podía decir eso ahora? —M
Calor abrasador se cernía en la habitación. Acusaciones salían sin parar, pero ninguna daba en el clavo con tanta exactitud como querían. Tan solo decir el nombre del príncipe heredero significaba sufrir la cólera de Alina, arraigada a la idea de que Oliver no era culpable de lo que le habían hecho a Elion. Mientras él veía hacia donde se debería encontrar su ventana, tapada por las cortinas. Incomodidad le rodeaba, porque ambos dejaron de centrarse en el problema principal. Tomó una gran bocanada de aire apretando sus manos, supuso que esto no tenía futuro así que miró a su alrededor sin más nada que hacer antes de despedirse. —De hecho, esto no debería estar sucediendo desde un principio. —Giró su rostro directo hacia Elion, en donde una sonrisa tétrica sucumbió toda su tranquilidad. —La persona que planeó esto, nunca habría querido que comenzáramos a averiguar quién lo hizo. El camino fácil era secuestrarme, y luego matarme. Así no habría testigo o
Se dedicó a abrir cada cajón con rapidez, rebuscando entre los papeles amontonados que no le decían algo que le interesara.En su escritorio no encontró nada más que tinta en los cajones y papeles en blanco que no le ayudaron en nada. Estuvo a punto de desesperarse, pero se movió hacia otro lado, la estantería que cubría toda la pared izquierda.Desordenó todos los libros sin importarle que eso llamara la atención después, buscó algún indicio de… algo que no sabía que estaba buscando.Hasta que en los libros del fondo, de la hilera más adyacente al suelo llamaron su atención. Papeles, documentos sobresalían de ellos y Elion no dudó en tomar un par de ellos.Rebuscó, y encontró acuerdos que poco entendió. Abrió otro libro, nada. El siguiente contuvo el mismo que el anterior, hasta que
—De todas formas… no está. —Se encogió de hombros dándole fin a su respuesta. —Así que no habrías hecho mucho si hubieras venido por él.—Qué horror, ¡nunca vendría por él! Mirar la bonita fuente de nuestro hogar es mejor que verle la cara. He tenido cosas más importantes por las que preocuparme, ya que todo ha estado alborotado últimamente.—¿Es así? Admito que yo también he estado ocupada, justo ahora iba a darme un descanso a pesar de que no llevo demasiado.—Lamento decirte que pasarás tu descanso hablando conmigo… —Canturreó divertida tomando asiento al igual que la pelinegra. —Hmph…Resopló unas cuántas veces, apretando las rodillas cubiertas por el vestido blanco que destilaba pureza y parpadeó en el suelo. —¿Qu&eacut
Oscurecida fue su mirada, observando sus manos juntas. —Sólo… sentía remordimiento por, no haber estado ahí cuando eso. Y-y luego… vi unas cartas al final del libro donde encontré todo eso. —Louise… —Dice su nombre entrecortado luego de minutos en silencio, al borde de nuevas lágrimas. —¿S-sabes q-qué es encontrar que… tu madre no falleció por una enfermedad, sino por un acuerdo? ¿Un asesinato? ¿En contra de tu propia esposa? ¿Sabes lo que es eso? —Lanzó preguntas cargadas de angustia, agobio que le hizo a Louise resguardar el nudo en su garganta que le impidió responder. El príncipe respiró cansado, y volvió a hablar. —En un documento, estaba la confirmación de la muerte de mi mamá. Pero en las cartas, alguien escribió con… mucha falsedad lo arrepentido que estaba por haber hecho eso. Elion rió adolorido, despeinando su cabello en frustración. —¿Sabes quién es verdad? La maldita persona que se hace llamar mi padre. El mismo que manchó esas cartas con sus sucias lágr
Mordió su lengua cuando en su cabeza se repitió tantas veces, “¿por qué no lo haces?”. —Espero que sea “increíble” por haber soportado tanto en esos horribles años, para mí.El semblante de Elion se tornó preocupado. —¿Te pasó algo durante ese tiempo? —“Qué cosas no me pasaron…” Susurró seguido de un suspiro. Miró seria al príncipe, observándolo por unos segundos hasta que desvió su mirada con desaliento. Lamió sus labios rojizos con nerviosismo.—¿Alguna vez te preguntaste por qué trabajo como institutriz aquí? —La pregunta no se la esperó el castaño, pero tampoco le dejó responder. —Desde pequeña, como te conté, crecí en un orfanato porque simplemente mis padres no quisieron tenerme. —Tr
—Louise, cariño. —La nombrada le miró extrañada con miedo en sus ojos. —Yo lo único que quiero hacer es que ese hombre se muera, y seré feliz el resto de mi vida. No me importa lo que hagan mis “hermanos” con su vida, porque una parte de mí por fin será libre, al saber que ese tipo ya no existe. Intentó replicar, pero él se lo impidió. —¿Podremos seguir juntos si mi padre sigue en el camino? —Se quedó en silencio por unos segundos, mirando directamente a los ojos preocupados de su Louise. —Ya una vez han intentado secuestrarme, ya sabes todo lo que te ha hecho y lo que te sucedió esa noche. —Lo dice con tanto sentimiento, énfasis en cada palabra que le trajo ganas de llorar. Un nudo en su garganta y sus ojos volviéndose llorosos. —No quiero perderte a ti también, ¿sí? Ahogadas quedaron sus lágrimas en el hombro de Elion. Le abrazó inseparable, no queriendo que sus manos se alejaran de su espalda. No queriendo perderlo también. Y