—¿Cuántas veces voy a decirte que estoy bien? Puedo tomarme el medicamento después, no sé por qué tanto escándalo. —Explicó con desinterés, meneando el cubierto entre sus dedos y provocando que su hermana tomara una profunda respiración.
—Anoche de repente te quejaste de que te dolía, no me mientas. —Elion miró hacia el vacío, y luego miró a los ojos de Louise. Aprovechando que Alina solo podía ver el rostro de la mujer. —Hice mucho esfuerzo físico, era normal que doliera.
Una sonrisa ladeada le obsequió, sabiendo lo frustrante que sería para Louise mantener su rostro sin expresión. ¡Y claro que lo fue! Porque no hacía más que llevarse las frutas de su plato a la boca, con mucha lentitud, sin despegar la mirada de la suya.
Era un imbécil.
... Un imbécil provoc
Hostigador fue el tono con el cuál se dirigió a Alina. —¿Oliver tiene esa carta ahora mismo? Ella negó de prisa. —La tengo yo. —Su rostro no cambió, pero el nudo en su garganta se aminoró. —Pero… de igual forma se lo dije a Oliver, aunque era obvio que ya la había visto. —¿Y qué fue lo que te dijo? —Preguntó con el ceño fruncido, apuntando hacia ella con un movimiento de su cabeza. —Me dijo que me encargara de eso, o que te pidiera ayuda. Que estaba muy ocupado como para ocuparse de algo que no era su importancia. —Vaya, gracias. —Dijo esta vez el príncipe con ironía, resoplando por eso. Louise intentó dirigir su mirada hacia él, pero Alina tomó su atención otra vez. —¿Cómo supiste que era de ellos la carta? —Ya he tenido experiencias con sus gestiones. —Se dio la vuelta y pasó sus dedos por el escritorio pensando seria. —Son los únicos en este momento que podrían haber hecho llegar esta carta hasta aquí. Lo normal es que las peticiones de los
—Es una verdadera sorpresa encontrarme con ustedes aquí, me ahorraré el tiempo de hablar por separado. Comunicó con una ligera sonrisa que no mostraba sus dientes, las botas haciendo un ruido en seco con cada pisada que elevaron los nervios de Louise. Postrada sobre el suelo sin moverse un centímetro, con las manos detrás de ella. Quería mirar a Elion, quien estaba detrás suyo sin decir una palabra para asegurarse que no sucederían discusiones aquí. Él no conocía de nada a Dóminic a excepción de Alina, que tampoco le conocía de mucho pero algo es algo. —Dóminic, es una sorpresa para nosotros que estés aquí. —Sonrió la princesa extendiéndole la mano, él la tomó con un asentimiento parecido a una reverencia. —No te he visto merodear por el palacio, ¿estás ocupado? —He estado ocupado, sí. Le envió una mirada rápida a Louise antes de volver a mirar a la rubia, firme. —Tuve que dejar mi puesto aquí en el palacio para encargarme de una situación en
Ninguno en esta sala sabía lo mucho que quería destrozarle la vida a Alan. Romper esa altanera y orgullosa cara que hacía cuando terminaba por molestarle con sus incesantes palabras cargadas de envidia.¿Creían que iba a quedarse sin hacer nada cuando seguía hostigando a Louise? No. Cuando se trata de ella, iba más en serio que cualquier cosa que haya hecho en su vida. En su infancia como príncipe, o su pasado oculto que nadie más que ella sabía.Alan estaba cruzando el límite, y en cuanto lo atrapara sería su fin.¿Lo peor? Él no era el culpable de su secuestro. Elion lo tenía muy en claro, perturbar la ira del rey era algo que él ha hecho desde que llegó aquí y en su mente no cabía otra persona que su padre.Esa última vez que habló con él en su oficina, amenazándolo de que la pasaría muy
—… Este acuerdo involucra a Oliver con un grupo especial de guardias. Piénsalo como… un escuadrón del Comando Imperial, pero el problema es que su servicio no está aquí. —Amargura brotó en su boca, rodeando el escritorio con los brazos cruzados. —Y si alguien utilizó nuestro cuarto durante nuestra ausencia…—Eso significaría que Oliver les concedió el permiso de trasladarlos hasta aquí. —Finalizó con un suspiro sinsabor, conectando su mirada con la de Dóminic. Los dos repletos de dudas que no se resolvían, sólo crecían en masa. —¿Permiso? Si… hablamos más de una constancia de confidencialidad, es porque tienen, o descubrieron algo que no quieren que los demás se enteren.Pesadumbre corrió por sus venas al posar su mirada en la puerta, ¿cuál era la idea de
Lejos de él, se abanicó el rostro a punto de llorar de la rabia. —Pensar que… esa noche estuvimos juntos en el salón, y ambos detuvimos a Louise de hacer… la locura que hizo… —Negó repetidas veces, mordiendo su labio inferior. —Si todo es verdad… tendré miedo de por vida, de saber que lo tuve a mi lado cuando hizo de todo para que desaparecieras, otra vez. Por siempre. Escalofríos transmitieron pesar. Silencio le abarcó y miró a su hermana de cabellos rubios sentarse de nuevo en la cama. —Perdóname. Elion llegó hasta ella y se arrodilló a sus pies, mirando su rostro cabizbajo, sus dientes apresando sus labios rosas. Los ojos estresados de Alina le miraron y él sonrió triste. —Son muchas cosas que pasan en poco tiempo… son… muchas posibilidades… todavía no sabemos qué cosas más sucedieron. Lamento no seguir de acuerdo con ustedes… pero eso no significaba que esté de buenas con él. Sigo odiándolo con la misma fuerza. “Me gustaría od
¿Qué hacía ahora? ¡Estaba perdida si entraba y le veía aquí, con la carta destrozada! Alina estaba llenándose de miedo, y en medio de fuertes gritos desgarradores chocó contra la pared, resguardando la carta en su pecho.No había forma de que trabara la puerta, o se daría cuenta que alguien estuvo aquí. O más bien, que alguien estaba aquí.Estaba respirando agitada, y se quedó viendo su reflejo espantado en el espejo al escucharlo suspirar, gruñir, e insultar a quién sabe quién. Saltaba en el lugar con el sonido de vidrios quebrándose y las pisadas fuertes de su hermano mayor haciendo destrozos afuera.Esas pisadas, fueron disminuyendo.Y se hicieron más fuertes, cuando se iban acercando hasta donde estaba ella.“¡¿Qué hago?!” Chilló por lo baj
En su oficina como de costumbre, Louise estaba mirando intensamente la constancia sin pensar en algo coherente. Mejor dicho, no estaba pensando en nada. Su mente estaba en blanco, no importaba cuántas veces lo releyera como venía haciéndolo desde que Dóminic se largó. No podía entenderlo.Tenía la puerta cerrada con cerrojo, temiendo que alguien entrara de improvisto. Siendo… Alan, o cualquier otra persona que pudiera preguntar acerca de los documentos desparramados en su escritorio, como si estuviera averiguando el paradero del culpable en las “pistas” que tenían.Unas transcripciones que no servían de mucho hasta que vulgarmente se decía que ella era el problema… que habría sido mejor eliminarla desde el primer segundo.¿A quién no le asustaría eso? A pesar de no demostrarlo, estaba aterrada de haber escuchado eso. Pensaba que… est
Aquello solo ocasionó que un mar se arremolinara furioso en los ojos de Louise. Goteando lágrima tras lágrima hasta que los sollozos quebraron el aire estrecho que el príncipe creó con sus palabras.Y él mismo fue quien detuvo la corriente de lágrimas que se desencadenaba. Conectando sus labios una vez más, hasta que cesó el llanto y sólo quedaron los jadeos en busca de aire. Ella atrapándolo entre sus brazos detrás del cuello deshaciéndose en su magistral boca que le hacía olvidarse de todo. De su molesta preocupación, de un príncipe maniático y la caída de las sombras sobre este inmenso palacio que no veía la luz.La espalda del príncipe chocó contra una estantería llena de libros que tembló por el estruendo. Pero en un solo movimiento, fue ella quien quedó atrapada contra él. Sin