NikClaus

Los pantalones y botas que Arianna envió a hacer pronto estuvieron listos, ser la hija del alfa tenía sus beneficio, o al menos los tenía fuera del área de entrenamiento, porque en el ring pronto descubrió que nadie la trataba con compasión. Los soldados de su padre eran guerreros con años de entrenamiento y era bastante difícil seguirles el ritmo, pero Arianna nunca se quejó y continúo entrenando, no lloró cuando las manos se le llenaron de ampollas de sostener un arma, ni cuando caía en la cama con el cuerpo adolorido de cargas sacos, como tampoco mostró debilidad cuando en su primera batalla el oponente no midió bien la fuerza y la dejó con un ojo morado. Ella estaba consiente que su padre le estaba poniendo las cosas difíciles para obligarla a desistir, pero estaba decidida a sobrevivir y construir una relación con su padre, mantenerlo ocupado era una pieza clave en su plan.

Gerard observaba a su única hija en el medio del ring golpeando un muñeco de paja y no podía evitar reír, sus habilidades eran malas, no tenían sincronización, sus golpes eran débiles, pero a pesar de todo la chica con la mitad de tamaño y peso que sus hombres no dejaba de venir un solo día. Había abandonado sus vestidos para usar pantalones y el alfa no podía sentirse más orgulloso.

- Mírala, Odile – susurró acariciando un anillo que colgaba de su cuello – es tan terca como tú.

- Señor, ya ha regresado – un hombre vestido de negro escondido en las sombras lo sacó de su momento nostálgico. - el chico aún está vivo. – una luz brillo en los ojos del alfa, llenando de vida sus ojos apagados. – vamos lo llevare con él, ha crecido mucho desde la última vez que lo vimos. – el alfa se marchó con el misterioso hombre de negro y no se percataron de una pequeña chica que los espiaba desde una esquina.

Arianna había detectado algo extraño y de inmediato fue a ver qué ocurría, solo llego a escuchar que iban a ver a alguien y no sabía porque, pero aquello le daba muy mala espina por lo que decidió seguirlos, pero en cuanto salieron del área de entrenamiento ambos hombres se convirtieron en lobo y echaron a correr. Arianna aun no tenía a su loba así que no le quedo de otra más que correr con sus cortas piernas de humana, lo siguió por donde vio que se habían ido, pero cuando se adentró en un espeso bosque perdió el rastro. Viendo que no podía seguirlos opto por regresar, pero pronto descubrió que tampoco conocía el camino de vuelta. Caminó durante horas sin encontrar un lugar que le resultara conocido. Cerró los ojos e intentó enfocarse en sus sentidos, puede que aún no tuviera su loba, pero sus sentidos continuaban siendo superiores a los de un humano. Se concentró, se concentró y se concentró, pero no consiguió nada, aun no podía dominar el cuerpo de mujer lobo y no sabía cómo usarlo. Frustrada pateo una piedra, pero pronto la vio retornar, nerviosa miró hacia la oscuridad y vio dos hermosos ojos amarillos que le devolvieron la mirada.

- Parece que la cachorrita tiene problemas – dijo una voz burlona en su cabeza y unos afilados colmillos acompañaron los ojos amarrillos, a medida fue saliendo a la luz Arianna pudo ver el imponente lobo negro – pero que tenemos aquí, una lobita perdida. Que sucede pequeña, necesitas ayuda.

- Muchas gracias, pero no, soy perfectamente capaz de encontrar el camino de regreso por mi cuenta. – dijo Arianna intentando no temblar y dando un paso atrás mientras consideraba sus opciones.

- Pero no me tengas miedo, si no muerdo, bueno al menos que me lo pidas. – su tono se tornó algo más coqueto y burlón.

- ¿En serio los lobos no conocen otra línea? Por la diosa luna, que esa ya está muy quemada. – el lobo negro rió y de pronto se trasformo en un hermoso hombre de cabellos negros y cuerpo esculpido por los dioses.

- Tienes razón somos animales de costumbres – y extendiéndole una mano agregó – soy NikClaus. Nick para los amigos y Claus para los enemigos, tú puedes llamarme Nick simplemente.

- Soy Arianna – respondió ella extendiendo la mano y aceptando el saludo y luego haciendo un gesto a su cuerpo agregó – Umm, puedes hacerlo con eso. Nick miró hacia abajo para ver a lo que se refería y descubrió que estaba completamente desnudo.

- Oh, lo siento. Mucho tiempo lejos de la civilización. – el chico corrió de espaldas dándole una buena vista de su trasero y desapareció tras los árboles, regresó varios minutos después totalmente vestido- entonces pequeña que te trae por esta zona del bosque

- Sali para caminar y me perdí

- ¿Y porque no usas tus sentidos?

- Digamos que no soy buena en eso.

- Como puede ser posible que una mujer lobo de casi en su mayoría de edad no sea capaz de usar sus sentidos.

- Me preocupaba por otras cosas, pero creo que es momento de aprender esto también.

- Si quieres yo te puedo enseñar.

- ¿De verdad? - preguntó esperanzada –¿pero por qué? ¿qué ganas tú con esto?

- Nada, solo estoy aburrido.

- ¿Y también me ayudarás con la espada?

- Si quieres.

- Perfecto así poder mostrarle a mi padre que si puedo hacerlo.

- Que te parece si empezamos mañana en la tarde y hoy te llevo de regreso, se está haciendo tarde y tu familia se podría preocupar.

- Está bien, nos veremos mañana en la tarde en la entrada del bosque.

Nick acompañó a Arianna devuelta a la manada y tal como acordaron se encontraron el día siguiente en la entrada del bosque, él le mostro como usar sus sentidos y a los pocos intentos Arianna dominó la habilidad, luego pasarlos al entrenamiento con el manejo de la espada y Nick se burló de ella por su torpeza. Encontrarse en el bosque se volvió una rutina, Arianna iba en las mañanas con su padre y en las tardes con Nick, sus habilidades mejoraron gradualmente, y su relación con Nick se volvió más fuerte. Su padre vio el cambio que había dado la chica en tan solo un año y descubrió que iba al bosque todas la tardes así que un día decidió seguirla. Cuando llegó Arianna y Nick entrenaban lucha cuerpo a cuerpo y él la había derrumbado en suelo y se cernía sobre ella.

- Qué crees que estás haciendo, aléjate de mi hija inmediatamente- rúgió el alfa cuando vio el macho sobre su pequeña.

- No estábamos haciendo nada malo – se justificó Nick con las manos arriba.

- Si padre, solo estábamos entrenando. – secundó Arianna.

- Tú cállate que no sabes nada – la regañó fuertemente el alfa – te dije que no te acercaras a ella, creo que lo deje bien claro o me equivoco.

- Umm- fingió que lo pensaba en tono burlón – creo que dijiste literalmente que me arrancarías la cabeza y con mi carne alimentarias la manada.

- Y aun así aquí estas acostado en el medio del bosque sobre mi hija, cuando te dije claramente que te quería a menos de diez metros de ella.

- Alguien me puede explicar que está sucediendo. – reclamó Arianna.

- Perdóname, Anna, no fui completamente sincero contigo desde un principio, permíteme presentarme otra vez, mi nombre es NikClaus Leroy soy el hijo bastardo del Rey alfa y arma secreta de tu padre para iniciar una rebelión, pero parece que no soy lo suficientemente bueno para pasar tiempo con su preciada hija. – Arianna clavó sus preciosos ojos verdes en el que creía que era su amigo y sintió su corazón romperse dentro del pecho, Nick era la primera persona en la que confiaba después de llegar a ese nuevo mundo, le había confesado que buscaba acercarse a su padre para sacarle malas ideas de la cabeza y aun así él no le dijo nada y por su espalda estaba planeando una rebelión, rebelión que acabaría con la vida de todos.

- No puedo creer que me engañaras de esta manera– dijo con un hilo de voz.

- Déjame explicarte Anna.

- No me llames así. – gruño refiriéndose al diminutivo cariñoso que él le había puesto.

- Vamos hija – dijo su padre tomándola del brazo, pero ella se apartó.

- ¿Hija, ahora piensas en mi como tu hija? Llevo meses haciendo de todo para acercarme a ti y no te has parado a hablarme más de dos minutos, me he esforzado para mantener ocupado y sacarte de la cabeza la idea de la rebelión, pero al parecer nada ha sido suficiente. Te has parado a pensar que futuro me espera si tu rebelión sale mal, lo que le podría suceder a todos en la manada. – aguantando las lágrimas salió corriendo y dejando a los dos machos atrás.

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