21. Un corto viaje

ALISA

Luego de saber que la antena funcionaba y comunicarse con Velkank, el hermano irritable, esperaron a que la información fuera trasmitida a la nave principal en su totalidad. En ese entretanto comieron alguna de las cosas que les habían dado Tiana y Mildred sentados en la grama que crecía salvajemente. A lo lejos veían las casas derrumbadas del vecindario en el que todavía vivían y un sentimiento de opresión se quedó en su cuerpo, esos podían ser ellos en cualquier segundo, era una preocupación constante. Justo como le había sucedido al señor Oslo y todavía agradecía que Vilkank estuviera con ellos.

Apretó la mano que todavía sostenía la del demonio rojo que iba con ella a todos lados y la arrastraba a sus misiones. Se miraron compartiendo esa conexión intensa que crecía más cada vez que estaban junto

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