—Ni viaje astral ni nada.— murmuré decepcionada. Quemar las hojas no había servido.
Entonces me giré hacia aquel enorme perro amarillo, parecía muy suave. Así que, lo comencé a acariciar comprobando que sí era muy suave.
Pero el animal no reaccionaba, no pensaba quedarme allí si iba a ignorarme.
No tenía el equilibrio necesario para ponerme de pie, ni siquiera ganas de intentarlo. Tuve que ir a rastras por el suelo hasta la puerta de la casa.
En cuanto abrí la entrada, tuve que taparme los glasos, la luz del sol era especialmente cegadora.
—¿No podías haber buscado una hierba que te ayudase a estudiar en vez de esto?— gruñó mi abuela, que estaba sentada en medio del jardín sobre una manta de picnic.
—Pues la verdad es que sí.— claramente, mi cabeza me estaba jugando una mala pasada. Pero llevaba demasiado tiempo sin ver a mi yaya tan bien, y aunque fuera producto de una alucinación, me alegraba de tenerla de vuelta
Me desperté con la cara metida en el césped, las briznas de hierba me habían dejado marcas por todo el lado derecho sobre el que estaba apoyada. Solo di gracias por no haberme quedado dormida sobre un hormiguero.Fui a dentro de la casa y encontré a Max abrazando a la fregona en la cocina.—Buenos días, princesa.— él se despertó y soltó la fregona con risas.—Joder, creía que eras tú.— fruncí el ceño, no me sentía muy alagada cuando me confundían con un palo con trapos en un extremo. Miró su móvil confundido.—¿Sabes dónde están los demás?—él negó con la cabeza.—Por favor, dime que no tenemos que estudiar ahora.— Duke apareció vestido con mi pijama. Había encontrado el baúl donde guardaba la ropa de invierno durante el verano.—¿A tí por qué te ha dado por disfrazarte de mí?— resultaba gracioso cómo se le ajustaba la tela con estampado de ovejitas.—Ni idea, pero creo que tam
—No olvides leer el enunciado despacio.— repitió Duke mientras pasaba las hojas de trigonometría nerviosamente.—Me vais a poner nerviosa.— gruñí con los ojos cerrados para intentar concentrarme en el ciclo de Krebs.Cuando los abrí, vi a Lúa a punto de llamar al timbre para entrar. Abrí la puerta del coche y salí lanzando tres besos al aire.—¡Lúa!— grité para que mantuviese la puerta abierta.—¿Estás lista?— asentí.Lúa solo tenía que hacer la recuperación del examen de matemáticas, que era el primero de la mañana. Iris había aprobado todas las asignaturas, y decía que iba a estar estudiando sin parar hasta la prueba de acceso a la universidad.Llegamos a la clase mirando los apuntes sin hablar, creíamos tener unos minutos más, pero la profesora ya estaba ahí.—Vamos a empezar el examen, solo podéis tener encima de la mesa bolígrafos azules y negros, y una calcula
Mi móvil empezó a vibrar y Max lo dejó sobre mi estómago. Me froté los ojos ignorándolo.—Pone que es del instituto.— señaló Duke, haciendo que todos nos espabilásemos de golpe.—¿Sí?— contesté mientras le hacía un gesto con la mano a Max para que fuese a buscar papel y lápiz.—Hola Reika, tengo los resultados de tus exámenes de recuperación.— Max trajo una libreta con un boli y me preparé para tomar nota.— De acuerdo, en inglés tienes 9'6.— sonreí, aunque no suponía una sorpresa.— En biología un 8. En química un 8'3.— estaba orgullosa de mí misma.— En historia 7'9. En música un 10.—— Ayax frunció el ceño, ya le advertí que estaba poniendo demasiada información en historia.— En lenguaje 8'9. En galego 9'5.— Max me abrazó emocionado.—En matemáticas 6. Y en filosofía 8'2.—Duke torció la cabeza.— Felicidades Reika, ya te hemos enviado un correo electrónico con lo que tienes que hacer para la prueba de acceso a la universidad.
—¿Os apetece probar otra hierba?— propuse mientras leía acerca de ellas en la libreta que me había dado Asena. Nadie estaba haciendo gran cosa aquella tarde. Yo leía para entretenerme, lo cual era un alivio después de haber tenido que estudiar sin descanso. Ayax estaba arreglando las puertas de un mueble del comedor ya que, según él, las visagras se habían aflojado y las puertas iban a caerse. Duke hacía abdominales frenéticamente y los intercalaba con series de flexiones y burpees. Y Max revisaba twitter desde su teléfono mientras me acariciaba las piernas en el sofá. —Ni de broma.— contestó Duke con dificultad para coger el aire suficiente entre flexión y flexión. —Deberías centrarte en encontrar algo que te ayude a estudiar, no te queda mucho tiempo para los exámenes de acceso a la universidad.— dijo Ayax con tono serio, parecía el padre que nunca tuve por un momento. —De
—No los había visto nunca, son una manada muy rara.— Hades apenas podíahablar.Estábamos en forma de media luna al rededor de él, dejándole más bien poco espacio para respirar tranquilo. Me senté a su lado ofreciéndole un vaso de agua.—Se la llevaron.—suspiró antes de beber.—Se suponía que no había más manadas que las vuestras.— me giré hacia los demás, estaban totalmente perpeplejos. Sentí que tenían miedo, y comprendí que temían por mí. Porque yo estaba marcada, eso era una ventaja que frenaba al resto de miembros de sus manadas, pero al aparecer otra nueva esto me ponía aún más en riesgo.—¿Creéis que habrán localizado a Reika ya?— preguntó Max con un tono terriblemente preocupado y la cara desencajada por la angustia.
Di otro trago de aquel té insípido sin dejar de subir entre las piedras. Todos me seguían sin dejar de refunfuñar, pero aunque les pareciese una idea terrible no estaban dispuestos a dejar que me encontrasen sola.—Aún no es tarde, podemos dar media vuelta y volver a casa.— propuso Duke, que a la vez me tendió su mano para aportarme algo de equilibrio mientras subía una roca.Definitivamente ya era tarde, estaba decidida a hacer aquello.Me había preparado un brebaje vomitivo a base de guaraná, gingseng y cardamomo; ya que según las enseñanzas sobre plantas de mi abuela estaban totalmente prohibidos por su componente afrodisíaco.Había conseguido meter a todos los chicos en el coche, aunque muy a regañadientes, y los había traído hasta el bosque de Sarria.Según nos adentrábamos en él me daba cuenta de c
Duke estaba tan nervioso que había insistido en subirse a la copa de un árbol para ver llegar a los otros y al final accedimos con tal de no seguir oyéndole.Yo estaba acurrucada contra el pecho de Max, que no paraba de besarme y decirme lo preciosa que era.Ayax me miraba con media sonrisa y mordiendo su labio inferior, pero a una distancia prudencial junto a Hades.—Eres demasiado.— susurró Max acercando su nariz a mi pelo para aspirar profundamente.—¿Demasiado qué?— pregunté fingiendo ser ilusa.—No sabría decirte lo que siento, pero lo que sea, es en cantidades desorbitadas.— simplemente sonreí y me dediqué a observar a Duke entre las hojas.—¿Debería estar frotándome por aquí o algo para dejar mi olor?— hubiese sido bastante gracioso de ver, lo cual no estaba de más en una situació
Me fijé mejor en cada uno de ellos.El más alto tenía el pelo cobrizo y rizado, unas pecas adorables salpicando su nariz respingona, los ojos claros agrandado por los cristales de sus gafas y un gusto pésimo para vestir.El del medio estaba demasiado musculado, como un culturista de concurso, pero mediría aproximadamente lo mismo que yo; no era tan joven como nosotros y el pelo empezaba a faltarle en forma de entradas en los laterales de la frente.El último era negro y tenía una sonrisa propia de haber llevado aparato, si no supiese a qué venía ni siquiera me hubiera dado mala espina, puede que influyese el hecho de que me encantaba la ropa que llevaba; un pantalón vaquero ancho con caras pintadas a mano, una camiseta negra simple algo ajustada y unas deportivas blancas.—Eres tú.— suspiró el pelirrojo olisqueando el aire en mi dirección.—