Asena tenía su propia vida, así que después de charlar un rato más, se marchó. Eché una primera ojeada a la guía de plantas. Al parecer, servían para potenciar las habilidades de lobismuller.
En general, las semillas y el polen eran lo más fuerte, y el tallo apenas tenía efecto.
Me fijé en la planta a la que mi abuela no me dejaba acercarme. Se suponía que yo no debía ni tocar la Euphorbia amygdaloides. Naturalmente, para los humanos era un buen consejo, porque su látex es muy venenoso.
Pero lo que para los humanos era un laxante o un curaverrugas, en los apuntes de Asena decía que subiría mi libido y la sensibilidad en zonas erógenas.
Revisé todos los tarros y mi abuela no guardaba ni una triste hoja de esta planta.
—No lo puedo creer.—murmuré y salí de la cabaña. Sabía perfectamente dónde encontrar la maldita planta (por todas las veces que mi abuela me había hecho alejarme de allí) así que las recogí rápidamente
Ayax me abrochó el colgante desde atrás y besó mi nuca. Habían pasado dos horas, pero aún me costaba hasta respirar.—¿Qué lo hace tan especial?— pregunté viéndolo en mi cuello.—Podrás saber quién es un licántropo.— me dió la mano y el símbolo de la luna comenzó a iluminarse.—Tendría que estar muy cerca para darme cuenta.— Ayax se encogió de hombros, supongo que los collares mágicos detectores de hombres lobo, no son perfectos.—¿Te apetece...?Mi teléfono empezó a sonar. Era el teléfono del instituto, sabía lo que me iban a decir.—¿Sí?— contesté fingiendo no estar preocupada, no importaba, a estas alturas Ayax ya lo habría notado.—Reika, cielo, somos conscientes de tu situación pero hemos estado hablando en el claustro de profesores y no te has presentado a ningún examen.—Era mi profesora de literatura, me caía bien a pesar de haberme obligado a leer libros insoportables (sí, po
—Esto es una mierda.— gruñó Duke pasando las hojas de mis apuntes de matemáticas, y con "mis apuntes" me refiero a los que me había prestado Iris para que los fotocopiara.—Deja de quejarte, tú solo tienes que escribir unas cuantas fórmulas; yo tengo toda la literatura de los últimos tres siglos.— le contestó Max, que lo había llenado todo de subrayador verde fosforito.—Silencio, Isabel II y Fernando I se van a casar sin la bula papal.— Ayax parecía inmerso en la historia de España, aquello me sacó una sonrisa.Habíamos organizado un grupo de estudio. En realidad la única que tenía que esforzarse realmente era yo, pero les pedí que se leyesen los apuntes por encima para que al menos supieran de qué les hablaba.—No entiendo nada.—Duke no paraba de suspirar y cambiar de postura.— Estoy harto de tanto seno y coseno, es una gilipollez.—Por favor, tengo que aprobar matemáticas también.— me acerqué a é
—Ni viaje astral ni nada.— murmuré decepcionada. Quemar las hojas no había servido.Entonces me giré hacia aquel enorme perro amarillo, parecía muy suave. Así que, lo comencé a acariciar comprobando que sí era muy suave.Pero el animal no reaccionaba, no pensaba quedarme allí si iba a ignorarme.No tenía el equilibrio necesario para ponerme de pie, ni siquiera ganas de intentarlo. Tuve que ir a rastras por el suelo hasta la puerta de la casa.En cuanto abrí la entrada, tuve que taparme los glasos, la luz del sol era especialmente cegadora.—¿No podías haber buscado una hierba que te ayudase a estudiar en vez de esto?— gruñó mi abuela, que estaba sentada en medio del jardín sobre una manta de picnic.—Pues la verdad es que sí.— claramente, mi cabeza me estaba jugando una mala pasada. Pero llevaba demasiado tiempo sin ver a mi yaya tan bien, y aunque fuera producto de una alucinación, me alegraba de tenerla de vuelta
Me desperté con la cara metida en el césped, las briznas de hierba me habían dejado marcas por todo el lado derecho sobre el que estaba apoyada. Solo di gracias por no haberme quedado dormida sobre un hormiguero.Fui a dentro de la casa y encontré a Max abrazando a la fregona en la cocina.—Buenos días, princesa.— él se despertó y soltó la fregona con risas.—Joder, creía que eras tú.— fruncí el ceño, no me sentía muy alagada cuando me confundían con un palo con trapos en un extremo. Miró su móvil confundido.—¿Sabes dónde están los demás?—él negó con la cabeza.—Por favor, dime que no tenemos que estudiar ahora.— Duke apareció vestido con mi pijama. Había encontrado el baúl donde guardaba la ropa de invierno durante el verano.—¿A tí por qué te ha dado por disfrazarte de mí?— resultaba gracioso cómo se le ajustaba la tela con estampado de ovejitas.—Ni idea, pero creo que tam
—No olvides leer el enunciado despacio.— repitió Duke mientras pasaba las hojas de trigonometría nerviosamente.—Me vais a poner nerviosa.— gruñí con los ojos cerrados para intentar concentrarme en el ciclo de Krebs.Cuando los abrí, vi a Lúa a punto de llamar al timbre para entrar. Abrí la puerta del coche y salí lanzando tres besos al aire.—¡Lúa!— grité para que mantuviese la puerta abierta.—¿Estás lista?— asentí.Lúa solo tenía que hacer la recuperación del examen de matemáticas, que era el primero de la mañana. Iris había aprobado todas las asignaturas, y decía que iba a estar estudiando sin parar hasta la prueba de acceso a la universidad.Llegamos a la clase mirando los apuntes sin hablar, creíamos tener unos minutos más, pero la profesora ya estaba ahí.—Vamos a empezar el examen, solo podéis tener encima de la mesa bolígrafos azules y negros, y una calcula
Mi móvil empezó a vibrar y Max lo dejó sobre mi estómago. Me froté los ojos ignorándolo.—Pone que es del instituto.— señaló Duke, haciendo que todos nos espabilásemos de golpe.—¿Sí?— contesté mientras le hacía un gesto con la mano a Max para que fuese a buscar papel y lápiz.—Hola Reika, tengo los resultados de tus exámenes de recuperación.— Max trajo una libreta con un boli y me preparé para tomar nota.— De acuerdo, en inglés tienes 9'6.— sonreí, aunque no suponía una sorpresa.— En biología un 8. En química un 8'3.— estaba orgullosa de mí misma.— En historia 7'9. En música un 10.—— Ayax frunció el ceño, ya le advertí que estaba poniendo demasiada información en historia.— En lenguaje 8'9. En galego 9'5.— Max me abrazó emocionado.—En matemáticas 6. Y en filosofía 8'2.—Duke torció la cabeza.— Felicidades Reika, ya te hemos enviado un correo electrónico con lo que tienes que hacer para la prueba de acceso a la universidad.
—¿Os apetece probar otra hierba?— propuse mientras leía acerca de ellas en la libreta que me había dado Asena. Nadie estaba haciendo gran cosa aquella tarde. Yo leía para entretenerme, lo cual era un alivio después de haber tenido que estudiar sin descanso. Ayax estaba arreglando las puertas de un mueble del comedor ya que, según él, las visagras se habían aflojado y las puertas iban a caerse. Duke hacía abdominales frenéticamente y los intercalaba con series de flexiones y burpees. Y Max revisaba twitter desde su teléfono mientras me acariciaba las piernas en el sofá. —Ni de broma.— contestó Duke con dificultad para coger el aire suficiente entre flexión y flexión. —Deberías centrarte en encontrar algo que te ayude a estudiar, no te queda mucho tiempo para los exámenes de acceso a la universidad.— dijo Ayax con tono serio, parecía el padre que nunca tuve por un momento. —De
—No los había visto nunca, son una manada muy rara.— Hades apenas podíahablar.Estábamos en forma de media luna al rededor de él, dejándole más bien poco espacio para respirar tranquilo. Me senté a su lado ofreciéndole un vaso de agua.—Se la llevaron.—suspiró antes de beber.—Se suponía que no había más manadas que las vuestras.— me giré hacia los demás, estaban totalmente perpeplejos. Sentí que tenían miedo, y comprendí que temían por mí. Porque yo estaba marcada, eso era una ventaja que frenaba al resto de miembros de sus manadas, pero al aparecer otra nueva esto me ponía aún más en riesgo.—¿Creéis que habrán localizado a Reika ya?— preguntó Max con un tono terriblemente preocupado y la cara desencajada por la angustia.