—Reika, abre la puerta, por favor.— oí la voz cálida de Ayax al otro lado y no tuve otra opción que hacer lo que pedía.
—Hemos notado que había otra lobismuller y el rastro nos ha llevado hasta tu madre.—Max estaba sudando como un cerdo y Duke no podía quitar los ojos de mi madre, todos estaban terriblemente tensos.
—¿No me vas a presentar a tus amigos?— cuando mi madre soltó aquello sentí unas ganas de asesinar como jamás las había experimentado.
Besé la mano de mi abuela y me despedí en gallego.
—¿Ahora quieres hacer de madre?— la miré como si quisiera derretirla y comencé a andar hacia la salida.
Escuché cómo Ayax enviaba a Duke para seguirme mientras ély Max se quedaban.
—Dejadla, debería saber lo que es sentirse abandonada.— tenía años y años de rencor acomulado hacia ella.
—No podemos dejarla, si nosotros hemos notado su presencia no habremos sido los únicos.— daba igual cuanto me
—¿Cuántas salas tenéis aquí para encerrar gente?— pregunté mientras observaba a mi madre sentada en el suelo apoyada en la pared que daba con la habitación de María.—Cinco.— contestó Max inocentemente.—No podremos mantener esto mucho tiempo, es imposible manteneros a salvo a todas.— de pronto me di cuenta de que los tres me estaban mirando fijamente.—¿Y qué queréis que haga yo?— Max fijó la vista en sus zapatillas blancas, Duke se giró cabizbajo y Ayax se puso una mano en la nuca.—Puedes hacer eso... Eso que hacen las lobismuller...— se atrevió a decir Ayax.—¿Qué ladras?— aquella expresión tenía aún más sentido hablando con ellos. Él se señaló el cuello tímidamente.—¿Queréis marcarme? ¡Como si fuese una maldita vaca! ¡Yo no soy propiedad de nadie!— Es solo que... si María y tú estuvieseis marcadas el resto de la manada perdería el interés en vosotras.— puede que no se lo merec
—Eso son superpoderes.— no pensaba dirigirle la palabra a mi madre, asique le tuve que preguntar a María, que parecía toda una experta.—Esas pequeñas mejoras no merecen la pena.— alcé la ceja, era la segunda persona que me lo decía.—Te conviertes en un animal como ellos, te hacen una de ellos.—¿Cómo...?—estaba a punto de hablar pero la puerta se abrió y Ayax hizo un gesto con la cabeza para que Max y Duke vinieran a por mí.—¡Soltadla, bastardos!—gritó María.No tuve que fingir resistirme a su agarre, lo estaba haciendo realmente.—Aún no había terminado.— gruñí mientras me desataban las manos.—Te ha explicado hasta cómo es follar estando marcada.— murmuró Ayax.—Bueno, eso es algo que nos interesa a todos ¿verdad?—los tres asintieron a la vez, no voy a mentir, en otra situación me hubiese hecho gracia.—De todas formas... creo que quiero hacerlo.—Mañ
Me desperté sola en la cama. Me extrañó, porque me había quedado dormida con otras tres personas allí.No tenía hambre, así que solo me di una ducha, me puse un pantalón vaquero y una camiseta de manga corta de Natos y Waor. Me lavé los dientes y fui a la parada del bus. Supuse que los encontraría cuidando de María y mi madre, pero no me apetecía caminar hasta allí. Tras cinco minutos el bus llegó, después de otros quince sobre ruedas, estaba a solo diez de camino por el bosque para llegar allí.Recé por que mis nuevas capacidades hiciesen caminatas como estas algo menos aburridas y cansadas, también podría ir al gimnasio, pero supongo que los superpoderes de lobismuller eran más realistas para mí.—Hola.— besé a Max al verle en la puerta.—Os he traído una crema para que los tatuajes se curen más rápido.—Ya se han curado.— me fijé en su cuello, era cierto. Había tirado mi dinero en la mejor crema cicatrizante para
—¡Corre!— repetí al ver cómo el bus se acercaba y le hice señas al conductor para que parase. Lo sé, parece imposible, normalmente me pasa todo lo contrario y el transporte público se va justo cuando yo llego.— Sube.Pasé mi tarjeta por el lector, pero me di cuenta de que María no hacía lo mismo.—Yo tengo coche, no utilizo estas cosas.— dijo ofendida por que yo pensara que usaba el transporte público.— Es 1'20€.— dijo el conductor sin quitar la vista de la carretera, ya había cerrado las puertas y arrancado.Ella me miró y sacó el interior de sus bolsillos para que comprobase que estaban vacíos. No esperaba menos de unos secuestradores que quitarle el teléfono. Saqué unas monedas y pagué su viaje, no podía creer que YO tuviese que pagar por ella, el karma no funciona.—Nos seguirán.— María se sentó junto a la ventanilla para poder mirar preocupada a través de ella.—Tranquila...—
Noté lo mismo que cuando tomas un chocolate caliente en una mañana de invierno, así supe que ellos se acercaban.—¡Suéltame, ramera de perros!— por muy creativos que fuesen, sus insultos comenzaban a molestarme.—¿Quieres que te muerda la cara?— no podía hacer mucho más que eso, mis brazos y piernas estaban ocupados sosteniendo los suyos debajo de mí.—Eso no será necesario.— detrás de mí aparecieron Ayax, Duke, Max y el otro chico. No me dio tiempo a girarme y comprobarlo, lo deduje por cómo gritaba María.—Me vendría bien una ayudita.— respondí con cierta culpabilidad, había sido un fallo mío que María escapase.—Tenemos que volver, esto es demasiado peligroso.— me di cuenta de lo difícil que iba a ser pasar desapercibidos.—Si atravesamos el bosque no tardaremos en llegar a mi casa y no nos verá nadie.— asintieron y sujetando a María entre el chico y Max comenzamos a andar.—¿Cómo
Entré en mi cuarto de baño, porque seré todo lo lobismuller que quiera pero hago pis igual que todos los humanos.Al pararme junto al fregadero, miré al frente y me vi en el espejo. Los ojos se me fueron directos a las cicatrices en mi cuello, eran más que las de mis ancestras. Saqué la crema que había comprado para los tatuajes de los chicos y la usé en mis heridas, al parecer, curarme rápido no era uno de los superpoderes que había ganado.No es que fuesen preciosas, pero estaba orgullosa de mis cicatrices, fue hasta bonito recibirlas. Por eso no quería que María recibiese las suyas de mala manera. Era un gran compromiso, uno enorme, y yo me había atrevido a aceptarlo con ni más ni menos que tres personas.—¿Reika?— cuando Ayax apareció me di cuenta de que no había cerrado la puerta, me estaba acostumbrando a vivir sola.—No te preocupes, no tardarán en curarse.Debió notar qué estaba observando y se acercó con una
—No seas tan dura con él.— por fin Max intervino en mi monólogo sobre lo mal que se había comportado Ayax.—No tiene sentido que se ponga así porque yo huela a algo que él no conoce.— cerré el grifo y abrí la cortina de la ducha.— Pásame el albornoz, porfa.—Está estresado, es el alfa y... se siente responsable de tu bienestar.— terminé de secarme y comencé a vestirme, Max parecía distraído y me hacía gracia, pero no por ello iba a olvidar mi enfado.— No quiere parecerse a su padre.—¿De qué hablas?— él se mordió el labio, no sé si era porque había hablado demasiado o encontraba irresistibles mis bragas del monstruo de las galletas.—Su familia está muy ligada a la tuya.— fruncí el ceño de nuevo, si seguía ejercitando así ese músculo iba a terminar pareciendo un cromañón.—Su abuelo marcó a tu abuela y su padre marcó a tu madre.—¿Eso significa que somos hermanos?— sentí náuseas al decirlo en voz alt
No mentiré, estaba realmente dolida. Lo de Ayax era increíble, ¿cómo se atrevía? Era horrible para mi autoestima. No podía creer que mi ropa le quedase mejor a él que a mí.Había elegido uno de esos vaqueros holgados que se pusieron de moda en algún momento en los noventa y una de las camisetas que me regalaron por participar en una carrera (fui amenazada con un suspenso en educación física si no iba) y lo había combinado con sus propias zapatillas.—¿Crees que me tienes que proteger?— Ayax se giró hacia mí confuso.— No soy tan tonta, sé que crees que me lo debes, pero no es así.—abrió la boca para decir algo pero lo ignoré y seguí hablando.—No soy una damisela en apuros, puedo cuidar de mí misma, hasta tengo malditos superpoderes.—Lo sé.— admitió con una sonrisa que yo le devolví.—Sé que puedes lograrlo tú sola, pero no quiero que tengas que hacerlo.— se acarició el tatuaje en su cuello como acto reflejo y yo sentí una especie de