Franco intentaba entender algo, aunque sea un nombre o un lugar, pero era difícil saber lo que esos tipos hablaban, en cuanto lo metieron al auto lo habían atado de sus manos y le había puesto una bolsa negra en la cabeza y no podía ver nada.Solo esperaba que Amanda ya hubiera subido a su avión, le dolió tanto tener que dejarla y no poder cumplir su promesa de estar a su lado, la amaba incluso más que a su propia vida. Si ella no hubiera estado ahí, talvez se hubiera arriesgado un poco más, pero no podía saber con certeza como terminarían las cosas si él intentaba salvar a Fabrizio sin tener que exponer a Amanda.Tenía que salir vivo de aquel lugar, ella lo estaría esperando y no está dispuesto a hacerla esperar mucho tiempo, menos a la idea de no volver a verla, se rehusaba a cualquier destino que no fuera junto a ella.La extrañaba como un pobre condenado, extrañaba y amaba cada parte de ella, sus ojos, sus cabellos, sus suaves y exquisitos labios, su piel blanca de porcelana a eso
Una mano en su hombro y la voz de Marcella la despertaron. Era una pena porque en su sueño podía ver a Franco levantándola en sus brazos y sonreían mientras entraban a la cabaña donde habían pasado sus días más felices juntos como pareja.Abrió sus ojos y se encontró con la mirada llena de disculpa de la azafata. Entonces recordó todo lo que había sucedido.—Señorita, lo siento, pero en pocos minutos el avión aterrizará —ella asintió. Marcella le ayudó a reincorporarse.Quizás se preguntarán: ¿Dónde había quedado Amanda Viena? la mujer fuerte, firme y segura de sí misma, pero la verdad era que no le importaba que la miraban como una mujer débil ahora, el dolor que estaba sufriendo no podía ocultarlo.Y aunque se la pasó durmiendo, sin duda ese vuelo había sido el más largo de su vida. Era cierto que en un principio estaba consciente de que haría ese viaje sola, iría y volvería completamente sola. Pero después de que Franco fue hasta ella y pasaron más de dos semanas juntos, esperaba p
Leandro y Fiorella ingresaron seguido de Lorenzo, ella les dio una mirada llena de disculpa que a ellos no les pasó desapercibido, enseguida su amiga se acercó a ella para unirse en un abrazo, se quedaron así por varios segundos y derramaron algunas lágrimas.—Hola pequeña —dijo Leandro acercándose a ella y tomando sus manos.—Lo siento señor Ferri, es mi culpa —Leandro frunció el ceño al igual que Lorenzo, debió suponer que ella también se sentiría culpable.—No cariño, nada de esto es tu culpa.—Hija —Lorenzo llamó su atención— alguien ha estado llamando exigiendo comunicarse contigo; es claro que Choi aún no sabe que nosotros sabemos que él es quien está detrás de todo esto.—Y eso nos da algo de ventaja, porque lo tendremos muy vigilado —dijo Leandro.—Debo hablar de una vez con él, le daré lo que pida no importa…—Espera Aman —la detuvo Leandro— Debes intentar ganar tiempo; mi padre fue con un equipo muy experimentados para rescatar a mi hijo, no vamos a permitir que esa gente se
—¿Maurizio? —Preguntó sorprendida cuando los miró más detenidamente.—Era verdad, ya la conocías —dijo Ada haciendo un puchero.—Te lo dije —respondió Maurizio sin quitar su mirada de Amanda.—¿Papá ellos…—Son tus hermanos, hija —otra cosa que aún le parecía irreal.—Chicos, pasen —invitó Leandro, Ivana y Fiorella se hicieron a un lado y, Ada fue la primera en acercarse.—Hola —dijo la chica de ojos verdes.—Hola —contestó— Ada ¿Cierto? —la joven asintió con una sonrisa en su rostro.—¿Puedo sentarme? —preguntó y lo hizo sin esperar respuestas— ¿Estás bien? —Amanda podía leer la preocupación sincera en su rostro.—Sí, estoy bien —respondió, aunque no era del todo cierto, pero no iba decirle en su primer encuentro como se sentía en realidad, les mostraría cuanto le daba gusto conocerlos.—Que alivio —La chica no perdía su sonrisa y Amanda se sintió contagiada. Miró en dirección a donde estaba su hermano.—A ti, te conozco —dijo ella. Ahora sabía por qué desde que lo miró en la compañí
Amanda llamó al señor Leandro luego de que se tranquilizó un poco. En veinte minutos él estaba ahí, al igual que su padre. ella les contó sobre la llamada y de lo poco que hablaron. Lorenzo la abrazó y ella se quedó acurrucada en sus brazos.—El equipo de rescate está más que listo para actuar en cualquier momento, tienen completamente vigilado cada uno de los movimientos de ese tal Choi. Fabrizio está ahora mismo en su casa —Anunció Leandro luego de colgar una llamada— No te preocupes querida, todo saldrá bien. —Ella asintió, al fin tenía al menos una noticia, esperaba que en las próximas horas supieran donde estaba Franco.Ivana entró a la habitación con una taza de té para ella. Los siguientes minutos se quedaron haciéndole compañía.—Papá ¿Podemos hablar ahora? —Preguntó. Seguro la historia de sus hermanos no era nada agradable, pero mantendría su mente en otra cosa.—Por supuesto, cariño.—Bueno, los dejaremos solos —Leandro y su esposa salieron de la habitación.Ese era el momen
Fabrizio estaba a unos cuantos pasos de llegar hasta el despacho de Choi. Al parecer el sur coreano estaba de buenas que había dado una pequeña cena para algunas personas de su círculo social, entre ellos obviamente había invitado a la familia Kan.Dae-hyun, había hecho que Fabrizio se escondiera en su auto. Una vez el auto estacionado dentro de la propiedad, Fabrizio se encargaría de todo, mientras Choi estaba distraído.Lo único que tenía que hacer Dae-hyun era vigilarlo y avisarle a Fabrizio en caso de que Choi se dirigiera hacia su despacho. Él había estado muchas veces ahí y sabía que Choi tenía una caja fuerte que se abría únicamente con su huella. Hace unas semanas con la ayuda de un experto, había logrado obtener la huella, pero aún faltaba lo más difícil. Y Era extraer los documentos que probarían toda la corrupción que Choi y su padre habían hecho por años.Fabrizio abrió la puerta y entró; la luz estaba apagada y dejó que así siguiera, con una pequeña linterna iluminó y obs
Ada fue la primera en colocarse de pie e ir hasta ella para saludarla.—Hermana —Dijo la joven antes de abrazarla y besarla en la mejilla. Que la llamara así hizo que su corazón se calentara y se llenara de amor por ella. Su sonrisa se hizo más grande. Era un hecho que gracias a su embarazo estaba pensando en el presente y en el futuro. No tenía caso mirar el pasado, nunca iba a recuperar el tiempo perdido, pero de seguro disfrutaría de cada momento junto a sus seres querido, solo faltaba una persona a su lado para que todo fuera perfecto.—Hola —Musitó ella— Me da gusto que vinieran. —Dijo cuándo se separaron.—¿Crees que me lo perdería? No sabes cuándo esperé por esto.—Me di cuenta cuando hablamos por teléfono la primera vez —Bromeó haciendo que Ada se sonrojara.—Nunca me harán olvidar eso ¿Verdad?—No sería divertido —Dijo Maurizio detrás de ella y llamando la atención. Al parecer ellos ya habían pasado el tiempo suficiente para tratarse como si se conocieran de toda la vida. La
—Min-joon.—¿Cómo estás? —Él intentó acercarse, pero Benedetto se interpuso. Ella vio la decepción en sus ojos y se sintió mal por eso. Conocía mejor a su primo desde hace algunos años, él era un hombre justo y responsable. Pero en ese momento no podía arriesgarse. Su padre lo tenía vigilado desde hace varios días, él había llamado a la mansión Ferri para avisar que Min-joon se dirigía hacia ahí. Todos los guardias se habían puesto en alerta incluso antes de que su primo llegara.Sus hermanos se habían marchado hace media hora, pero habían dejado muy claro que la visitarían más seguido al igual que Antonella, ella le había caído muy bien. Estaba a punto de irse a descansar cuando le avisaron que su primo solicitaba hablar con ella.—Estoy bien, Min. ¿Y tú?—Nuestra abuela me puso al tanto de lo que mi padre ha hecho contigo —Dijo en lugar de contestar a su pregunta. Min-joon sabía que alguien lo estaba siguiendo. En cuanto supo todo lo que su padre había hecho, dedujo el por qué lo te