Apoyo Grupal
Narrador Omnisciente
—¡ Arizona Bronwbear !....tu turno— llamó la psicóloga a cargo del grupo de ayuda visiblemente molesta.
—¡Arizona!— volvió a llamar llevando su mano de largos dedos al puente de la nariz y acompañando este gesto con una mueca ácida que desfiguró aún más su poco agraciado rostro. Odiaba cuando la ignoraban o tenían esos "momentos" mientas estaba en una sesión.
La chica sorprendida de que todos en el grupo de terapia estuvieran enfocados en ella se ruborizó un poco y le dirigió una mirada sinceramente apenada a la psicóloga.
—Lo siento, me distraje— admitió con pena —¿Me decía?— se apuró en responder dejando claro que no prestaba atención a lo que ocurría a su alrededor.
—Arizona— llamó en tono amargado— puedes prestar atención por favor, tus compañeros están compartiendo su vida, sus temores. Lo más que podrías hacer es regalarles tu atención— musitó con tono cortante y severo. Luego de una breve pausa siguió hablando fingiendo un tono más afable y empalagoso. No debía olvidar que aquella chiquilla era la hija del alcald, una sola queja de su proceder y estaría en verdaderos problemas.
— Bueno, ¡Cuéntanos!. Eres la siguiente—. Reclamó impaciente la señorita Miller, psicóloga por profesión, pero con un mal carácter que ni el mismísimo demonio tenía el honor de poseerlo.
— Mi nombre es Arizona Bronwbear, tengo 21 años y estoy aquí porque tengo pesadillas con seres alados y monstruos— «¡Ya está!, ¡ya lo dije! »pensó tratando de relajarse.
—¡Hola Arizona!— respondieron todos a coro.
Estar allí era un poco ridiculo, todos los demás habían sido atacados por alguna clase de demonio o algún ente sobrenatural. Pero ella no, ella solo soñaba con ellos. Siempre habían alas blancas o negras en sus sueños. Sueños que la ponían en una situación difícil con sus semejantes, vaya los niveles de estúpidamente de su ciudad que eran capaz de juzgarlos por sus sueños.
A veces tenía sueños jodidamente sexuales, despertaba acalorada, pero nunca eran con el sexy de su novio, no, no tenía esa suerte.
La mayoría de las veces era con un hermoso y sensual Arcángel de alas negras, ella en sus visiones dormida podía sentir que lo conocía, pero nunca lograba verle el rostro. Era un completo misterio que la frustraba tanto dormida como despierta. Deseaba escapar de su subconsciente, pero estaba demasiado fascinada para hacerlo.
Mas aquel ser la dominaba, la hacía vibrar, siempre despertaba con unas enormes ganas de más, deseaba ser poseída de aquella manera aunque no se atreviera nunca a acercarse a uno de esos espectros alados que tanto atemorizaban a su pequeña ciudad. Tampoco sabría cómo encontrar uno de ellos, en caso de que un buen día se armara del valor necesario para ir por ellos.
Ni siquiera se atrevía a contar sus sueños como realmente ocurrían, ¿Sexo con un Arcángel? ¡No! La podrían acusar de bruja, de hereje, y ella no deseaba eso. Así que solo los disfrutaba en silencio.
Por error, le dijo a su padre que veía alas y arcángeles en sus sueños y se había escandalizado al tal punto que allí estaba, la había mandado a terapia como si se tratara de una grave patología psicológica, así que no se podría ni imaginar lo que ocurriría si le contara a alguien sus fantasías de tener candentes encuentros sexuales con un mismo ser sobrenatural.
Le toco el turno a la chica que estaba sentada junto a ella, lucía muy demacrada a pesar de ir muy bien vestida. Pero su piel y su rostro lucia el blanco fantasmal como si de una muerta se tratara. Sin dudas habían gente allí mucho peor que ella, con verdaderos y reales problemas.
—Mi nombre es Nercy Anderson, tengo 19 años y fui atacada sexualmente por un arcángel oscuro en la periferia de la ciudad— la chica bajó la cara apenada y dos lagrimas surcaron sus mejillas de hielo. Sus grandes ojos grises se cubrieron como con una bruma oscura.
Todo el grupo incluido la psicóloga se impactó y el silencio fue general. Luego se escucharon susurros y murmullos por todo el salón, la señorita Miller se llevó las manos a la boca y se la cubrió con espanto. Otros solo se limitaron a mirar a la chica con pena.
«¿Eso es lo que ellos consideraban cómo ayuda? »
Arizona observó el estado de la chica y quiso hacer algo por consolarla, ¿pero qué?. Solamente levanto la voz y termino diciendo para que los otros la siguieran
—¡Hola Nercy!— poco a poco los otros fueron saludando.
La terapia continuó con todos los chicos contando sus experiencias. Algunos alegaban haber sido abducidos por Ovnis, Otros perseguidos por Zombis, y otros aseguraban haber visto a vampiros en su habitación. Incluso una de las chicas decía hacer avistado a una sirena en la playa del pueblo. Pero el caso de Nercy era el más triste.
La ciudad había cambiado mucho desde que se había caído el manto que los protegía de todo tipo de ser sobrenatural. Aunque contaban con fuertes murallas mágicas en ocasiones las defensas eran burladas y eran sorprendidos por algún tipo de encuentro desagradable. Ahora todos tenían algo que decir y alguno que otro tenor personal.
Al salir de la terapia Arizona se acercó a Nercy, la tomó de la mano y la miro a los ojos. La chica parecía sorprendida de que alguien se atreviera a tocarla después de lo que le había sucedido.
—Ya sabes, me llamo Arizona, ¿quieres almorzar conmigo?— preguntó sin rodeos pero sin soltarle la mano.
— Eres la hija del Alcalde, el regidor de esta ciudad. Créeme cuando te digo que todo el mundo conoce tu rostro perfecto— murmuró soltándose del agarre de Arizona — que te vean conmigo podría arruinar tu reputación, mucha gente sabe lo que me sucedió.
— Solo quiero ser tu amiga, de mi padre ya me ocupo yo. No toma mucho en cuenta mis amistades— la sonrisa que le brindaba Arizona era muy sincera— los comentarios de la gente no me importan mucho— termino diciendo subiendo los hombros de manera despreocupada.
Narrador Omnisciente Después de que Nercy aceptara almorzar con ella, caminaron en silencio hasta una cafetería cercana. Muchas personas apuntaban a la chica que acompañaba a Arizona. Esa era una de las verdaderas desgracias de vivir en un pueblo tan chico. Pero era casi imposible marcharse de allí, afuera de las fronteras de la ciudad acarreaban cientos de peligros, y una chica sola no llegaría a dar diez pasos sin ser atacada, devorada o asesinada en el mejor de los casos. También existía el riesgo en ser convertida en hombre lobo, vampiro e incluso en zombi.Eso se lo habían inculcado desde pequeña. No podría jamá
Narrador Omnisciente Arizonacamino hacia la piscina en busca de Kevin, su novio. Kevin era un chico lindo, pero se amaba a sí mismo más que a nada en el mundo. Su padre era uno de los Concejales de la ciudad, poseía una posición económica desahogada y esto no lo salvaba de ser considerado un perfecto idiota por casi todo el que tenía el gusto de conocerlo.Arizona se aburría casi siempre que pasaba tiempo con él. Pero que podía hacer, fue su propio padre quien prácticamente le había impuesto esa relación, y ella siempre había sido una chica muy obediente. Kevin no era desagradable físicamente ni tampoco inaguantable, así que ella nunca se había cuestionado el tema de dejarl
— ¿Estás bien?— su voz es fuerte e impersonal. El perfume del comandante inundó la nariz de Arizona pero estaba demasiado asustada para detenerse en este detalle.— Sí, estoy bien. ¿dónde está mi padre?— preguntó en busca de protección, no podía evitar sentir que fue parar a otros brazos equivocados.— Está en su despacho, tuvo que tomar una llamada del presidente— Arizona asiente y poniendo las dos palmas de las manos en el pecho del comandante intenta liberarse de su abrazo. Pero es totalmente inútil, es como si hubiese tratado de empujar un glacial,frío fuerte e imponente.Pasaron varios segundos en los que sólo se miraron y ella volvió a repetir— ¿Me puedes soltar?—insistió con impertinencia arq
Narrador Omnisciente La semana se fue muy rápido. Arizona asistió dos veces más a la terapia grupal. Nercy y ella volvieron hablar varias veces en presencia de otros de los chicos del grupo de ayuda. Pero la otra chica no volvió a aceptar almorzar con ella, incluso había rechazado la invitación a la casa de los Bronwbear alegando que no se sentía nada bien.Si bien era cierto que el aspecto de Nercy era cada vez más desmejorado, tenía grandes ojeras y su piel era casi traslúcida, pero aún así se le veía demasiado tranquila. Casi todo el grupo sentía pena por ella.La próxima semana no habría terapia ya que la señorita Miller estaría comprometida con otro
Narrador Omnisciente Después del episodio tan real de la fiesta, No volvió a tener este tipo de sueños. No encontraba en su mente aquello que tanto buscaba. La sensación que tanto la inquietaba había desaparecido.«Vacía»Habían pasado dos semanas desde que el comienzo de la universidad y no había ni un solo indicio de aquello que quería desesperadamente sentir. Trataba de revivir lo ocurrido en sueños anteriores cada noche antes de dormir, para que su mente fuera capaz de reproducir nuevas imagines. Despertaba aún más frustrada, y no le quedaba más remedio que fantasear despierta. Ahora si estaba comenzando a preocuparse por su salud mental.Dos veces se cruzó en el campus con Alexei, el chico que la besó en la fiesta, y no había sentido nada en absoluto. No era él a
Narrados OmniscienteDos meses después.Después de que Kevin se disculpó, habían seguido en una especie rara de relación. Él no había intentado tener intimidad con ella, y a Arizona no parecía importarle en lo más mínimo. La advertencia de ml comandante lo mantenía alejado del cuerpo de su novia. Lo cierto era que aparentaban una relación común y corriente en público, frente a sus amigos de la universidad y ante sus padres. Ya no pasaban tiempo juntos, y Kevin rara vez entraba a la exclusiva mansión Bronwbear . En las ocasiones que la trajo a casa ni siquiera había entrado.El comandante Jack era otro que no había visitado su casa desde el fin de las vacaciones de verano. Lo había v
Narrador Omnisciente Arizona lo reconoció de inmediato.Se trataba del chico que había visto en la tarde besando y abrasando a Nercy junto a la camioneta.Sus facciones eran más duras ahora que lo veía de cerca y los músculos de su torso desnudo estaban bien marcados, igual que los de sus brazos. Llevaba varios tatuajes de símbolos irreconocibles para Arizona. Parecían runas, pero no se parecían a ninguna simbología que hubiera observado antes.Sus ojos eran negros, pero se iluminaban tal como si llevaran fuego en las pupilas. Llevaba unos pantalones negros que marcaban la ve de su pelvis. Pero lo más impresionante de todo sin duda alguna eras las alas. Eran de un negro brillante, y a pesar de la lluvia no lucían desaliñadas ni húmedas.
Narrador Omnisciente Contrario de lo que pensaba, el auto no se alejó de la ciudad, sino que se adentró en el corazón de la misma. Las manzanas rodeadas de gigantes rascacielos los envolvían.Se detuvo frente a una estructura colosal de acero y vidrio, sus acompañantes la invitaron a descender.Entraron al vestíbulo del edificio y caminaron directo al ascensor.Arizona estaba mucho más tranquila, pues si le iban a hacer daño, hubiese sido mejor la cercanía al bosque; incluso arrastrarla a la periferia o a las afueras de la ciudad, no allí en el mismo centro de la zona metropolitana.Caminaron los tres en silencio hacia el ascensor, el chico iba adelante y Nercy la llevaba asida de un brazo.