Preferí no preguntar o confesar que no había entendido. Realmente necesitaba ese trabajo. Quería y necesitaba ser profesor allí.- ¿Será tu primera experiencia dando clases a toda una clase?- La verdad no. Ya he enseñado en cursos preparatorios.- ¿Habitación llena de adolescentes, con hormonas incluso saliendo por las ventanas?- No... - No pude evitar reírme.- Entonces, alístate. No son fáciles. Sus familias no son fáciles. Pero ellos pagan nuestros buenos salarios.- Si entiendo. Soy capaz de trabajar con adolescentes de clase alta…' Solía ser uno, pensé.- La vacante es para el turno de mañana y tarde... Hay algunos días sin clases en este horario, pero igual debes consultar el horario para asegurarte.- Vaya, eso sería genial. Un poco más de tiempo para estar con mi hija.- ¿Tiene una hija? ¿Cuántos años?- Eran las cinco hace menos de un mes contando nuestro calendario. Según los chinos, ya tendrá seis años.- Gran escenario, ¿no? - Ella sonrió.- Sí... creo que es lo mejor. A
Tan pronto como entré en el aula de tercer año, traté de parecer confiado... Una confianza que estaba lejos de sentir. Esperaba una raqueta y niños. Pero me encontré con caras serias y chicos y chicas que no parecían mucho mayores que yo. - Buen día. – saludé. - Puedes sentarte aquí a mi lado. - Escuché la voz del chico de ojos color miel, cabello castaño y una sonrisa simplemente increíble. Nos miramos el uno al otro durante un rato. Mi corazón latía tan fuerte que sentí que todos lo notaron. Solo he tenido esa conexión una vez en mi vida, con una mirada que parecía desentrañar no solo mi cuerpo, sino también mi alma. Después de años logré ver “El cantante” frente a mí y toda su alegría y sarcasmo. Destellos del pasado me tomaron por sorpresa, trayendo la moto, la playa, el sexo sobre la mesa, en el corredor del Cáliz Efervescente, la mirada verde esmeralda en la mía, la música del reencuentro, el extraño en “nuestra” casa , la chaqueta de cuero, el papel dentro del bolsillo... -
Le entregué a Melody a Yuna, su mochila lista para su clase de la tarde. Ella también quería recoger a nuestra pequeña después y llevarla al parque donde nos encontraríamos.Subí las escaleras y me di una ducha tranquila, ya que no tenía que vigilar a Melody. Me cambié y me preparé un poco de chocolate caliente para beber en el camino. Cuando llegué a la habitación, vi un gato en la mesa, al lado del acuario. Y ni rastro de Lonely.- Malvado... Te comiste un pez inofensivo... ¡Ladrón! Te demandaré.Meneó la cola y caminó lentamente hacia la ventana, tomándose su tiempo para irse, sin importarle mis palabras.Fui al acuario vacío, sentado en el sofá, desolado:- Debe ser un destino que tengo con los animales. Esto no puede ser real. Medy se sentirá terrible. Dos animales murieron en menos de cuarenta y ocho horas.Cerré la ventana y salí, sintiéndome fatal. Vi al gato entrar a la casa de al lado, sin saber si era su hogar o si iba a terminar su desayuno con otro animalito indefenso.Cu
- ¿Veintidós? - Le preguntó.Arrugué mi frente, sin entender.- ¿O veintitrés?- Veintitrés. Acaba de terminar. – Me escuché justificando mi edad.- Tengo dieciocho años. Pero puede considerar 19 en el Año Nuevo Chino.Reí y él tocó mi regazo, tomando la concha marina que adornaba mi cuello. Leyó las iniciales y dijo:- ¿Lo que quieres decir?Tomé el caparazón de sus dedos y di un paso atrás, distante. Había tocado un tema sumamente prohibido que me dejaba fuera de ese mundo, lejos del presente.Podía ver a Charles frente a mí, con las manos apretadas, ordenándome que eligiera.Pongo mi mano derecha hacia adelante, sin encontrar la suya. Cerré los ojos y sacudí la cabeza, tratando de disipar ese recuerdo que me consumía y me desgarraba. Sentí una mano cálida sobre la mía, que ya no tocaba el aire.Abrí los ojos y encontré los iris del color de la miel en lugar de un verde esquivo.- ¡Tu eres linda! - Dijo serio.Debería alejarme y decir algo. Sin embargo, acepté sus manos en las mías.
No traté de ser fuerte. Lloré, allí, frente a Melody, exponiendo por primera vez mi mayor debilidad: cuánto extrañaba a su padre.Yuna no hizo nada. Ni siquiera trató de detener mi llanto. Se quedó a mi lado, esperando que me calmara.Después de unos minutos, respiré hondo y llené mis pulmones. Tomé un Kleenex de la guantera y me sequé la cara, luego me soné la nariz. Si fuera hace años, nunca usaría el mismo papel para las dos cosas. Pero ya no era la misma persona. Cambié pañales e incluso hoy limpié a mi hija después de que fue al baño. El mismo papel para lágrimas y secreción nasal fue una de las cosas menos peores que hice.Tiré el papel a la basura y miré a Melody, que estaba sentada sin decir nada, sus grandes ojos verdes fijos en los míos:- Perdóname, Medy. No debería haberte hablado de esta manera.- No debí entrometerme, mamá. No seas así, todo estará bien.- ¿Por qué no eres un niño normal? ¿Por qué tiene que ser tan hermoso y perfecto? Solo puedo equivocarme en las matemá
- ¿Me estás invitando a salir, Sabrina?- No... Te invito a tomar un helado conmigo y mi hija, Guilherme.- Puedes llamarme Gui... No estamos en la escuela.Melody llegó con su mochila a la espalda. Abrí mis brazos para que ella subiera a mi regazo, sin embargo ella fue al regazo del niño, quien dijo:- Eres pesado, Medy. No sé cómo tu madre te carga como si fueras una pluma.Ella rió:- Como mucha pizza.- Lo bueno es que se pierden calorías en el fútbol – saludó al profesor – Fue un privilegio quedarme con usted y su clase, Sra . Daungarthner .- El privilegio fue nuestro, Gui. - Abrió una sonrisa, completamente derretida por el chico.Cerró la puerta y yo observé:- Prefiero llevarme a Medy que al hámster. Este animal parece un ratón.- Pero no es. – Melodía asegurada.- Ya le expliqué, Medy. - Aseguró Guy.- Mamá, no puede tomar el sol.- Gui ya me dijo eso también. Ni siquiera verá la luz del día, lo prometo.- No es tan extremo. Bill se echó a reír.Cuando llegamos al auto, Melo
Podía entregarme a ese beso, aun sabiendo lo arriesgado que era. Pero no conseguí. Porque no sentí a Guilherme sino a Charles en ese momento. Mi mente me engañó tanto que hasta el perfume barato de “el cantante” se apoderó del lugar.Lo empujé con cierta dificultad, sus labios me abandonaron lentamente, la sensación de querer seguirme pero el temor de que los recuerdos me hicieran aún más vulnerable.- No podemos, Gui... ¡No!- No me dejes así... Estoy completamente loco por ti. - Sus ojos brillaban y mi corazón se sentía como si se fuera a salir de mi cuerpo.Me desenredé de él y agarré mi bolso, yendo a la puerta y abriéndola mientras salía al pasillo. No había estudiantes en ese piso. Bajé las escaleras sintiendo el sudor correr por mi espalda cuando escuché sus pasos detrás de mí.Tan pronto como llegué al último escalón, me tomó del brazo:- No puedes negar que tú también me amas, Sabrina.- ¡Baja el volumen, maldita sea! Miré a mi alrededor, temerosa de ser observada.- El profe
Detuve el auto con un chirrido, mi cuerpo se inclinó hacia adelante con el impacto. Miré hacia Melody, quien se rió:- ¿Hace de nuevo?- Medy, esto no era una broma. Mamá se lastimó. - Me toqué el pecho, que me dolió con la fuerza del impacto que hizo el cinturón contra él.- Perdon.- Medy está diciendo cosas raras. Y mamá puede estar triste por eso... Especialmente si son mentiras.- Vi su foto... Es como la de mi padre... Lo juro. Mi papá canta la canción Rich Girl y quiero ir e invitarlo a cenar.Inmediatamente agarré mi teléfono celular y busqué en Google: Charles. Ni siquiera sabía su apellido.Había mil Charles... Pero ninguno era mío. Probé “el cantante”. Aparecieron innumerables artistas latinos, excepto el mío.- ¿Cuál es el nombre de la canción de nuevo? Miré a Melody.- La canción de la niña rica.Acabo de escribir "Niña". Y ahí estaba... Charlie B.: nuevo nombre, aunque casi el real. ¿O era Charlie su verdadero nombre y Charles el que usaba antes de su fama?Sentí que mi