LucianEl frío viento de la noche me azota mientras contemplo la luna que se alza en el oscuro cielo de Eldoria. Mis pensamientos son turbios y mi corazón palpita errático dentro de mi pecho.Los gritos desesperados de los humanos que nos atacaron se han acallado de repente, dejando el castillo que alguna vez le perteneció a Arthur, sumido en un silencio sepulcral que le helaría los huesos a cualquiera.Alina… secuestrada, alejada del castillo lunar y llevada a quién sabe dónde. Circe ha traspasado la línea, y no descansaré hasta rescatarla y castigar a la bruja que osó arrebatármela. Si antes estaba dispuesto a mostrarle algún tipo de piedad, ahora eso queda absolutamente descartado.Escucho los pasos de Ela apresurados, la loba llega hasta donde me encuentro, entre los escombros de la pared hecha añicos por el cuerpo del humano que acabo de degollar.—Mi señor… —suspira aliviada—… está bien.—La han secuestrado.—¿Qué? —pregunta sin comprender mis palabras.—El maldit0 hermano gemel
AlinaTres días encerrada entre estas húmedas paredes. Tres días que se sienten como tres mil años. Al principio tenía la esperanza de que Lucian apareciese en cualquier momento y me rescatase de esta tortura, pero después del segundo día me di cuenta de que eso no iba a suceder.Él no tiene idea de que Nyssa me ha secuestrado, y aunque lo supiera, de todos modos, no llegaría a tiempo para salvar mi vida y la de nuestro hijo.Unos terribles calambres azotan mi cuerpo y me hacen retorcerme en suelo húmedo de la prisión. Sé que moriré pronto, pero ni siquiera por estos tres días ellos se han apiadado de mí. Mi estómago gruñe por el hambre y las piernas y los brazos me tiemblan por la falta de agua, ni tengo energía ni para defenderme a mí misma de este lastre.La poca luz que se cuela por la entrada es lo único que me deja saber el tiempo que pasa. Ahora mismo sé que está por anochecer, y por lo que le escuché decir a Circe, esta es mi última noche.Pronto, escucho los pasos apresurados
LucianEl momento en que Circe arrastra a Alina con ella al vacío sucede en una fracción de segundo, pero para mis ojos, es como si todo ocurriese con la lentitud de un caracol arrastrándose por los troncos de los árboles.Despego mis pies del suelo y brinco, extendiendo desesperadamente mi mano hacia Alina. Sin embargo, por alguna razón, siento que no llegaré a tiempo. El grito de Alina, lleno de terror, resuena en mis oídos y me saca de mi aturdimiento.Apresuro el paso, mi corazón late con fuerza, pero incluso mi acelerado esfuerzo parece insuficiente. Ella se precipita al vacío, al igual que Circe, y la desesperación se apodera de mí.—¡No, Alina! —grito y me lanzo al abismo sin dudarlo ni un solo segundo.La gravedad nos separa a una velocidad vertiginosa, nuestros ojos se encuentran en la caída libre. No puedo permitir perderla. Estiro mi mano hacia ella, pero ni siquiera con mi transformación siento que pueda llegar a tiempo. Alina, resignándose a su destino, cierra los ojos. P
AlinaEl alivio por sentirme segura de nuevo se esfuma tan pronto como llega. Pues el dolor que me hace retorcerme y doblarme en dos, amenaza con el futuro de mi hijo y de mi vida misma. Nuevamente me cargan hasta el sofá de felpa de color rojo vino que se encuentra en el salón de descanso de las brujas.Leofric hace todo su esfuerzo por ayudarme, e incluso, Sorin aparece con la comida, que, a pesar de llenar mi estómago, no consigue más que darme un poco de fuerzas.El dolor se siente como una corriente ondulante que desciende desde la parte de arriba de mi abdomen y se irradia hasta mis piernas.—¿Qué es lo que le ocurre? ¿Circe se le ha hecho algo? —pregunta Lucian caminando de un lado a otro como fiera enjaulada.—Mi señor, me temo que no es eso. Alina ha estado bajo demasiado estrés, esto podría tratarse de una amenaza de aborto —concluye Leofric.Un profundo mundo se forma en mi garganta a punto de explotar. No puedo perder a mi bebé, no puedo. Miro a Lucian con los ojos cristal
Lucian Sorin no exageraba cuando me dijo que debía verlo por mí mismo, pues, si me hubiera relatado lo que tengo frente a mis ojos, probablemente no les hubiera dado crédito a sus palabras. A pesar de que envié a mis lobos a rodear el perímetro, de alguna forma los humanos y las brujas han logrado colarse y ahora, un enorme ejército que ni siquiera puedo contabilizar se ha levantado ante nosotros y se encuentra a varios kilómetros de distancia, listos para atacar. Jamás pensé que mil años después de la primera gran guerra, y de haber vivido tiempos de paz bajo el reinado de mi padre; una nueva guerra se desarrollará aquí mismo, en el reino de Vidramortis. Mi piel se eriza sin que lo pueda controlar. Por mucho que mis lobos superen en fuerza y agilidad a los humanos, ellos cuentan con el apoyo de las brujas, y, además, las espadas resplandecientes que blanden en sus manos son un aviso de que no están hechas de cualquier material… es plata mágica. Ni en mis peores pesadillas imaginé
AlinaLa risa de Circe retumba por todo el campo, a pesar de que estamos en un espacio abierto, hay algo oscuro en ella que hace que todos nos paralicemos. La lucha ha sido intensa, y se han perdido vidas de todos los bandos.Ver los cuerpos regados por el suelo, algunos agonizando mientras intentan arrastrarse por el suelo para salvar sus vidas, oprime mi pecho y me hace sentir un inmenso dolor. No quiero que nadie más muera, no quiero que una guerra sin sentido destruya el reino.Mis hermanos lobos, aúllan de dolor sintiendo el veneno de la plata disolviéndose en su cuerpo. Ahora mismo mi temor más grande es saber que a Lucian lo han atravesado con una de esas armas.Creí que con el fuego acabaría todo, pero ahora ella ha traicionado a su propia gente, a su propia raza, para obtener más poder.Su cuerpo comienza a levitar en medio del campo, a la vez que el viento helado de la noche agita con violencia las copas de los árboles. Los humanos y las brujas que quedan todavía de pie tamb
LucianLa mirada de Kalium me deja saber que está hablando muy en serio.—¿Qué quieres decir?—Yo sé lo que tengo que hacer, solo necesito que alguien me acerque a ella o la baje de ahí. Cualquiera de las dos cosas me funciona —dice con una sonrisa a la vez que me guiña un ojo.—¿Qué te traes entre manos?—¿Confías en mí? —pregunta con una mirada cargada de determinación.Antes tal vez hubiese dudado de la respuesta, pero ahora estoy convencido sin lugar a duda de lo que diré.—Sí.—Entonces déjame a mí hacer esto. Creo que es momento de que cobre mi venganza por lo que le hizo a mi amada Kira.Siento la mirada penetrante de Alina en mi espalda, sé que es lo que ella querría que hiciera. No está en mis planes lastimarla, a pesar de que la decisión que había tomado hace un instante lo estaba haciendo con creces. Estoy preparado para morir defendiendo mi reino y a las personas que me importan, no obstante, esta repentina proposición de Kalium podría ser la luz de esperanza que he estado
La batalla ha terminado, pero no se siente como una verdadera victoria. Los cuerpos sin vida esparcidos por el campo, el aroma a sangre fresca inundando el ambiente y la zona donde el fuego rojo todavía se consume son la prueba de que muchas cosas importantes se perdieron esta noche.Sin embargo, había sido una derrota sin precedentes. Circe no podría regresar, pues Kalium se aseguró con su sacrificio de condenarla al fuego eterno.El príncipe de los vampiros, Valard, derrama una lágrima involuntaria.Se dice que los vampiros no pueden llorar, salvo en ciertas ocasiones de extrema tristeza. Y este era un momento así para él. Llegó a considerar a Kalium un enemigo, pero también un amigo, incluso una especie de mentor.Los sentimientos son confusos en su interior, pues por un lado sabe que su sacrificio lo ha liberado de la pena que le iba a tocar llevar durante una larga eternidad.Antes de que todo eso ocurriera, él ya sabía las intenciones del vampiro, por eso Kalium lo encerró a últ