DONOVAN
El alfa introduce la llave de su casa en la cerradura y la hace girar para así abrir la puerta de su domicilio, acto seguido, entra junto a su adorada y querida compañera de vida mientras enciende las luces.
“¡Querer que Amara tocarnos y quererlo ya!”, pide de nuevo su lobo con imperante ansia.
“De inmediato, compañero”, le contesta el alfa que no se encontraba en un estado muy distinto al de su lobo interior.
Y es que desde el mismo momento en que su compañera había pronunciado la palabra “castigo”, que su sexo se había inflamado y puesto más que listo para pasar a la acción. Además, el brillo en los ojos de su elegida le indicaba que iban a pasar un muy buen rato esa noche. Y eso que en realidad Donovan nunca había querido contarle a Megan qué pasó en esa ocasión con el alfa de Fergus, en parte porque Keane le pidi
MEGAN—Pues ya está, esta sería la última —anuncia Nina en un resoplido y dejando la última caja de sus pertenencias en el suelo completamente satisfecha con su trabajo.—¿En serio que tienes bastante con esto? —inquiere Megan viendo las cajas de la beta amontonadas en el suelo de su piso con escepticismo.Cambiar de una casa a un lugar más pequeño no siempre era fácil para todo el mundo.—¡Pues claro que tengo suficiente! —exclama ofendida—. Cualquiera diría que necesito un palacio para vivir o algo… además, esto está la mar de bien, queda cerca del trabajo y aquí ya hay de todo —repite la beta—. Así que solo necesito mis pertenencias y a mí misma —señala con orgullo y en una sonrisa triunfal.Las dos lobas habían pasado toda la mañana llevando objetos, ropa
DONOVAN(Ocho días más tarde, preludio del ciclo lunar)El móvil del alto alfa suena anunciando la llegada de un nuevo mensaje y Donovan suspira con pesadez. Esa misma mañana, se había visto obligado a salir corriendo de casa justo cuando las primeras luces empezaban a romper el día porque unos cuantos pequeños delincuentes habían decidido tirar huevos a la fachada de los Castro. Kate le había llamado histérica exigiendo que se presentara de inmediato para poner orden, y Santiago, no teniendo más remedio, había tenido que acudir sin poder despedirse de su dormida Amara y sin poder gozar de ella en las mañanas, cosa que su lobo interior necesitaba como el mismo aire. Al llegar, los Castro se habían disculpado con él de inmediato y le habían asegurado que no se preocupara y que ya hablarían con Kate por haberle molestado por algo tan trivial. No obstante
MEGAN(Noche del ciclo lunar)Toda la manada de Montigraus se encontraba reunida al completo para empezar la ceremonia mensual del ciclo lunar, esa festividad tan y tan importante a la par que ancestral. Como siempre, Donovan se hallaba estoicamente en el centro mientras Nina, en su forma de loba, estaba a su derecha y Noah a su izquierda, tal como marcaba la tradición.Megan no sabía muy bien por qué, pero siempre que Donovan tenía que dar el discurso que todos los alfas dispensaban a la manada en esas noches tan especiales de luna llena, se veía absolutamente increíble y poderoso, como si estar frente a ellos, despertara en él la necesidad de demostrar su lado reinante y guardián. Aunque no había nadie e
DONOVAN (Unos meses más tarde) El ruido de la llave abriendo la puerta alerta al alfa de la llegada de su única a casa después de terminar la jornada. Su maravillosa y particular esencia llega a su nariz y sonríe porque el sólo hecho de oler su delicioso aroma, hacía que sus nervios se apaciguaran automáticamente y una paz innombrable le inundara. “¡Lobita ya estar en casa!”, exclama el lobo revolviéndose por dentro ya que hacía largos minutos que aguardaba por su llegada. —¡Oh! —exclama Megan con asombro nada más cruzar la puerta—. ¿¡Don!?¿¡Ya estás aquí!? —pregunta con alegría y en voz alta mientras camina hacia la cocina deprisa y se asoma con una enorme sonrisa en los labios. —Buenas noches, Meggy. Así es, hemos terminado antes de le previsto —explica el alfa de Montigraus en una cálida sonrisa. Donovan llevaba cuatro noches fuera de casa por un asunto del trabajo y no la había visto desde entonces. Aunque en realidad, había contad
DONOVAN —Tengo una petición especial para usted en honor a mi cumpleaños… —expone Megan alzando la barbilla y soltando todos sus encantos. —No esperaba menos, Amara, ¿y qué es? —inquiere el alfa con curiosidad y complacido. —Voy a buscarlo, espera un momento —le pide mientras se levanta con prisas con el libro entre las manos y se dirige a las escaleras para acceder al piso de arriba—. ¡Ah! —exclama de repente a medio camino—. Ya puedes ir ahora mismo al sofá —le manda para desaparecer a continuación. —Sí, señorita —responde mientras estira sus brazos por encima de la cabeza desperezándose y con espíritu sereno. Poco a poco, Donovan se levanta de la mesa y dirige hacia el sofá mientras espera paciente a que vuelva. Su erección ya estaba saltando impaciente en sus pantalones y fuera lo que fuera aquello que Megan planeaba hacerle, sabía que la primera vez iba a durar muy poco y que iba a correrse como un maldito animal. No pasan muchos
Este relato pertenece a la tercera entrega de la saga Fábulas Licantrópicas. Sigue a las novelas ya publicas Nigra Lupus y Ámica Lupus, aunque como siempre, puede leerse por separado. Sin embargo, quizás aparezcan situaciones que hacen referencia a sucesos previos ocurridos en las novelas anteriores, y éstas puedan despistar al lector.Quisiera recordar nuevamente que esta historia no pretende seguir ninguno de los cánones que ya se conocen sobre los licántropos para discernir entre clases sociales y tampoco está basado en un universo omegaverse.Aparecerán palabras como alfa, beta y omega con el siguiente significado:—Alfa: primero al mando, líder, se encarga de la manada. La manada lo elige. No se nace alfa, cualquiera con las aptitud
DONOVAN (Ese mismo día más tarde) Por mucho que su hermana Nina le echara en cara que era un testarudo sin remedio, habían varias razones por las que el alfa de Montigraus se había estado resistiendo a acudir de nuevo a la clínica. La primera, que sabía que la medicina poco podía ayudarle en su actual condición, y la segunda, que ponía a todos los trabajadores muy nerviosos con su presencia. Los sentía y veía temblar, tartamudear, sudar y hasta sonrojarse. Y sí, una parte de él le resultaba bastante divertido provocarles esas reacciones, pero la otra, la responsable, prefería guardar las distancias y dejarles hacer su trabajo con tranquilidad. Donovan no podía evitarlo, estaba en su naturaleza y en su sangre desprender esa aura que algunos etiquetaban de sofocante, amenazante e incluso perturbadora, y que otros perjuraban que era oscura, sensual y erótica. Pero para él, sólo era su forma de ser, nada más. —¿Alfa Santiago? —le llama la
DONOVAN(Douen, dos días más tarde. El primer juicio)En esos momentos, el alfa de Montigraus se dirigía a un lugar alejado dentro del hotel para atender a la llamada que llevaba esperando desde su salida a los juzgados y escapando de la extraña e incómoda conversación con la doctora Chris.Menuda Amara se había buscado Keane Daniels…“Ella parecer agradable”, murmura el lobo en su mente.“Claro que te parece agradable compañero, tenía mucho interés en ti. Y ya sé cuánto te gusta que te hagan caso, lobo vanidoso”, le retrae sonriendo por dentro.“Yo no ser vanidoso”, se queja el otro.“Por supuesto que no, sólo un poquito presumido, nada más. Aunque si te hubiera visto, estoy seguro que la hubieras asustado”, le recuerda.Al igual que él, el tamañ