Estaba tan agitada que me sorprendía que el oxígeno aún llegue a mis pulmones, y los latidos de mi corazón eran tan rápidos que podría jurar que se escuchaban a miles de kilómetros.
Visualicé a mi alrededor; todo estaba oscuro y olía horrible, me encontraba en una especie de cueva que parecía laberinto y era algo estrecho, el suelo estaba cubierto de charcos de agua y de lo que parecía ser sangre, las paredes tenían grafitis y palabras obscenas.
Suspiré y me dije que no es momento de perder el tiempo, alguien me estaba siguiendo y yo debía escapar o buscar la forma de luchar por mi vida, pero la herida en mi abdomen bajo me dificultaba pensar, seguía sangrando y me dolía como el infierno, me había hecho un torniquete con un pedazo de tela de mi blusa pero no me había servido de mucho, ya que la sangre no paraba.
Todo mi cuerpo estaba empapado de sudor y sentía que me asfixiaba, cerré los ojos por un momento y me recosté en una de las paredes de la cueva, carajo, ¿así era como iba a morir? De pronto, mis 5 sentidos se pusieron alerta al escuchar pasos cerca.
Es él.
Huye.Vete.O mátalo.Esas voces llegaron nuevamente a mi cabeza, ¿cómo iba a matarlo si no tenía fuerza?
Con la poca energía que me quedaba empecé a caminar con dificultad, si quería vivir, debía encontrar la salida de esta cueva pero no podía ver bien, no faltaba mucho para que la pérdida de sangre causara que me desmaye, pero no me di por vencida. Seguí caminando lo más rápido que pude mientras presionaba la herida con mi mano derecha, y con la otra me sostenía de esas paredes sucias.
Ya no doy más.
Al mirar al frente me encontré con dos caminos, no conocía este lugar, y sentía que de la decisión que iba a tomar, dependía si moría o vivía.
Nunca había sido una chica indecisa, siempre tomaba las decisiones rápidamente y como siempre eran las mejores, pero ahora, no sabía que hacer, algo dentro de mi me hacía dudar como nunca.
Nuevamente, escuché los mismos pasos, pero esta vez sabía que estaba detrás de mi, acechándome. Y mi corazón paró, y todo dentro de mi se tensó.
—¿Por qué sigues escapando? Si de todas maneras vas a morir por mis manos— su voz era ronca, incluso se notaba algo divertida.
Tragué saliva y volteé con dificultad, y lo vi, aunque la oscuridad no me permitía ver bien, pude visualizar su silueta robusta, sus hombros anchos y me pareció ver una sonrisa ladina en su rostro. Al parecer llevaba unos pantalones holgados que estaban manchados de sangre y de tierra, sus brazos se encontraban en sus costados y en la mano izquierda llevaba un cuchillo, su torso estaba desnudo y su piel brillaba por el sudor.
—Así que vas a matarme con eso— hablé con la poca fuerza que me quedaba mientras señalaba el cuchillo con mi mirada.
Él soltó una carcajada estruendosa, y eso me molestó. Quería golpearlo pero sabía que no iba a poder, porque acabaría conmigo con mucha facilidad.
—No lo creo, tu muerte debe ser épica y si te mató con esto, perdería mi estilo— relamió sus labios mientras daba pequeños pasos amenazantes hacia a mi.
Bien, Raquel, este será tu fin. Moriré sola, virgen y a manos de un psicópata. Cool, ¿no?
¿Acaso debo rendirme ahora?
No quería morir así, y no quería ser la típica persona que muere luchando hasta el final, siempre quise una muerte en paz, en cama, con mis seres queridos alrededor de ella recordando los buenos momentos, pero lamentablemente no iba a ser posible.
—Eres un estúpido traidor— escupí, con odio, aunque no pudiera luchar, quería herirlo con mis palabras, pero justo ahora no se me ocurría nada bueno— fingiste ser bueno, fingiste que nos ibas a ayudar pero todo fue una farsa ¡me das asco!
Él se detuvo un momento y ladeó su cabeza, y nuevamente, una sonrisa torcida apareció en su rostro. No lo reconocía.
—No sabía que sentías algo por mi, aunque me alegra— levantó su cuchillo y lo observó con diversión, para luego fijar sus ojos en mí, tardó un momento mientras me analizaba y después habló — creo que cambié de opinión, no mereces una muerte mejor que esta, creo que será interesante introducir esto en tu cuerpo— volvió a caminar otra vez, y yo hice lo posible por retroceder unos pasos. Estaba cagada de miedo, no quería que algo punzante atravesara mi piel— ¿por dónde empezamos? ¿El muslo? ¿O por el brazo? O mejor aún, ¿perforando algún órgano de importancia? ¿Qué dices? ¿Estaría bien empezar por los pulmones?
M****a. M****a.
Lo observé con desdén.
Era un completo asesino y enfermo, por mi mente pasaron varias formas de matarlo pero ahora no podía.
Maldición
Si tan solo tuviera más fuerza.
Si tan solo no me hubiera herido.
Si tan solo yo fuera mas fuerte.
El hubiera no existe, Raquel.
No tenía nada más que hacer ni decir, no podía luchar, ya no me quedaban fuerzas para hablar y tampoco energía para escapar. Al fin y al cabo, era mi culpa por confiar en él y creer en su palabra, todo es por mi, por ser tan ingenua.
—Creo que antes me divertire contigo— dijo observando mi cuerpo con una expresión pervertida.
Sentí asco.
—Eres un completo imbécil.
Él bajó su cabeza y negó entre risas, y después alzó su vista para fijarla en mi.
—Y tú, a pesar de estar en la m****a sigues luciendo hermosa— lamió su labio inferior. ¿Por qué carajos sale con esto ahora? ¿Por qué a pesar de estar en esta situación el seguía diciendo cosas como esta?— ¿lo ves? Hay cosas que no se pueden cambiar.
Quería mandarlo al infierno, juro que intenté lanzarle los insultos más crueles que se me ocurrieron, pero eso no pasó, había perdido demasiada sangre, y todo se hizo negro, caí en un mar de oscuridad.
Adolescentes sudorosos bailaban al ritmo se la música de maneras no aptas para menores de 18 años.A mi asombroso hermano Isaac se le había ocurrido la idea de hacer una fiesta, su propio proyecto x, en nuestra casa. Mamá no estaba, pero llegaría en cualquier momento.Algunas luces se encendían y apagaban dando el aspecto de una discoteca al lugar, se escuchaban gritos de euforia, y el alcohol no podía faltar. Todos los presentes eran jóvenes de la universidad del pueblo donde mi hermano y yo estudiábamos.De pronto, un ruido estruendoso se escuchó por alguna parte de la sala, llamando mi atención.Carajo, habían quebrado un jarrón de mi madre.Esto debía parar ya. Busqué con mi mirada a mi hermano, pero la oscuridad me dificultaba ver, empecé a caminar por el lugar con la esperanza de encontrarlo, me hice camino entre empujones, golpes y hasta había sentido que alguien me agarró una nalga. Imb
La alarma hizo que me de vueltas alrededor de la cama hasta caer de culo. Auch.Abrí los ojos lentamente y me encontré con mi habitación. ¿Qué había pasado anoche? Recuerdo que un hombre interrumpió en la casa y me hirió. Instintivamente llevé la mano a mi cuello, pero este, se encontraba intacto. ¿Otro mal sueño? Últimamente tenía sueños muy malos.—Raquel, despierta, no quiero que llegues tarde— la dulce voz de mamá se escuchó a través de la puerta antes de que ella entrara, sus ojos hermosos me miraron, para luego fruncir su entrecejo— ¿qué haces en el suelo?Le sonreí, mamá era una mujer muy hermosa, tenía ojos avellanados y una sonrisa que transmitía calma.—Hola, mamá, ¿a qué hora llegaste?— pregunté mientras me ponía de pie, mamá trabajaba en una empresa que se encargaba de fabricar y vender autos, se encontraba en la ciudad por lo que todos los días debía viajar y llegaba muy tarde, o a veces no la veíamos por algunos días. Ella era
Otra arcada, y el vómito salió de mi sistema completamente.Sentía un sabor amargo en mi garganta y mi estómago ardía.Victoria sostenía mi cabello mientras el líquido salía para terminar en el inodoro de los baños de la universidad.—¿Te encuentras bien?— preguntó Victoria con voz que demostraba preocupación.Asentí mientras me ponía de pie. No sabía que era lo que me había caído tan mal. Pero desde que vi a esa chica sin respirar, sentí un malestar. Habían pasado algunas horas desde que habían encontrado el cuerpo, la policía hizo algunas preguntas a los que habían presenciado eso, incluyéndome. Además, las clases se habían cancelado para que la policía pueda investigar sin estar bajo las miradas de los estudiantes. Victoria, Matías y yo seguíamos aquí ya que debíamos presentar un trabajo.—¿Qué comiste en la mañana?— preguntó Matías a través de la puerta, porque no podía ingresar al baño de mujeres, a pesar de que no había casi n
—¡Vamos a morir! ¡Tan jóvenes!— Matías sacudió mis hombros mientras se lamentaba, sus ojos estaban rojos y parecía que en cualquier momento iba a llorar. Y a mi solo me ponía los nervios de punta—¡Raquel! ¡No dejes que me mate!—volvió a gritar.Después de que Ryan haya notado nuestra presencia, mi amigo se había echado a correr llevándome a rastras consigo, había sujetado tan fuerte la muñeca de mi brazo izquierdo que estaba enrojecida y dolía un poco, froté esa zona. Me sorprendía lo tanto que se podía asustar Matías, ya mismo se orinaba en los pantalones. Nos encontrábamos en mi casa, no había nadie, Isaac aún estaba en la universidad y mi mamá se encontraba en su trabajo, cuando llegamos la desesperación de Matías me había dificultado abrir la puerta de casa pero al entrar, aseguré todo.—¿Él sabe dónde vives? ¡Rayos! ¡Si lo sabe! De seguro ya está aquí, acechándonos.— Mi amigo me había soltado y se encontraba dando vueltas al rededor de la sala.
Matías no paraba de mover sus pies, nervioso, tampoco paraba de intentar llamar a la comisaría, se encontraba a mi lado, sujetando fuertemente mi brazo mientras estábamos sentados en el sillón de la sala de mi casa. Al frente de nosotros se encontraba Ryan, frío, serio e inexpresivo, tenía los brazos cruzados sobre su pecho, y ahora que la luz había regresado, podía ver sus ojos más claros que antes.Me sorprendía que no haya intentado nada contra nosotros y que se encuentre tan relajado después de enterrar un cuerpo en el bosque, y a pesar de eso, yo no bajaba la guardia, estaba atenta a cualquiera de sus movimientos.El hombre que había intentado atacarme minutos antes, estaba al lado de Ryan, inconsciente, amarrado a una silla y llevaba una cinta en sus labios, para prohibir que haga cualquier tipo de ruido. Se trataba de un tipo alto, gigante, gordo, y robusto, y todas esas características me confirmaban que había sido él mismo quien habia entrado en mi c
Disparo.Segundos después de ese ruido terminé en el suelo con esa bestia encima mío, sus colmillos estaban muy cerca de mi cara y su cuerpo pesaba demasiado. Luego de eso, sentí un líquido caliente recorrer mi abdomen, al bajar la mirada, noté que era sangre, pero no era mía, era del animal.Tragué saliva y no podía escuchar nada más que un pitido en mis oídos.Veía todo en cámara lenta.Matías tenía una expresión de terror, incluso noté algunas lágrimas que rodaban por sus mejillas.El sheriff Braun tenía los párpados abiertos de par en par y gritaba algo a sus compañeros. En sus manos tenía una pistola y supe que él había disparado.Los demás oficiales que eran exactamente tres estaban estáticos en su lugar viendo toda la escena.—¡Raquel!— el grito de Mati me hizo saber que ya podía escuchar bien.Mi corazón latía veloz por los nervios y yo no
Habían pasado algunos días desde que hablé con Ryan, todo lo que me había dicho aun estaba dando vueltas en mi cabeza y me costaba procesar toda esa información.De pequeña me gustaba leer cuentos de magia, vampiros, hombres lobo, fantasmas, etc. Pero siempre supe que todo era irreal y solo eran cosas inventadas para crear historias y causar miedo en niños como yo, siempre creí que todo eso mentira y que no existía en la vida real, pero estaba profundamente equivocada. ¿Cómo era posible? ¿Por qué me estaba sucediendo eso a mi?No lo podía creer, pero debía hacerlo. Había visto a un lobo enorme gigante y aún hombre atacarme en mi casa, creería que me estaba imaginando todo pero Matías también lo había visto. También los sheriffs, que por cierto, aquella noche al salir a investigar no habían encontrado nada según las palabras del sheriff Braun.—Raquel—la dulce voz de Vicky llamó mi atención, sus ojos azules me miraban con confusión y tenía el ceño
El sudor empapaba todo mi cuerpo haciendo que la ropa se me pegue al igual que mi cabello en la frente, tenía la respiración agitada y los latidos de mi corazón eran muy rápidos, además, sentía mi garganta muy seca y necesitaba algo de agua, al menos una gota.Me encontraba en el lugar donde Ryan me había traído hace unos días, donde estaba la laguna. Después de nuestra conversación, Ryan me había convencido de venir a entrenar todas las tardes porque según él, primero debía fortalecer mi cuerpo para después poder manejar la dichosa magia que tenía dentro de mi.Una idea había cruzado por mi mente, y era la de hablar con ese clan de hombres lobos y decirles que no quería hacerles daño, y que queria llevar la fiesta en paz pero después de escuchar que existía una probabilidad de que ellos se hayan llevado a mi padre, la sangre me hirvió. El solo pensar que mi padre tuvo que desaparecer por el simple hecho de tener una hija como yo me hacía se