En el transcurso de los días no había podido abandonar la casa, su hermano la había dejado fortificada, parecía una prisión federal de máxima seguridad. Podría escapar pero tendría que llevarse por delante a varios guardias, además, un escándalo como éste podría llamar la atención de los hombres que llevaban casi dos semanas en un punto ciego al que los guardias de Héctor no daban importancia Aquella mañana el frío mostraba el cambio de tiempo, pronto sería octubre, el viento comenzaba a cambiar. Se suponía que a estas alturas Héctor ya habría vuelto y ella podría salir de esa prisión pero no así fue, por alguna razón que ella desconocía, el viaje se alargó. Eso la enojaba por dentro, quizás él se estaba desquitando con la pequeña o quizás pretendía apartarla por un tiempo.— ¡ Idiota!— bufó apartándose de la ventana, caminó unos cuantos pasos y se sentó en su escritorio, tecleó un par de cosas y aparecieron ante sus ojos las imágenes de la casa de Roma. Miró a cada rincón de la ca
« ¿ Qué hago aquí?»« Quiero volver con mi familia»« Tú no tienes familia »Se hundió en la bañera deseando dejar de respirar, ya no aguantaba tanta agonía, ya ni tenía la cara para sonreírle a sus hermanas. Lo había pensado por mucho tiempo, debía buscar la manera de apartar a sus pequeñas de ella, no quería dejarlas pero y si crecían¿ Acaso no las harían lo mismo? ¿ No las venderían a algún asqueroso de ese maldito círculo?. No podía permitir eso, no cuando ella deseaba escapar.Sintió como tiraron de ella hacia arriba hasta sacarla del agua, con algo de desorientación vió al gris oscuro sujetando sus brazos, su rostro serio como siempre.— ¿ Qué estás haciendo?...— preguntó enojado.— Bañarme, me siento asquerosa...— Te dije que no estuvieras utilizando la bañera...—¿ Qué te da miedo?...— preguntó con frialdad —¿ Piensas en algo que hiciste?...— Ya basta, acaba con eso y ponte algo cómodo, saldremos en una hora...—¿ A qué viejo iremos a ver hoy? ¿ Tengo que cubrir mis heridas?
Estaba envuelta en sus brazos, su cuerpo desnudo era calentado por el de él, era una maldita realidad, no podía fingir no saberlo. Con cuidado de no despertarlo apartó el brazo que descansaba en su cintura, se sentó en la cama, tomó algo para cubrirse y caminó hacia el cuarto de baño. Ahí se lavó la cara, lloró como lo había estado haciendo en los últimos días para luego secarse la cara y suplicar por volver a Inglaterra, ahí no se sentía segura pero por lo menos tenía a Kim, ella estaría ahí para cuidarla y protegerla de Héctor, y era cierto, nunca permitiría que él la tocara ni un pelo.Regresó a paso lento al cuarto, la oscuridad cubría su caminar, su mente estaba nublada, no podía seguir con esto, ya no quería sentirse así, no quería odiarse cada día más... Era débil, creyó en que algún día escaparía pero esa puerta se cerraba cada día más, se oscurecía, parecía el final de un túnel sin final...Viendo al Sol aparecer soltó un suspiro, en ese mismo momento escuchó los pasos de Héc
— Yo...— sus manos comenzaron a temblar, su rostro palideció, las lágrimas cesaron, su respiración se agitó, el aire entraba con dificultad. Debía haber escuchado mal, debía haber oído mal, no podía ser cierto, esa no podía ser su respuesta.— Si lo haces, tus hermanas desaparecerán, tendrán otra vida muy alejadas de todo... Serán libres.— No ...— negó incrédula—¿ La libertad de ellas o la vida de tu padre? Elije bien Regina...— Eres un monstruo...— le gritó.— Lo sé...— No puede ser así, no puedo arrebatar una vida...— Es la puerta a la libertad...— Para ser libre tendría que matarte a tí...— apretó los puños.— No, para ser libre tendrías que morir...— tomó una toalla y se la colgó en el hombro — Tienes diez segundos para decidir...— le dió la espalda — Es hora de que te hagas mayor...El silencio inundó el cuarto, el Sol ya casi había salido. « Aún con la luz, sigo en la oscuridad ». La impotencia golpeaba con fuerza su pecho, « Victor, quien intentó matarla a ella y a sus he
Aquella tarde, tras salir de la ducha y tomarse un montón de pastillas para callar las voces que gritaban en su cabeza, se tumbó para dormir, algo que no consiguió, la imagen de Víctor la atormentaba, la voz de Héctor, la respiración tan lenta... Todo era un caos en su cabeza .Se levantó de la cama, tomó dos pastillas más para el dolor de cabeza, tuvo un pequeño mareo pero aún así se levantó caminando inconscientemente hacia el ventanal, por el que vio a Arthur poniendo un par de maletas al auto, junto al mismo estaban René y Nicky mirando a Héctor con caras largas.— No...— susurró para luego salir corriendo hacia el jardín. Las escaleras fueron un gran obstáculo y se tropezó con algún que otro sirviente, sin embargo no se detuvo hasta estar fuera de la casa.—¡ Regina!— gritaron ambas corriendo a sus brazos. Ellas las abrazó sollozando.—¿ A dónde te las llevas?...— le preguntó a Héctor, quien solo la ignoró — Respóndeme... ¿ Acaso no te cansas de lastimarme?... ¿No te cansas...?—
Su última noche en Italia había sido la más larga de todas. Ella solo deseaba regresar pero no imaginó que Héctor la tomaría durante toda la noche como despedida. Todo su cuerpo dolía, sus ojos rojos e irritados de tanto llorar, su piel pálida y demacrada. Él se había saciado sin importarle la condición de ella, lo único que llegaba a su cabeza era el hecho de ya no tenerla constantemente en cuanto regresaran.Finalmente, regresaron a Inglaterra. Fueron recogidos por los hombres de Héctor y pronto se encontraron en la casa.La primera en correr a sus brazos fue Selena, quien había estado preocupada por ella, fue algo extraño para quienes notaron su emoción, pero todo volvió a la normalidad cuando solo miró a Héctor con asco. El mayor fue recibido por Cedric, quien se lo llevó de inmediato, ni tuvo tiempo de llegar a su cuarto, solo se fueron.— Regina...— Selena la abrazó con más fuerza, algo que entre ellas había empezado a ser normal desde ya hacía tiempo.— Hola, Kim...— dijo sonri
— Regina...La voz desesperada de Ronal se oía con un doloroso eco y la luz parpadeante dañaba los hermosos ojos de la pequeña. El ruido parecía disminuir con el tiempo y todo volvía a ser oscuro , frío, aunque sus pulmones parecían arder.Por otro lado el rostro enrojecido de Ronal se veía destrozado, su cabello alborotado y sus ojos miel ahogados en lágrimas.Había sido pura suerte o tal vez el destino el hecho de que Ronal saliera del “gray love ” en ese momento. Había quedado con su padre y trás eso decidió irse a su piso. Camino al mismo vió una línea de humo y se detuvo al ver su procedencia. No dudó en salir a ayudar a quienes estuvieran en peligro.Se acercó a la puerta del piloto y sin demorar sacó a Aron, quien se le hizo familiar pero le restó importancia a esa corazonada. Lo apartó a una distancia prudente y se puso a revisar sus constantes vitales, creyendo haber salvado a quien había pasado el accidente.— Señora...— susurró Aron en un hilo de voz, su respiración era en
—Déjame maldita basura...— gritó Ronal.Los guardias lo soltaron en una zona despoblada.—¿ Dónde está Regina?...— preguntó impotente.Pasaron de él y se subieron a sus autos saliendo de ese lugar. Lo primero que hizo fue tomar su celular con prisa y marcar el número de la persona en quien más confianza en aquel momento.—Gabriel... Estoy en un descampado, ven a por mí, creo que tenemos hablar...El grupo de emociones que corrían por todo su cuerpo provocaba una inestabilidad emocional por lo que sonreía porque su amiga estaba viva, se enojaba por verla con Héctor, se preocupaba por su repentino cambio y aún más por las heridas en su cuerpo.Gabriel no tardó en llegar al lugar encontrándose con un Ronal hecho mierda.—¿ Qué te pasó?...— preguntó preocupado.—Nada, a mí no me pasó nada...— dijo y golpeó un árbol cercano — Pero a Regina... A Regina...—¿ De qué hablas?— en su interior rezaba porque no fuera de lo que él estaba pensando.—La ví...—¿ Qué?...—Vi a Regina, está viva..