ALESSANDRO. El tiempo corre demasiado lento, los minutos pasan como horas y yo solo quiero llegar rápido a ese lugar. No viajo solo, conmigo viaja un equipo grande de seguridad privada que contraté. Va a ser complicado buscarla en un país un poco desconocido para nosotros; por ello, con ayuda de uno de mis hermanos contacté a un grupo de búsqueda de ese País. El camino se me hace eterno, llevo horas montado en un avión preguntándome dónde puede estar. Abbygail suele ser terca en ocasiones y sé que no es su culpa, pero no debío haber salido sola teniendo en cuenta que nunca en su vida había estado en ese sitio. El avión aterriza y soy el primero en bajar, no tengo tiempo que perder. No me tomé ni siqueira el tiempo de hacer una maleta, todo lo que hice fue correr a que prepararán el avión y salir sin importar nada. Entro al hotel que está al lado del la clínica privada en donde están atendiendo a mi hija. La habitación de Abbygail está perfectamente arreglada, como siempre suele
Abbygail Los párpados de mis ojos pesan, no puedo abrirlos por mas que lo intento. Siento que el aire me falta y la temperatura es invivible, la presión en mi pecho aumenta al darme cuenta que no puedo mover mi cuerpo. Es como una especie de parálisis de sueño que se apodera de mí, intento abrir mi boca para pronunciar palabras pero no lo logro, una especie de fuerza externa me toma con dureza y lo único que logro ver son mountruos inclinándose hacía mí. El miedo hace que decida rendirme y busco la manera de irme, cayendo en un sueño profundo sin tener noción del tiempo. Sin necesidad de luchar con la fuerza externa que me impide despertar, mi cuerpo empieza a reaccionar con lentitud y me acostumbro a la poca luz que hay en la habitación. Intento levantarme de la cama en la que me encuentro, pero las cadenas amarradas a mis pies me impiden moverme con libertad. Justo en ese momento me percato de lo que está sucediendo y me alarmo empezando a gritar — Auxilio — Grito con desespera
Alessandro Con el pasar de las horas mi cuerpo se encuentra agotado, sobre todo de manera mental. Los pensamientos no dejan de abrumarme. Emily acaba de tener un paro respiratorio y yo no sé como manejar tanta sobrecarga. En este mismo instante soy un insignificante hombre con miedo a perder todo lo bueno que ha conseguido hasta el momento. En mis planes siempre estuvo tener una familia, construir eso que llamamos hogar propio, pero no estaba contemplado para este momento. Ahora puedo decir que estaba construyendo eso, una familia, con una hija maravillosa de por medio que la vida me dio. Siento como si ella hubiera salido de mí y me abruman los pensamientos que más temparno que nunca tendré que despedirme. Mi mente es invadida por una fuerte tormenta de pensamientos y recuerdos referentes a ella. Su sonrisa expontanea, la necesidad de llegar a casa y pasar tiempo con mi pequeña sin importar cuan cansado me encuentre. — Familiares de Emily Franchinni — Habla un señor de edad avan
Alessandro Llegó el día. Los pies me duelen de tanto caminar de un lado a otro, no puedo estar quieto. La cabeza me duele y los nervios están de punta. Si bien, hoy es el día del intercambio. Sin embargo, logramos dar con el lugar exacto en donde se encuentran, según él rastreo exhaustivo que hizo mi gente. Por ello, se ha ejecutado un plan de rescate muy cuidadoso que se llevará a cabo cuatro horas antes del famoso encuentro. Decido salir a tomar un poco de aire, comer algo me sentaría muy bien. Mi estomago no tiene comida desde hace dos días, solo he podido medio probar alguna cosa cero proteica. Me desplazo en una se las camionetas al norte de la ciudad en busca de comida de mi país. Es la única forma de encontrar algo que me apetezca, ya que siento el cuerpo un poco débil y necesito estar bien. Necesito tener toda la energía y fuerzas posibles por si el plan no sale como lo planeado. Al llegar al lugar me ofrecen una entrada y pido una copa de champaña, necesito un poco de al
AbbygailHe dormido once horas, nunca había dormido tanto. Mi cuerpo me pide que siga en cama, pero no puedo. Anoche estaba hablando con Aless y no sé en qué momento mis ojos se cerraron; no veo la hora de poder ver a mi pequeña niña. Alessandro salió hace un rato, me dejó una nota para que no me preocupara, fue a caminar un poco aprovechando la mañana tan maravillosa que está haciendo. ¿Cómo debería sentirme luego de un secuestro?No lo sé, en el momento no siento nada pero siento todo a la vez. Es una sensación de que estoy a salvo; sin embargo, algo muy dentro de mí me manifiesta que no es así. Obligada me levanto de la cama y voy al baño. Dejó que el agua corra por un largo tiempo, al terminar me veo al espejo. Estoy horrible, completamente horrible. Los moretones en mi rostro no se ven nada bien, me reviso y tengo pequeños hematomas en el cuerpo, ojeras muy marcadas, sin dejar a un lado mi semblante pálido. — Sé que estás ahí — Volteo hacia Aless, quien está en la puerta ob
AbbyLa vida nos ha cambiado y en realidad no sé si sea para bien. Podría decir que estoy feliz, con un hombre maravilloso y terco a mi lado, pero que amo. Porque sí, ya ambos nos expresamos en palabras y también en actos el amor que nos tenemos. — Podría quedarme por la eternidad encerrado en una habitación contigo, sin aburrirme un solo segundo — La voz ronca de Aless en mi cuello me hace estremecer. — ¿¡Me estás diciendo que solo quieres estar conmigo para estar así!? — Nos señalo, estamos completamente desnudos con nuestras piernas entrelazadas — Sí — Bromea sonriendo — Mentiras, solo sé que contigo me olvido de todo. Estar aquí encerrados en estas paredes es como liberarme de estrés, de problemas. — Creo que haz sido tú — Pronuncio sin que entienda — Lo que tanto había anhelado — Completo — Siempre hemos sido nosotros, Abbygail — Pero la realidad es otra... — Me arrepiento al momento de haberlo dicho — Lo sé, cariño — Deja besos en mi cuello — Debemos organizar todo. Prom
Alessandro Mi cabeza está a punto de estallar. Por un lado enfrentarme al traslado tan complicado de Emi y por otro la empresa, la jodida empresa; Aunque, me importa muy poco mi empresa en estos momentos. Tengo en mi espalda una carga muy grande, entre ellas está que soy el empresario más exitosos de mi país y está bomba está a punto de estallar, lo presiento. Será todo un escándalo del que no podré escapar tan fácilMe preocupa no tener con qué salvarme el pellejo, porque aunque soy inocente de toda esta mierda, es mi nombre el que está en la mayoría de trámites empresariales.A decir verdad, tengo suficiente dinero para simplemente dejar todo tirado, perder la compañía y empezar de nuevo; de esa manera me libraría de tantos problemas. Pero, no quiero. He luchado desde un jovencito, aprendí a moverme, me humillaron en el camino, me caí, me equivoqué más de mil veces y ahora soy lo que siempre quise ser, un hombre exitoso que no debería estar preocupándose por nada. — Thomas — Bra
Alessandro.Los placeres de la vida van ligados a los bellos momentos, la tranquilidad, el sentirse en paz y sin preocupaciones como lo estoy en este mismo instante.Aterrizamos hace unas horas, es viernes; por ello, decidí regresar a la empresa hasta el lunes y aprovechar estos dos días al máximo con mis chicas. Si bien, Emi no se encuentra en buen estado, pero es no es impedimento para que podamos disfrutar.Como toda una familia, jugamos a esconder objetos y encontarlos, nos turnamos para hacer equipo. En el momento yo debo encontrar en objeto que Emi y Abby esconden. Tengo los ojos tapados con mis manos, pero abro un poco mis dedos para poder ver. Esconden muy bien, voy perdiendo — Eso es trampa, papá — Me acusa Emily — ¿Qué? — Me hago el desentendido actuando con normalidad — Yo no he hecho nada— Te vi — Me señala con su pequeño dedo — Estabas viendo, no se vale hacer trampa. — Alessandro, no le enseñes malas mañas a la niña — Me regaña Abbygail — Soy inocente — Levanto mis