CAPÍTULO 10. VENGANDO A MI AMIGO

Pir se mantuvo abrazando a Alondra, no quería dormirse, le encantaba tenerla cerca, observarla mientras dormía, hasta que de repente la vio quejarse, su rostro atormentando, comenzó a tirar golpes con sus manos y pies, parecía que luchaba con alguien, mientras gritaba —¡Por favor no! ¡Déjenme! No me hagan daño. Yo me equivoqué, no quería causarles daño —gritaba, mientras por su angustiado rostro corrían grandes lágrimas.

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