Alondra había leído días atrás la carta de Felipe, sintió una profunda tristeza en su corazón, cada letra a pesar de darle aliento fue como pequeñas espinas clavadas en su corazón, lo había juzgado mal o mejor dicho ambos se juzgaron mal, se habían hecho mucho daño, el amor es como una planta que hay que atender y cultivar para que no se marchite, fueron tantas omisiones, se ocultaron tantas cosas.
Alondra había salido furiosa con sus padres del departamento que habían alquilado en Ciudad de México durante su estadía temporal de esa ciudad, todo por culpa del chismoso de Camillo, la había acusado de lo que le había hecho a él y a la estúpida de Camilla, sus padres en represalia le habían quitado tarjetas, carro, privilegios y todo; cuando Camillo salió de conversar con ellos, intentó convencerlos de que desistieran del castigo haciéndoles creer que estaba arrepentida, todo para que se retractaran de llevarlo a cabo, pero ambos se pusieron firmes como un todo, haciendo un frente en común para corregirla, en un principio pensó que podría manipular a su padre, pero no pudo hacerlo, nunca había visto tanta decepción en sus ojos, él quien siempre la había mirado con adoración, hasta ese día, sinti&oacut
Alondra llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, esperó un par de horas y tomó un vueloa Roma, con conexión en tres aerolíneas haciendo escala en Cancún y Bruselas, en la primera ciudad su escala fue de tres horas y en Bruselas de un poco más de dos.El importe del boleto, lo pagó en efectivo, equivalente a mil setecientos dólares. Inició su viaje con mucha incomodidad, pues nunca había viajado en clase económica, de hecho en su vida siempre había viajado en los jets de su padre, solo en dos oportunidades anteriores voló en una línea comercial y había sido en la comodidad de primera clase, con los beneficios que brindaba, tales como no cargar su equipaje porque los mismos eran trasladados en carritos especiales, el acceso a la sala premier, la preeminencia de hacer el check in y registrar el equipaje, la inclinación de los asientos, la calidad de la com
Él vio que ella se puso blanca de la impresión y sus ojos hermosos, se abrieron como platos, dejándolo cautivado en el acto,pero a pesar de ello no quiso darle tregua alguna, era una chismosa de primera, tenía toda la intención de hacerla sentir incómoda hasta más no poder, solo con verla se había dado cuenta que era una mujer superficial más pendiente de su aspecto que de su trabajo y que pensaba que con el físico podía todo conseguir, lo bueno es que estaba advertido sobre ella, por cuanto algunas de sus compañeras de trabajo, le habían indicado la clase de persona que era e incluso le mencionaron que se había convertido en la amante de Gino, quien la habría ingresado sin experiencia, ni recomendaciones a cambio de favores sexuales.—Vamos señorita responda, o le comieron la lengua los ratones—dijo en tono de burla.—Y-yo…Yo no…—estaba nerviosa y las pa
Alondra dudó, sus instintos le decían que no debía aceptar, de hecho tuvo una lucha interna entre su conciencia y su cuerpo, Pir le tomó las mejillas y comenzó acariciarla suavemente —. ¿Aceptas? —volvió a preguntar.Ella lo observó un momento, posó la mano en su barbilla, luego la subió rozando con sus dedos su labio inferior, él le tomó los dedos y los besó uno a uno, Alondra sintió que su cuerpo ardía como brasa, sabía que era un peligroso aceptar esa invitación, pero desoyó a su conciencia y ganó su cuerpo —Acepto ir contigo.*********************************************************Así transcurrió el resto del día, Pir no dejaba de pensar en la cita que iba a tener con Alondra esa noche, distracción que no era recomendable pues necesitaba tener sus cinco sentidos
En ese momento uno de los teléfono de Pir sonó, él lo atendió de inmediato, pero antes de alejarse, Alondra se levantó de donde estaba sentada y en sus bruscos movimiento empujó a Pir, quien se quedó desconcertado por su actitud y más aún cuando sin razón aparente comenzó a correr como loca por la playa; Alondra sentía que las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras repetía como una mantra en voz alta —No puede ser él, no puede ser, la vida no puede ser tan cruel. ¡Dios mío por favor! Que ese chico no haya sido Cristiano.Luego de un momento Pir la alcanzó, la volteó hacía él, abrazándola—¿Qué paso cielo? ¿Por qué saliste así?—Lo siento—espetó llorando—, lo que me contaste me hizo recordar a alguien.—Si ¿A quién? —preguntó
Luego de salir del parque se fueron a cenar, pero justo cuando habían pedido la comida, Pir recibió una llamada —Aló, Roldán, debes presentarte para la entrega de esta noche.—Pero ustedes no me habían avisado —respondió molesto, mientras veía que Alondra se mantenía lo más neutra posible, sin emitir ningún gesto, le daba un poco de temor que ella descubriera algo que la hiciera alejarse de él, pero es que esa parte de su vida no la hablaba con nadie, ni siquiera con su padre con quien tenía una absoluta confianza, solo se lo había enunciado a su abuelo y a muy groso modo, por supuesto que no le había agradado nada, diciéndole que prefería mantenerse en la ignorancia.
Alondra estaba nerviosa, se vistió con mucho cuidado, procurando lucir sexy y deseable se dijo: “Este chico me trae coladita hasta los huesos”, y soltó la risa, se miró al espejo y se veía hermosa, se vistió con una braga blanca y se dejó suelto su cabello que le caía como una cascada por debajo de sus hombros, se lo cepilló seguidamente hasta sacarle brillo, solo se pintó los labios con un labial tono carne, se colocó unas sandalias bajas de color negro, pues aunque quería estar bella y elegante, también deseaba la comodidad, últimamente la moda ya no era todo para ella, se dio cuenta de que hab&ia
Pir no podía respirar, eso nunca le había pasado, la vio acostada desnuda en la cama con los ojos cerrados, mientras él trataba por todo los medios insuflar aire a sus pulmones, Alondra, lo vio rojo y se levantó corriendo asustada —¡Oh por Dios! ¿Qué te pasa Pir? ¿Qué tienes? —Ella lo tomó por el brazo y lo sentó en la cama, comenzó a revisarle las vías respiratorias para ver si había alguna obstrucción, le tomó el pulso y comenzó a darle pequeños golpes y masajes en la espalda y pecho, incluso hasta estaba pensando suministrarle oxigeno a sus pulmones