Alondra había salido furiosa con sus padres del departamento que habían alquilado en Ciudad de México durante su estadía temporal de esa ciudad, todo por culpa del chismoso de Camillo, la había acusado de lo que le había hecho a él y a la estúpida de Camilla, sus padres en represalia le habían quitado tarjetas, carro, privilegios y todo; cuando Camillo salió de conversar con ellos, intentó convencerlos de que desistieran del castigo haciéndoles creer que estaba arrepentida, todo para que se retractaran de llevarlo a cabo, pero ambos se pusieron firmes como un todo, haciendo un frente en común para corregirla, en un principio pensó que podría manipular a su padre, pero no pudo hacerlo, nunca había visto tanta decepción en sus ojos, él quien siempre la había mirado con adoración, hasta ese día, sintió miedo, dolor y un sinfín de sensaciones que no sabría explicar en ese momento.
Se sentó en la entrada del edificio con una maleta donde había metido la mayoría de las cosas que había llevado a Ciudad de México y comenzó a reflexionar, regresaría a Roma y les demostraría que no necesitaba de ellos para obtener sus cosas, ella podía trabajar y estudiar, aunque nunca lo había decidido hacer hasta ese momento.
Sin embargo, había concluido el liceo y obtenido una especialización en arte, orientada a crear una base que le permitiera acceder a la educación superior, pensando en ingresar a una escuela para estudiar licenciatura de arte, pero luego le pareció ilógico seguir los estudios, sus padres tenían dinero, ella no necesitaba ni estudiar ni trabajar, tampoco le había interesado demostrar independencia como lo hacía la estúpida de Camilla que a pesar de tener un padre millonario, había trabajado y estudiado, todos la admiraban y no era por su belleza, sino por lo decidida y emprendedora que era, aunque le molestara admitirlo ella en el fondo sentía admiración por ella, porque con su sencillez y sin ningún artificio había logrado el amor de Taddeo, había pensado separarlos pero en el rostro de él solo había tristeza no desengaño, ella nunca había logrado que algún hombre la mirara como él lo hacía con Camilla, ni siquiera Camillo que de pequeño era un niño dulce y tierno, quien la trataba como si ella fuese lo más importante del mundo.
Bueno si, una vez alguien la había mirado con amor y ella se lo había arrojado en el rostro, empezó a sentirse mal, cada minuto que recordaba, la hacían hundirse en una depresión y por más que trató de evitarlo, las lágrimas acudieron a sus ojos “¿Qué te está pasando estúpida?”, se dijo, en ese momento cayó en cuenta que estaba sola, sus amigos verdaderos habían sido los gemelos y después de lo que les había hecho no creía que lo siguiesen siendo, amigas mujeres no tenía, ellas siempre la veían como una amenaza, porque sus novios terminaban declarándosele y aunque eso no era culpa de ella, porque su coqueteo era natural y sus intenciones nunca eran insinuársele a los novios de sus amigas. De de hecho jamás lo hizo, pero lamentablemente varias confusiones generaron ese alejamiento y no siguió buscándolas, por lo cual solo se rodeó de hombres, de los cuales con un par se involucró no tanto sentimentalmente sino sexualmente. No obstante, esas relaciones habían terminado pésimas, porque querían coartar su libertad y eso no se lo permitía Alondra Sophía Sebastini, era una mujer libre, independiente y ningún hombre la sometería, era ellos quienes debían bailar al ritmo que ella tocara no viceversa, los había tratado muy mal después de haberlos utilizado para su satisfacción, sin embargo, con quien realmente se pasó había sido con Cristiano, su primera relación.
Cerró los ojos y no pudo evitar que los recuerdos del pasado se abrieran paso irremediablemente en su memoria, siempre le había gustado que los chicos la admiraran y revolotearan alrededor de ella, eso la hacía sentir hermosa y deseable, era de naturaleza coqueta, le gustaba jugar con ellos, los enamoraba y cuando veía que habían cedido ante sus encantos los rechazaba cruelmente.
Exactamente eso había pasado con Cristiano, un chico que conoció en una de las visitas que hizo a Barcelona durante sus vacaciones, lo había conocido cuando fue a una discoteca con su hermano Matteo, su tío Mauro y su esposa. Ellos se habían retirado temprano, mientras que ella se había quedado con su hermano y sus amigos; luego de tomarse un par de copas que lograron achisparla mucho más de lo que acostumbraba, se fue a bailar con un par de amigos, se movía seductoramente en la pista, tongoneaba sus caderas arriba y abajo, deslizando sus manos a lo largo de su cuerpo, sus labios entreabiertos esbozaban una pícara sonrisa, comenzó a mover su humanidad en forma de ocho, llevando sus manos hasta sus senos en un gesto provocador, luego a los costado de su cuerpo, manteniendo una mirada coqueta, los tenía a todos hipnotizados mientras la mayoría de las vistas se posaban en ella, los presentes se apartaron, para dejarla exhibir un torrencial de sensualidad en la pista que parecía no tener fin, mientras ella se deleitaba con el baile sin ningún atisbo de vergüenza, ni cohibimiento, totalmente derrapada.
Estaba extasiada bailando, cuando se le acercó un chico de buen parecer, unos hermosos ojos cafés, trigueño, de cabello negro profundo como el azabache y comenzó a bailar con ella, bailaron un par de horas, incluso se besaron varias veces en la pista, si Alondra era atrevida, no se detenía ante nada, y se había sentido atraída por el guapo español, que rato después supo se llamaba Cristiano.
Sin embargo, ese día no pasó a mayor, se limitaron a besarse, a abrazarse y a acariciarse, se despidieron y quedaron en verse al día siguiente, a partir de ese día empezaron a salir, no era que el chico le encantara, pero no estaba mal, solo quería experimentar con él, no había sentimientos de por medio en lo que hacía, porque en su mente la presencia y mirada de los gemelos era latente, ellos le habían robado el corazón desde la primera vez que los vio, pero no se decidía a quien escoger.
Un par de días después luego de una cena, se fue con Cristiano a un hotel, comenzaron a besarse y a acariciarse hasta que sus cuerpos deseosos exigieron dar un paso más, él se colocó el preservativo y la poseyó, esa fue la primera vez que se entregó a un chico, tenía dieciocho años cuando pasó, no mentiría diciendo que fue la sensación más extraordinaria que había sentido, porque en verdad fue una experiencia absolutamente dolorosa, no había detectado ni fuegos artificiales, ni mariposas, había sido un momento desagradable que había soportado con estoicismo.
No obstante, las veces siguientes, Cristiano se resarció y le había gustado pasarla con él, de hecho iniciaron una relación que duro casi todo el verano. Pero él era demasiado absorbente, quería estar todo el tiempo con ella tocándola y besándola, eso la fastidiaba, aunque ella, fingía que le agradaba, sin embargo, un par de semanas antes de regresar a Roma, terminó su relación con él, estaban en la piscina de la casa que tenían en Barcelona con su hermano y sus amigos, y Cristiano hizo amago de besarla y ella se soltó diciéndole— ¡No me beses!, ¡Ni me toques! creo que es hora de terminar esta relación, todo lo que haces me desagrada—. Pronunció sin ningún tipo de delicadeza, ni siquiera la cohibió el hecho que estaba frente a todos los presentes en la fiesta.
—No entiendo, ¿Por qué me dices eso? —interrogó el chico con gesto de confusión.
—¿Qué parte no entiendes? Te lo repito por si tienes alguna sintomatología que te impide procesar mis palabras. No quiero que me beses, ni me toques, te estoy terminando, porque no te soporto—le dijo con crueldad, expresando una mirada de desprecio.
—Alondra—dijo el chico con tono suplicante—No puedes hacerme eso por favor, sabes que te amo, eres la mujer más importante en mi vida.
—¡¿En serio?! —le respondió con altanería y en tono de burla, frente a todos—yo por ti no siento absolutamente nada, ni te amo, ni te aprecio y si te soy sincera, ya ni siquiera me gustas, y mucho menos me provocas como hombre
—No puedes estar hablando en serio, yo fui tu primer amor, Alondra me enamoré de ti desde el mismo momento en que te vi bailando en esa pista, no puede ser cierto lo que estás diciendo—seguía debatiendo el muchacho con un deje de angustia en su semblante.
—De verdad lo siento mucho por ti guapo, pero para mí no fue nada, contigo no sentí mariposas, ni flechazos, ni amor a primera vista, yo solo quería experimentar y tú estabas disponible en el momento, ¡Nada más!
El rostro de Cristiano estaba totalmente desencajado —¿Me estás diciendo que todo fue una burla, qué me usaste?
—Solo te estoy diciendo que no hubo nada especial—. Le dijo con firmeza y un aire de suficiencia.
—¡Wow! Te felicito Alondra has sido muy buena actriz, haciéndome creer al principio que lo que teníamos era algo especial—pronunció dolido.
—Lamento que lo hayas mal interpretado. Ahora por favor, ¡Sal de mi casa! —lo corrió.
—Está bien, no te rogaré, espero que seas muy feliz, y que nunca nadie te destroce el corazón como hoy lo estás haciendo conmigo, ojalá nunca te arrepientas de lo que me estás haciendo.
—Jamás me pasará, siempre obtengo lo que quiero, todos me admiran, las mujeres me envidian y los hombres me desean, por lo que puedo escoger a quien quiera. Además mi corazón ya tiene dueño—expresó con soberbia.
Cristiano se había ido como si en sus hombros llevara todo el peso del mundo, pero Alondra, no sintió remordimiento, siguió tomando, bailando y divirtiéndose en la fiesta con sus amigos.
Al tener esos recuerdos, no pudo evitar sentir remordimientos, ¿Qué sería de la vida de Cristiano? Supo que se había dado a la bebida por un tiempo y aunque muchos le habían dicho que lo visitara como amigo para ayudarlo, había sido indiferente ante esas peticiones, su corazón había sido inconmovible frente al sufrimiento del chico, no supo el porqué pero ese día eso le estaba pesando en gran manera, sentía que su alma se estrujaba, y tenía la sensación como si le hubiesen colocado en ella un fierro caliente.
Enseguida empezó a sentir ahogo, el pánico la invadió, el aire le faltaba, se desesperó, tomó una bolsa de plástico que tenía en su maleta, la colocó cubriendo su boca y nariz, comenzó a respirar en su interior, de esta forma la concentración del dióxido de carbono de la bolsa es mayor que la del aire del exterior, como consecuencia del expulsado por Alondra, de tal manera que con cada inspiración, iba incorporando el dióxido de carbono nuevamente, haciendo que el PH de su sangre se eleve paulatinamente, lo que le permitió tranquilizarse antes de que su malestar empeorara.
De inmediato las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, sintió como si frente a sí se estuviese desvelando la clase de persona que era y no pudo evitar exclamar en voz baja “¡Qué cruel has sido!”, intentó evadir esos recuerdos, que sentía la cortaban en su interior como un arma de doble filo, pero su mente estaba empecinada en recordarle cada uno de sus errores; de inmediato volvieron esos momentos, ella siguió en fiestas, discotecas, divirtiéndose como nunca y siendo la odiosa que solía ser.
Luego de dos semanas de haber concluido su relación con Cristiano, retornó a Roma, donde volvió a ver a sus chicos preferidos, y comenzó un juego con ellos, aunque siempre lo había hecho, esta vez lo hizo con más intensidad, alentaba a Camillo para que no dejara de desearla y mantuviera la esperanza de que ella tendría algo serio con él, sobre todo lo hacía cuando lo veía que andaba interesado en una chica, cuando estaban solos lo besaba en el cuello, detrás de las oreja, lo aproximaba a ella para seducirlo acariciando su rostro, lo besaba en la boca y acariciaba su cuerpo, cuando veía que Camillo se iba a poner más exigente, huía, siempre jugaba ese juego con él, le encantaba provocarlo, a veces se imaginaba que era Taddeo, pues era a quien realmente amaba, sin embargo, esas provocaciones no funcionaban con él, a pesar que ella sabía que le gustaba, pero era un chico de decisiones firmes, lo había intentado con él, seducirlo de mil maneras, hasta una vez en la piscina mientras se bañaban hizo creer que la parte superior de su traje de baño se había caído, Taddeo solo lo encontró se lo dio y le dijo sin inmutarse —Espero que para la próxima te lo ates muy bien.
Esa no había sido la única vez, fueran decena de veces que lo provocó de una y de diversas formas lo hizo, pero Taddeo siempre la rechazaba, eso la enojaba enormemente, le molestaba su firmeza, su pose de chico correcto, con esas estúpidas convicciones que a ella le parecían ridículas, de que no se acostaría nunca con una chica hasta no saber que era a quien amaba. La única vez que la había besado, fue el día que lo encontró discutiendo y peleando con Camillo, cuando producto de la rabia la besó con pasión, allí supo que él era el chico a quien debía conquistar.
Esa era la razón porque había fraguado un plan cuando viajaron a México, vio que el mundo de Taddeo giraba en torno a Camilla, vio las fotografías de la prensa cuando le entregó a ella las flores al ganar el tercer lugar en el Gran Premio de Australia, supo al observar la forma de como se miraban, que estaban enamorados y no se habían dado cuenta, eso fue llenándola de envidia, de odio y de todo sentimiento oscuro, porque la insignificante mecánica había logrado conquistar de manera absoluta al chico que siempre la admiró a ella, y a quien realmente amaba, pero que desairaba para que suplicara su atención, pero desafortunadamente para ella, Taddeo no era hombre de arrodillarse ante nadie, o mejor dicho ella no era la chica que su corazón había elegido para ser capaz de hacer todo por ella.
Recordó cuando los vio besándose en el ascensor, la pasión era evidente, se devoraban como dos sedientos, la rabia la consumió y comenzó a pensar en un plan para separarlos, por eso cuando estaba conversando con Taddeo para unas supuestas entradas a la carrera para sus padres, cuando vio venir a Camilla, se le tiró encima besándolo, ella los vio y pensó que ellos tenían algo, esa había sido su intención desde el principio, pero Taddeo se dio cuenta porque lo había hecho y la apartó de si, cuestionándola, allí fue cuando vio la decepción dibujada en el rostro de él. Fue allí cuando decidió hacer algo que lograra separarlos, la mejor forma que se le ocurrió fue hacerle creer a Taddeo que su amada Camilla se había acostado con su gemelo, eso sería algo que a su parecer ningún hombre jamás perdonaría.
Por eso, para cumplir su cometido, se recordó de un chico que había conocido al llegar a Ciudad de México, habían salido un par de días, le pidió ayuda, él encantado aceptó, lo convenció a cambio de unos besos, caricias y una intensa sesión de sexo oral, por lo que no pudo negarse a sus deseos, esa siempre era su arma, no había nada que no pudiera lograr, al recordarlo hizo un gesto de asco hacía si misma, aparte ella le había pagado muy bien, fue él quien se encargó de contratar al mesonero de la discoteca y a los otros hombres, aunque le dejó claro que no quería que la violaran ni le hicieran daño, solo drogarla y acostarla junto con Camillo, le dio las indicaciones y le dijo que se trataba de una pequeña broma para sus amigos.
Y así lo habían hecho, los drogaron y los desnudaron acostándolos juntos en la cama del apartamento que había arrendado Camilla, y luego de un par de horas, los padres de ella y de Taddeo los habían encontrado, pero no vio decepción ni odio en sus ojos, solo dolor, y la había defendido, llamando a todos a la calma y enfrentando a su gemelo, allí quedó demostrado que ese hombre amaba verdaderamente esa chica y estaba dispuesto a hacer todo por protegerla, su plan macabro había dado al traste, le había salido lo que decían el tiro por la culata, y con el rechazo de Camillo hacia la chica, estaba segura que Taddeo no iba a dejarla sola, por otra parte, había decepcionado a Camillo, él único hombre que aparte de Taddeo le importaba, sin contar a su padre y a su hermani.
Se levantó de la acera donde se había sentado a meditar, tomó su maleta, su bolso y comenzó a caminar, “Ya es hora que hagas algo con tu vida Alondra Sophía”, se dijo, tomó un taxi, con camino al aeropuerto, mientras pensaba que era hora de corregir muchas cosas en su vida, era hora de cambiar, haría que sus padres, sobre todo su papá se sintiera orgulloso de ella, su mirada de tristeza y decepción la perseguía, le había destrozado el corazón y eso era algo que no podía soportar, el odio de su padre, él era el centro de su universo, su más grande amor, su cómplice, su amigo, su todo, nunca en sus veintiún años, la había reprendido de la forma que lo hizo, eso realmente la hirió profundamente, solo en pensar, como había sido la herida que ella le había provocado, por eso haría algo de lo que se sintiera realmente complacido, volvería a ser la niña de sus ojos y hasta que no lo lograra, no regresaría nuevamente al lado de ellos.
“Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar desde ahora y hacer un nuevo final. " Anónimo.
Alondra llegó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, esperó un par de horas y tomó un vueloa Roma, con conexión en tres aerolíneas haciendo escala en Cancún y Bruselas, en la primera ciudad su escala fue de tres horas y en Bruselas de un poco más de dos.El importe del boleto, lo pagó en efectivo, equivalente a mil setecientos dólares. Inició su viaje con mucha incomodidad, pues nunca había viajado en clase económica, de hecho en su vida siempre había viajado en los jets de su padre, solo en dos oportunidades anteriores voló en una línea comercial y había sido en la comodidad de primera clase, con los beneficios que brindaba, tales como no cargar su equipaje porque los mismos eran trasladados en carritos especiales, el acceso a la sala premier, la preeminencia de hacer el check in y registrar el equipaje, la inclinación de los asientos, la calidad de la com
Él vio que ella se puso blanca de la impresión y sus ojos hermosos, se abrieron como platos, dejándolo cautivado en el acto,pero a pesar de ello no quiso darle tregua alguna, era una chismosa de primera, tenía toda la intención de hacerla sentir incómoda hasta más no poder, solo con verla se había dado cuenta que era una mujer superficial más pendiente de su aspecto que de su trabajo y que pensaba que con el físico podía todo conseguir, lo bueno es que estaba advertido sobre ella, por cuanto algunas de sus compañeras de trabajo, le habían indicado la clase de persona que era e incluso le mencionaron que se había convertido en la amante de Gino, quien la habría ingresado sin experiencia, ni recomendaciones a cambio de favores sexuales.—Vamos señorita responda, o le comieron la lengua los ratones—dijo en tono de burla.—Y-yo…Yo no…—estaba nerviosa y las pa
Alondra dudó, sus instintos le decían que no debía aceptar, de hecho tuvo una lucha interna entre su conciencia y su cuerpo, Pir le tomó las mejillas y comenzó acariciarla suavemente —. ¿Aceptas? —volvió a preguntar.Ella lo observó un momento, posó la mano en su barbilla, luego la subió rozando con sus dedos su labio inferior, él le tomó los dedos y los besó uno a uno, Alondra sintió que su cuerpo ardía como brasa, sabía que era un peligroso aceptar esa invitación, pero desoyó a su conciencia y ganó su cuerpo —Acepto ir contigo.*********************************************************Así transcurrió el resto del día, Pir no dejaba de pensar en la cita que iba a tener con Alondra esa noche, distracción que no era recomendable pues necesitaba tener sus cinco sentidos
En ese momento uno de los teléfono de Pir sonó, él lo atendió de inmediato, pero antes de alejarse, Alondra se levantó de donde estaba sentada y en sus bruscos movimiento empujó a Pir, quien se quedó desconcertado por su actitud y más aún cuando sin razón aparente comenzó a correr como loca por la playa; Alondra sentía que las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras repetía como una mantra en voz alta —No puede ser él, no puede ser, la vida no puede ser tan cruel. ¡Dios mío por favor! Que ese chico no haya sido Cristiano.Luego de un momento Pir la alcanzó, la volteó hacía él, abrazándola—¿Qué paso cielo? ¿Por qué saliste así?—Lo siento—espetó llorando—, lo que me contaste me hizo recordar a alguien.—Si ¿A quién? —preguntó
Luego de salir del parque se fueron a cenar, pero justo cuando habían pedido la comida, Pir recibió una llamada —Aló, Roldán, debes presentarte para la entrega de esta noche.—Pero ustedes no me habían avisado —respondió molesto, mientras veía que Alondra se mantenía lo más neutra posible, sin emitir ningún gesto, le daba un poco de temor que ella descubriera algo que la hiciera alejarse de él, pero es que esa parte de su vida no la hablaba con nadie, ni siquiera con su padre con quien tenía una absoluta confianza, solo se lo había enunciado a su abuelo y a muy groso modo, por supuesto que no le había agradado nada, diciéndole que prefería mantenerse en la ignorancia.
Alondra estaba nerviosa, se vistió con mucho cuidado, procurando lucir sexy y deseable se dijo: “Este chico me trae coladita hasta los huesos”, y soltó la risa, se miró al espejo y se veía hermosa, se vistió con una braga blanca y se dejó suelto su cabello que le caía como una cascada por debajo de sus hombros, se lo cepilló seguidamente hasta sacarle brillo, solo se pintó los labios con un labial tono carne, se colocó unas sandalias bajas de color negro, pues aunque quería estar bella y elegante, también deseaba la comodidad, últimamente la moda ya no era todo para ella, se dio cuenta de que hab&ia
Pir no podía respirar, eso nunca le había pasado, la vio acostada desnuda en la cama con los ojos cerrados, mientras él trataba por todo los medios insuflar aire a sus pulmones, Alondra, lo vio rojo y se levantó corriendo asustada —¡Oh por Dios! ¿Qué te pasa Pir? ¿Qué tienes? —Ella lo tomó por el brazo y lo sentó en la cama, comenzó a revisarle las vías respiratorias para ver si había alguna obstrucción, le tomó el pulso y comenzó a darle pequeños golpes y masajes en la espalda y pecho, incluso hasta estaba pensando suministrarle oxigeno a sus pulmones
Al día siguiente, Alondra se dirigió al trabajo, se entretuvo atendiendo a varios clientes y organizando algunas estanterías, lo hacía contenta mientras tarareaba una canción La Alondra, de Deixaas, una composición que fusiona el Flamenco con música árabe, pero solo recordaba algunas líneas y cantar no era su fuerte, pero estaba tan feliz que le provocó cantar, mientras sus compañeros bromeaban tapándose los oídos y burlándose de ella —¡Por Dios mujer! Cantas horrible, a tal punto que estás provocando una contaminación sónica.—Chistosos —. Les espetó ella&m