SÍ, IRÉ CONTIGO…Después de ese momento de éxtasis compartido, Madison se encontraba recostada en la cama, con la respiración agitada y el corazón aun latiendo con fuerza. Estaba mirando el techo mientras reposó las manos en su vientre, aun con el cuerpo tembloroso.Omar yacía a su lado, con una expresión de satisfacción en su rostro, pero también con una mirada de complicidad hacia Madison.—¿Estás bien? —preguntó Omar acariciando suavemente el rostro de Madison.Ella asintió con la cabeza, incapaz de articular palabra alguna. Su mente aún estaba sumergida en las sensaciones que habían experimentado juntos, en el torbellino de emociones que los había envuelto durante ese momento íntimo.—¿Te arrepientes? —inquirió Omar, buscando sus ojos con los suyos, intentando saber qué era lo que pensaba.Madison frunció el ceño, sorprendida por la pregunta. Había entregado su cuerpo y su corazón a Omar de una manera que nunca había imaginado, pero en ese instante, en medio de la calma que seguía
¿QUIÉN ERES REALMENTE?…—También dile al presidente que debo irme por una situación familiar… y que volveré en cualquier momento. Sin embargo, muéstrale la posibilidad que sea parte del tratado en vivo entre Omán y Yemen… él sabe que puede tener muchos beneficios de esto…—Sí, señor… ahora mismo estoy buscando que se conecte conmigo en una llamada… todo está arreglado.Omar asintió con el teléfono en la mano, mirando desde la terraza cómo Madison asentía hacia una mujer que él había mandado a llamar para la ropa que Madison necesitaría.No quería exponerla al regresar a su casa, y había comprado todo lo que necesitara en último momento.—Bien, ¿cómo están las cosas?—Su madre y padre están aquí en Yemen… por la condición de su tío…Omar apretó la mandíbula.—Será perfecto… que nadie sepa que me voy esta misma noche.—No señor…—Bien, adiós…Omar finalizó la llamada, pero no se movió del balcón.Eran las cuatro de la tarde, en unas dos horas Madani entraría por esa puerta para decirle
SOY OMAR AL-AMAD…Omar observó a Madison mientras las palabras salían de sus labios con una mezcla de sorpresa y curiosidad. La noche solo hacía más interesante el momento, y él podía ver, a través de las luces tenues del avión, el rostro iluminado de Madi, destacando sus ojos llenos de interrogantes.—¿Quién soy realmente? —repitió Omar, dejando que la pregunta resonara en el aire por un momento antes de responder—. Soy quien te ha estado acompañando en estos días. Eso es lo que realmente importa en este momento —respondió él evasivamente.—Pero… ¿Quién eres en realidad? No sabemos mucho el uno del otro, y ahora estamos en un avión con destino desconocido, rodeados de… —Madison se detuvo, buscando las palabras adecuadas.Omar la miró con seriedad, comprendiendo su desconcierto. Decidió que era hora de abrirse un poco más, al menos en lo que respectaba a su identidad.—Bueno, Madison, esa es una pregunta bastante profunda… Digamos que mi identidad es un poco más complicada de lo que p
SÍ, ESTÁS CONDENADA…Madison se quedó sin aliento, sus pensamientos se agolpaban en su mente mientras intentaba procesar la revelación que acababa de escuchar. Omar Al-Amad, el hombre con el que había compartido momentos íntimos, risas y confidencias, resultaba ser nada menos que el Emir de Omán y Yemen. La realidad golpeaba con fuerza, y ella se encontraba en medio de un torbellino de emociones y preguntas sin respuesta.—¿Eres el Emir? —repitió Madison como una tonta, todavía incrédula, buscando en los ojos de Omar alguna señal de que esto fuera una broma de mal gusto.Omar permaneció en silencio por un momento, dejando que sus palabras se asentaran en la mente de Madison. Sabía que esta revelación cambiaría todo, que tendría que enfrentar las consecuencias de su verdad, pero también sabía que era necesario que Madison supiera quién era realmente.—Sí, Madison… lo soy… —confirmó con seguridad mientras ella abría más los ojos.Un mar de preguntas inundaba la mente de Madison, pero u
YEMEN…Madison se sentía como si estuviera parada en el borde de un abismo, con el vacío extendiéndose frente a ella. Las palabras de Omar resonaban en su mente, llenándola de una mezcla de miedo y emoción a la vez. De hecho, solo esa sonrisa que de cierta forma le daba la seguridad, es la que la sostenía, porque con Omar, ella nunca sabía si era real.De lo que no tenía duda, es que estaba en un punto crucial de su vida, y la decisión que tomara en cualquier momento, tendría un impacto profundo en su futuro.—Omar… no sé si hablas en serio, pero esto es mucho por procesar ahora mismo… —murmuró, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre sus hombros.Él la miró extendiendo la sonrisa mientras sus ojos oscuros reflejaban determinación.—Lo sé… pero soy sincero. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase. No tienes que enfrentar esto sola…—¿Enfrentar?—Me refiero a todo… yo…—¿Qué quieres decir con que estoy condenada? —preguntó, buscando claridad en medio de la confus
ALGUIEN TENÍA QUE DECÍRTELO…La declaración de Omar resonó en el aire como una bomba, dejando a Madison sin aliento y a los presentes en estado de shock. La sorpresa se reflejaba en cada rostro mientras miraban a Madison con una mezcla de incredulidad y curiosidad.El aire también se volvió denso en el patio del palacio de Yemen mientras las palabras de Omar resonaban en el aire. Madison sintió que todos los ojos se clavaban en ella, y una sensación de nerviosismo la invadió por completo. ¿Novia? La palabra parecía tan cargada de significado en ese momento, y aunque sabía que su relación con Omar era especial, nunca había considerado que llegarían a ese punto.Las miradas de sorpresa y curiosidad de los presentes se transformaron en murmullos susurrantes, mientras Madison se esforzaba por mantener la compostura bajo la intensidad del escrutinio de aquellos que la rodeaban.Unos completos desconocidos para ella.Omar, por su parte, la sostuvo con firmeza con una expresión serena pero
SI… ME PAREZCO MUCHO A ELLA… —Tío… —Omar tocó el brazo de su tío, sacudiendo de forma suave, mientras su mirada notaba la palidez de su rostro, y lo debilitado que se veía esta vez.Alrededor había una serie de máquinas, las enfermeras ya habían salido, y se encontraban totalmente solo.—Omar… —Rashi sonrió al verlo y le puso la palma en el rostro—. Me alegra verte… esta gente… no ha hecho sino… fastidiarme…Omar frunció el ceño lleno de preocupación. Su tío se veía agotado, incluso para hablar.—¿Te sientes como te ves? —Rashi amplió más su sonrisa—Tan jodido me veo…—Realmente sí… pero nada que no se arregle con un buen baño y perfume…Rashi negó, pero luego pasó un trago.—¿Estás aquí porque te dijeron que me puse enfermo o…?—Por ambas cosas… —Rashi intentó sentarse.—Cuando hablé contigo, me dijiste que la encontraste… ¿Cómo es?Omar soltó el aliento y se rascó los ojos.—Bellísima… —Rashi frunció el ceño.—¿Hablaste con ella…? —Omar abrió la boca, pero la volvió a cerrar—. ¿O
QUIERO QUE HAGAS ALGO POR MÍ… El silencio se instaló en la habitación, pesado y denso como una losa. Madison miraba a Rashid con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, mientras Omar se sentía cada vez más incómodo ante la situación que se había desencadenado.Rashid luchaba por controlar las emociones que amenazaban con desbordarse en su interior. Había pasado tantos años sin saber de la existencia de Madison, sin imaginar siquiera que tenía una hija, y ahora se encontraba frente a ella, sintiendo un torbellino de emociones que lo abrumaban.—Debe ser muy bella… —Pensó que Madison sonreiría ante el cumplido, pero ella solo bajó la cabeza y Omar le comenzó a hacer muecas, como de muerte y Rashid se apresuró a cortar el tema—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?Omar volvió a rodar los ojos mientras Madison negó.—No lo sé… puede que sea corto mi periodo de estadía…Omar frunció el ceño mirando a Madi y comenzó a mover su rodilla.—En cualquier caso… —Rashid dijo agitado—. Siempre serás bien