QUIERO QUE HAGAS ALGO POR MÍ… El silencio se instaló en la habitación, pesado y denso como una losa. Madison miraba a Rashid con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, mientras Omar se sentía cada vez más incómodo ante la situación que se había desencadenado.Rashid luchaba por controlar las emociones que amenazaban con desbordarse en su interior. Había pasado tantos años sin saber de la existencia de Madison, sin imaginar siquiera que tenía una hija, y ahora se encontraba frente a ella, sintiendo un torbellino de emociones que lo abrumaban.—Debe ser muy bella… —Pensó que Madison sonreiría ante el cumplido, pero ella solo bajó la cabeza y Omar le comenzó a hacer muecas, como de muerte y Rashid se apresuró a cortar el tema—. ¿Cuánto tiempo te quedarás?Omar volvió a rodar los ojos mientras Madison negó.—No lo sé… puede que sea corto mi periodo de estadía…Omar frunció el ceño mirando a Madi y comenzó a mover su rodilla.—En cualquier caso… —Rashid dijo agitado—. Siempre serás bien
HAY ALGO QUE… El silencio se hizo palpable en la habitación mientras Mirel esperaba ansiosamente la respuesta de su padre. Rashid la miraba con una mezcla de sorpresa y preocupación, consciente del peso de lo que su hija acababa de pedirle. —Mirel, hija… —comenzó Rashid, tomando su mano—. Entiendo lo que estás sintiendo y sé cómo tienes a Omar en tu cabeza. Pero no puedo interferir en los asuntos personales de él. Él es libre de tomar sus propias decisiones. Además, lo conozco como la palma de mi mano, Mirel… nunca haría algo que otra persona quiera, e incluso tampoco se lo pediría… ya sabes cómo es… Mirel sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su padre. Sabía que él tenía razón, pero, aun así, no podía evitar sentirse desesperada por retener a Omar a su lado. Y más con esta sorpresa que ella no esperaba. No estaba segura si esa mujer era un peligro, pero el hecho de que fuese extranjera era un punto a su favor. De seguro, Omar estaba convenciéndola de que se ac
ES… IMPOSIBLE…El corazón de Madison latía con fuerza mientras observaba a Omar, quien parecía sumido en un torbellino de emociones. La luz de la luna iluminaba sus rostros, añadiendo un halo de misterio al momento, sin embargo, ella sentía algo de lo que sabía que no estaba preparada.—¿Ocultándome algo? —repitió Madison, con una mezcla de sorpresa y ansiedad—. ¿De qué se trata?Omar exhaló profundamente, como si estuviera preparándose para lo que iba a decir a continuación. Sabía que no podía postergarlo más, que Madison merecía la verdad, por más difícil que fuera.El corazón de Madison empezó a latir con fuerza mientras esperaba a que Omar continuara. Una oleada de preguntas e inquietudes invadió su mente, pero se obligó a mantener la calma y esperar a escuchar lo que él tenía que decir.—Lo que voy a decirte puede cambiarlo todo… y no puedo prometerte que será fácil de aceptar… pero necesitas saber la verdad…Madison asintió, instándolo a seguir adelante.—Madison… yo… —Omar titu
¿CÓMO SERÍAN?El corazón de Madison retumbaba en sus oídos, su respiración estaba trancada en su garganta, y aunque intentara controlar las lágrimas, en este punto ella no podía.Se detuvo en un pasillo y se recostó a él para cerrar sus ojos.Esto no podía ser verdad. ¿Cómo?Su boca se apretó y un gran sollozo salió de su boca.—Esto no puede estar pasando… —de un momento a otro sintió que todo le daba vueltas, era como un ataque de pánico.Estaba en un país que no conocía, con gente que no sabía ni quién era.Ella tenía la culpa de todo.Se tomó de las paredes mientras el pánico la invadía, mientras su mente le repetía una y otra vez.“Eres su hija…”La realidad era implacable, y los recuerdos de las palabras de Omar se repetían una y otra vez en su mente, como un eco doloroso que no podía silenciar.¿Cómo era posible que ella fuera la hija de ese hombre, Rashid, del que apenas sabía nada? ¿Cómo podía haber estado tan cerca de Omar sin siquiera sospechar la conexión entre ellos? Las
ERES DE LA FAMILIA…Omar soltó el aire ante sus pensamientos y luego miró a su padre.No podía negar que había una mezcla de sorpresa por sus palabras, desde que tenía conciencia, ambos habían luchado el uno con el otro por defender sus ideales. Eran muy diferentes en muchas cosas, pero muy iguales en otras, y parte de su buena conciencia, se la debía a él y a su madre.Sin embargo, la renuncia de Hakim a intervenir en los asuntos del estado marcaba un cambio significativo en el curso de los acontecimientos. Aunque inicialmente desconcertado por esta decisión, Omar también sentía una oleada de gratitud hacia su padre por su comprensión y su deseo de buscar una vida más tranquila junto a su familia.Para él, de hecho, sería liberador, y una tensión menos sobre sus hombros.—Papá, esto es… inesperado… —murmuró Omar en tono serio.Hakim le dedicó una sonrisa cansada pero genuina.—Lo sé, hijo. Pero creo que es lo mejor para todos nosotros en este momento. Necesito concentrarme en cuidar
QUÉDATE CONMIGO…Mirel cerró la puerta con fuerza y tomó el aire para caminar con arrogancia.Zahida se puso de pie de inmediato arrugando el ceño y miró a Mirel como si le preguntara por qué tenía esta actitud.—Mirel… Omar dejó claro que nadie podía pasar… Madison está…—No me interesa, tía… debo hablar con ella…—¿Qué? ¿Cuál es la impertinencia? Ella necesita descansar.—¿Ahora estás de su lado?Zahida soltó el aire.—No sé de lo que hablas, pero es una muy mala decisión venir aquí… Omar…—¿Qué haces aquí? —todas se giraron en dirección de la voz de Omar que estaba entrando y Mirel pasó un trago.—No pueden impedirme hablar con mi… hermana… —ella lo masticó como si le repugnara—. Tengo mis derechos de estar aquí…—¡Fuera! —tanto Zahida como Mirel saltaron y Zahida se apresuró a tomar el brazo de Mirel e instarla a que saliera con ella.—Ven conmigo, por favor…En el momento en que salieron de la habitación, Omar puso el seguro y sus ojos se fueron a Madison. Omar se acercó a ella c
LA MIRADA QUE AMABA…La habitación parecía detenerse en un silencio cargado de tensiones, donde cada palabra pronunciada pesaba como una losa sobre los hombros de Madison y Omar. Los segundos se estiraban como horas mientras sus miradas se encontraban, ambos atrapados en un instante suspendido en el tiempo.Madison podía sentir el latido acelerado de su corazón resonando en sus oídos, mezclado con el eco de las palabras de Omar. La oferta de quedarse con él para siempre resonaba en su mente, una promesa que parecía tanto un refugio como una condena.Omar, con la respiración entrecortada, esperaba ansiosamente la respuesta de Madison, consciente del abismo que se abría ante ellos. El peso de sus propias palabras pesaba sobre él, cargadas de un deseo profundo y una necesidad urgente de proteger a la mujer que tenía delante.El silencio se volvía cada vez más agobiante, como si el aire se hubiera vuelto denso y difícil de respirar. Madison buscaba desesperadamente las palabras adecuadas,
VOY A MORIR Y VIVIR CADA DÍA PARA TI… El silencio se apoderó de la habitación cuando Madison cruzó el umbral, mientras su corazón latía con fuerza en su pecho, entretanto enfrentaba a los dos hombres que la miraban con sorpresa. El tío de Omar se puso rígido en su asiento, sus ojos mostrando una mezcla de shock y nerviosismo al verla entrar sin previo aviso. Por otro lado, la mirada de Omar era un torbellino de emociones, una mezcla de sorpresa, alegría y preocupación que se reflejaba en sus ojos oscuros. Madison se sintió atrapada entre ellos, como si estuviera en medio de un fuego cruzado de expectativas y tensiones. Pero a pesar de la incertidumbre que la embargaba, se obligó a mantener la compostura, a mantener la cabeza en alto frente a los hombres que la observaban atentamente. —Lo siento, no quería interrumpir… —murmuró, con voz apenas un susurro, sintiéndose repentinamente fuera de lugar en aquella habitación. Rashid pasó un trago duro. Omar apenas le había informado que M