SIN RETORNO…El corazón de Madison se hundió ante la idea de que Omar pudiera dejarla después de todo lo que habían compartido esa noche. Sin embargo, se obligó a mantener la compostura sabiendo que no podía retenerlo si tenía asuntos urgentes que atender.Omar caminó hacia ella, y luego se detuvo al ver todo lo que preparaba.—Buenos días… —ella sonrió de forma plana—. ¿Está todo bien?Omar negó.—Buenos días… huele muy bien, aunque no tenías que hacerlo… —ella se giró mirando la comida.—Ya está listo… a no ser que…—Comeré…Madison asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que no podía retenerlo si realmente tenía que irse, pero el temor a quedarse sola de nuevo la invadió.—¿Estás bien? —preguntó Omar, notando la expresión preocupada en el rostro de Madison.Ella asintió con falsa seguridad, tratando de ocultar su desilusión.—Sí, claro… déjame servirte… puedes sentarte, lo haré rápido.—Madi… mientras lo haces, haré una llamada… ¿De acuerdo? Después hablaremos tú y yo dura
PERFECTO… Dentro de la habitación, la atmósfera se cargaba con una electricidad palpable, alimentada por la tensión y el deseo que ardían entre Madison y Omar. Cada mirada, cada roce, estaba impregnado de una pasión avasalladora que los consumía por completo.Madison supo que cuando la camisa de Omar salió de sus brazos, fue el momento en que todo de ella, cedería ante él, pero la ola que la invadía la hacía incapaz de pensar otra cosa que no fuera ese momento especial para ella.Omar se movía con una determinación salvaje, sus manos expertas exploraban el cuerpo de Madison con una urgencia ardiente. Cada caricia era un fuego que encendía aún más la llama del deseo que los consumía.Madison respondía con igual fervor, entregándose a la vorágine de sensaciones que la embargaba. Sus labios se encontraban en un beso apasionado y voraz, donde las lenguas danzaban en un baile de deseo y necesidad desenfrenada.Las manos de Omar recorrían cada centímetro de la piel de Madison, explorando s
SÍ, IRÉ CONTIGO…Después de ese momento de éxtasis compartido, Madison se encontraba recostada en la cama, con la respiración agitada y el corazón aun latiendo con fuerza. Estaba mirando el techo mientras reposó las manos en su vientre, aun con el cuerpo tembloroso.Omar yacía a su lado, con una expresión de satisfacción en su rostro, pero también con una mirada de complicidad hacia Madison.—¿Estás bien? —preguntó Omar acariciando suavemente el rostro de Madison.Ella asintió con la cabeza, incapaz de articular palabra alguna. Su mente aún estaba sumergida en las sensaciones que habían experimentado juntos, en el torbellino de emociones que los había envuelto durante ese momento íntimo.—¿Te arrepientes? —inquirió Omar, buscando sus ojos con los suyos, intentando saber qué era lo que pensaba.Madison frunció el ceño, sorprendida por la pregunta. Había entregado su cuerpo y su corazón a Omar de una manera que nunca había imaginado, pero en ese instante, en medio de la calma que seguía
¿QUIÉN ERES REALMENTE?…—También dile al presidente que debo irme por una situación familiar… y que volveré en cualquier momento. Sin embargo, muéstrale la posibilidad que sea parte del tratado en vivo entre Omán y Yemen… él sabe que puede tener muchos beneficios de esto…—Sí, señor… ahora mismo estoy buscando que se conecte conmigo en una llamada… todo está arreglado.Omar asintió con el teléfono en la mano, mirando desde la terraza cómo Madison asentía hacia una mujer que él había mandado a llamar para la ropa que Madison necesitaría.No quería exponerla al regresar a su casa, y había comprado todo lo que necesitara en último momento.—Bien, ¿cómo están las cosas?—Su madre y padre están aquí en Yemen… por la condición de su tío…Omar apretó la mandíbula.—Será perfecto… que nadie sepa que me voy esta misma noche.—No señor…—Bien, adiós…Omar finalizó la llamada, pero no se movió del balcón.Eran las cuatro de la tarde, en unas dos horas Madani entraría por esa puerta para decirle
SOY OMAR AL-AMAD…Omar observó a Madison mientras las palabras salían de sus labios con una mezcla de sorpresa y curiosidad. La noche solo hacía más interesante el momento, y él podía ver, a través de las luces tenues del avión, el rostro iluminado de Madi, destacando sus ojos llenos de interrogantes.—¿Quién soy realmente? —repitió Omar, dejando que la pregunta resonara en el aire por un momento antes de responder—. Soy quien te ha estado acompañando en estos días. Eso es lo que realmente importa en este momento —respondió él evasivamente.—Pero… ¿Quién eres en realidad? No sabemos mucho el uno del otro, y ahora estamos en un avión con destino desconocido, rodeados de… —Madison se detuvo, buscando las palabras adecuadas.Omar la miró con seriedad, comprendiendo su desconcierto. Decidió que era hora de abrirse un poco más, al menos en lo que respectaba a su identidad.—Bueno, Madison, esa es una pregunta bastante profunda… Digamos que mi identidad es un poco más complicada de lo que p
SÍ, ESTÁS CONDENADA…Madison se quedó sin aliento, sus pensamientos se agolpaban en su mente mientras intentaba procesar la revelación que acababa de escuchar. Omar Al-Amad, el hombre con el que había compartido momentos íntimos, risas y confidencias, resultaba ser nada menos que el Emir de Omán y Yemen. La realidad golpeaba con fuerza, y ella se encontraba en medio de un torbellino de emociones y preguntas sin respuesta.—¿Eres el Emir? —repitió Madison como una tonta, todavía incrédula, buscando en los ojos de Omar alguna señal de que esto fuera una broma de mal gusto.Omar permaneció en silencio por un momento, dejando que sus palabras se asentaran en la mente de Madison. Sabía que esta revelación cambiaría todo, que tendría que enfrentar las consecuencias de su verdad, pero también sabía que era necesario que Madison supiera quién era realmente.—Sí, Madison… lo soy… —confirmó con seguridad mientras ella abría más los ojos.Un mar de preguntas inundaba la mente de Madison, pero u
YEMEN…Madison se sentía como si estuviera parada en el borde de un abismo, con el vacío extendiéndose frente a ella. Las palabras de Omar resonaban en su mente, llenándola de una mezcla de miedo y emoción a la vez. De hecho, solo esa sonrisa que de cierta forma le daba la seguridad, es la que la sostenía, porque con Omar, ella nunca sabía si era real.De lo que no tenía duda, es que estaba en un punto crucial de su vida, y la decisión que tomara en cualquier momento, tendría un impacto profundo en su futuro.—Omar… no sé si hablas en serio, pero esto es mucho por procesar ahora mismo… —murmuró, sintiendo el peso de la incertidumbre sobre sus hombros.Él la miró extendiendo la sonrisa mientras sus ojos oscuros reflejaban determinación.—Lo sé… pero soy sincero. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase. No tienes que enfrentar esto sola…—¿Enfrentar?—Me refiero a todo… yo…—¿Qué quieres decir con que estoy condenada? —preguntó, buscando claridad en medio de la confus
ALGUIEN TENÍA QUE DECÍRTELO…La declaración de Omar resonó en el aire como una bomba, dejando a Madison sin aliento y a los presentes en estado de shock. La sorpresa se reflejaba en cada rostro mientras miraban a Madison con una mezcla de incredulidad y curiosidad.El aire también se volvió denso en el patio del palacio de Yemen mientras las palabras de Omar resonaban en el aire. Madison sintió que todos los ojos se clavaban en ella, y una sensación de nerviosismo la invadió por completo. ¿Novia? La palabra parecía tan cargada de significado en ese momento, y aunque sabía que su relación con Omar era especial, nunca había considerado que llegarían a ese punto.Las miradas de sorpresa y curiosidad de los presentes se transformaron en murmullos susurrantes, mientras Madison se esforzaba por mantener la compostura bajo la intensidad del escrutinio de aquellos que la rodeaban.Unos completos desconocidos para ella.Omar, por su parte, la sostuvo con firmeza con una expresión serena pero