¿CREES QUE PUEDAS AYUDARME?…El aire helado de la noche golpeó el rostro de Madison mientras caminaba por las calles, sintiendo como si estuviera en medio de un torbellino de emociones. Las palabras de su padre resonaban en su mente una y otra vez:“No soy tu padre”.Era como si todo lo que había conocido y había sido cierto en su vida se desmoronara frente a sus ojos. Había sacudido los cimientos de su mundo, dejándola en un estado de confusión y desesperación abrumadora. No sabía a dónde ir ni qué hacer, pero una cosa era segura: no podía quedarse en esa casa, donde las mentiras y las decepciones la rodeaban.Las lágrimas seguían fluyendo por sus mejillas mientras caminaba sin rumbo fijo, tratando de procesar lo que acababa de descubrir.Se sentía perdida, confundida y, sobre todo, herida.Un estruendo hizo que saltara débilmente y todo el cielo se iluminó con un relámpago. La lluvia cayó sin previo aviso en un torrente de agua, y Madison solo se abrazó a sí misma deteniéndose en un
YA NO LO ESTABA SOPORTANDO…Omar frunció el ceño al escuchar la voz angustiada de Madison al otro lado de la línea. La presencia de Carla a su lado repentinamente se volvió incómoda, como si su presencia fuera una intrusión en ese momento de vulnerabilidad.—Madison, ¿estás bien? —preguntó con urgencia, ignorando por completo la presencia de la mujer que aún estaba a solo metros de él.—Omar… lo siento por llamarte así de repente, no quería molestarte, pero… —La voz de Madison temblaba, interrumpida por sollozos entrecortados.—Estoy en camino. ¿Dime dónde estás? —preguntó Omar con determinación, colocándose una chaqueta y buscando sus zapatos.Carla frunció el ceño ante la interrupción abrupta, se acercó a él tratando de retomar su atención, pero Omar la apartó suavemente indicándole con un gesto que esperara un momento más.—Estoy en el centro, cerca del parque que está en la avenida tercera. Aunque… No sé exactamente dónde… —respondió Madison, y él sabía que estaba llorando.—Mante
SACADO DE TODO… El vapor del agua caliente envolvía la habitación del baño mientras Omar se mantenía de pie, con la camiseta en la mano, luchando internamente contra sus propios demonios. Su corazón latía con fuerza, y su mente estaba en un torbellino de pensamientos contradictorios. Por un lado, la preocupación por Madison y su bienestar era lo que lo había llevado hasta ese momento. La imagen de ella, vulnerable y quebrada, le afectaba profundamente. Quería protegerla, cuidarla, incluso quería en este momento que él respirara por él y así hundir a toda esa familia de mierd@. Pero, por otro lado, había algo que lo inquietaba y lo descolocaba por completo. Y esa, era la misión de su tío. La atracción hacia Madison era innegable, había estado presente desde el momento en que la conoció. Pero ahora, en esa situación de intimidad compartida, esa atracción se había intensificado de una manera que lo desconcertaba. Su cuerpo reaccionaba de manera visceral ante la idea de estar cerca de e
LO MÁS SEGURO…La confesión de Madison resonó en la habitación, llenando el espacio entre ellos con una fragilidad palpable. Omar la observó con intensidad, sintiendo cómo cada palabra golpeaba su conciencia y lo arrastraba a una realidad que no estaba preparado para enfrentar.Se quedó en silencio por un momento, luchando consigo mismo mientras lidiaba con las emociones turbulentas que se agitaban dentro de él. Sabía que no podía permitirse perder el control, no con Madison en una situación tan vulnerable, pero cada fibra de su ser anhelaba ceder ante el deseo que la envolvía.Finalmente, reuniendo toda su fuerza de voluntad, Omar se enderezó y apartó la mirada de Madison, necesitando desesperadamente espacio para ordenar sus pensamientos.—Madison… —comenzó con un susurro ronco—. Lo que dices… es algo serio. Y yo… no soy el tipo de hombre en el que deberías confiar ciegamente.La angustia se reflejó en los ojos de Madison, y Omar se maldijo a sí mismo por causarle más dolor del que
SIN RETORNO…El corazón de Madison se hundió ante la idea de que Omar pudiera dejarla después de todo lo que habían compartido esa noche. Sin embargo, se obligó a mantener la compostura sabiendo que no podía retenerlo si tenía asuntos urgentes que atender.Omar caminó hacia ella, y luego se detuvo al ver todo lo que preparaba.—Buenos días… —ella sonrió de forma plana—. ¿Está todo bien?Omar negó.—Buenos días… huele muy bien, aunque no tenías que hacerlo… —ella se giró mirando la comida.—Ya está listo… a no ser que…—Comeré…Madison asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que no podía retenerlo si realmente tenía que irse, pero el temor a quedarse sola de nuevo la invadió.—¿Estás bien? —preguntó Omar, notando la expresión preocupada en el rostro de Madison.Ella asintió con falsa seguridad, tratando de ocultar su desilusión.—Sí, claro… déjame servirte… puedes sentarte, lo haré rápido.—Madi… mientras lo haces, haré una llamada… ¿De acuerdo? Después hablaremos tú y yo dura
PERFECTO… Dentro de la habitación, la atmósfera se cargaba con una electricidad palpable, alimentada por la tensión y el deseo que ardían entre Madison y Omar. Cada mirada, cada roce, estaba impregnado de una pasión avasalladora que los consumía por completo.Madison supo que cuando la camisa de Omar salió de sus brazos, fue el momento en que todo de ella, cedería ante él, pero la ola que la invadía la hacía incapaz de pensar otra cosa que no fuera ese momento especial para ella.Omar se movía con una determinación salvaje, sus manos expertas exploraban el cuerpo de Madison con una urgencia ardiente. Cada caricia era un fuego que encendía aún más la llama del deseo que los consumía.Madison respondía con igual fervor, entregándose a la vorágine de sensaciones que la embargaba. Sus labios se encontraban en un beso apasionado y voraz, donde las lenguas danzaban en un baile de deseo y necesidad desenfrenada.Las manos de Omar recorrían cada centímetro de la piel de Madison, explorando s
SÍ, IRÉ CONTIGO…Después de ese momento de éxtasis compartido, Madison se encontraba recostada en la cama, con la respiración agitada y el corazón aun latiendo con fuerza. Estaba mirando el techo mientras reposó las manos en su vientre, aun con el cuerpo tembloroso.Omar yacía a su lado, con una expresión de satisfacción en su rostro, pero también con una mirada de complicidad hacia Madison.—¿Estás bien? —preguntó Omar acariciando suavemente el rostro de Madison.Ella asintió con la cabeza, incapaz de articular palabra alguna. Su mente aún estaba sumergida en las sensaciones que habían experimentado juntos, en el torbellino de emociones que los había envuelto durante ese momento íntimo.—¿Te arrepientes? —inquirió Omar, buscando sus ojos con los suyos, intentando saber qué era lo que pensaba.Madison frunció el ceño, sorprendida por la pregunta. Había entregado su cuerpo y su corazón a Omar de una manera que nunca había imaginado, pero en ese instante, en medio de la calma que seguía
¿QUIÉN ERES REALMENTE?…—También dile al presidente que debo irme por una situación familiar… y que volveré en cualquier momento. Sin embargo, muéstrale la posibilidad que sea parte del tratado en vivo entre Omán y Yemen… él sabe que puede tener muchos beneficios de esto…—Sí, señor… ahora mismo estoy buscando que se conecte conmigo en una llamada… todo está arreglado.Omar asintió con el teléfono en la mano, mirando desde la terraza cómo Madison asentía hacia una mujer que él había mandado a llamar para la ropa que Madison necesitaría.No quería exponerla al regresar a su casa, y había comprado todo lo que necesitara en último momento.—Bien, ¿cómo están las cosas?—Su madre y padre están aquí en Yemen… por la condición de su tío…Omar apretó la mandíbula.—Será perfecto… que nadie sepa que me voy esta misma noche.—No señor…—Bien, adiós…Omar finalizó la llamada, pero no se movió del balcón.Eran las cuatro de la tarde, en unas dos horas Madani entraría por esa puerta para decirle