REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 64. Quien perdióCHRISTIAN…Salgo de la oficina de Verónica sintiendo un peso en el pecho que apenas me deja respirar. Sus palabras aún retumban en mi cabeza, una y otra vez, como un eco insoportable del error que cometí.“¿Qué habría pasado si no las tenía? ¿Solo ibas a creer en mi palabra si tenía pruebas para mostrarte?”"Mi familia me rechazó, perdí a mi hija, me quedé sin nada, ¡todo porque la persona que debió creer en mí, la persona que debió protegerme no lo hizo!"“Ayer mi seguridad estaba en tus manos, puse la verdad en tus manos, puse mi maldit@ palabra en tus manos y aun así tú elegiste no creerme”.“No puedo estar con alguien para quien no soy la elección obvia. Esto se acabó para mí”.“Si no hubiera tenido ese USB, tú seguirías sin creerme”.Esa frase… esa maldit@ frase me persigue, porque lo peor de todo es que tiene razón.Camino sin rumbo por los pasillos de Crown Capital, con las manos metidas en los bolsillos y la vista fija en el suelo. Me s
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 65. Extrañándote—St. John es demasiado inocente a pesar de todo —dice Regina, cruzando las piernas con elegancia mientras sostiene su copa de vino. Y aunque sé que es cierto, eso no cambia el dolor que siento o peor, la decepción que siento—. Tienes que entender que su nivel de maldad consiste en ser un excelente espía corporativo, pero esa es toda su crueldad, jamás lo verás... cortando dedos como a Ren.Le pongo los ojos en blanco porque yo tampoco me imagino a Christian en ese plan.—Sí, lo sé —respondo, jugueteando con el tallo de mi copa sin muchas ganas de beber—. Pero cada quien tiene sus límites, Regina, y ese es el mío: la confianza. Cuánto vale mi palabra para alguien… y que baste con ella.—Oye, perra, sabes que a nosotras nos basta —me reconviene Ruby, que parece que se ha estado conteniendo antes de romper el silencio.—Lo sé, esa es la cuestión. Regina y tú jamás hubieran dudado. Si de repente me da por decirles que la hierba es roja, Regina me
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 66. Un encuentro provocadoMi hermana se detiene en seco en la acera y me mira como si quisiera atravesarme con siete cuchillos… sin filo. Sus puños se aprietan a ambos lados de su cuerpo, y sé que lo que sea que está a punto de decirme no va a ser bonito.—¡Tú! —espeta con furia, avanzando un par de pasos hacia mí, pero yo solo levanto el dedo índice y le hago un círculo, como una indicación clara de que se fije en quién tiene alrededor.—Te lo dije muchas veces mientras estabas aprendiendo —murmuro con calma—: cuida tu entorno, no levantes la voz sin saber por quién estás rodeada. Pero a fin de cuentas creo que te faltó coeficiente intelectual o inteligencia emocional como para aprender las cosas más importantes de mí.Vanessa se pone roja y mira a su alrededor, porque debe ser difícil no poder conseguir trabajo, y encima hacer un escándalo en el lugar en el que acaban de rechazarla. Su mala reputación ya se está esparciendo, así que no me imagino cómo será
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 67. Un rostro en medio del caosMi estómago se revuelve sin que pueda evitarlo, pero antes de que pueda despegar los labios Christian baja la mirada y sacude la cabeza, como si estuviera frustrado consigo mismo.—No verte ha sido una tortura —confiesa con la voz ronca—. He tenido ganas de salir a buscarte todos los días, pero ya fui al puerto y tu barco no estaba…Se interrumpe y se pasa la mano por la cabeza. Da un par de pasos hacia mí, se detiene, pareciera que habla consigo mismo y se gira, murmurando.—Lo siento, ¡diablos! me dijiste que no hiciera eso… Emmmm… Lo siento, será mejor que me vaya.Da media vuelta para marcharse, y no sé por qué lo hago, pero antes de que salga, abro la boca y solo se me sale.—Espero que se te pase pronto —susurro y Christian se detiene en seco.Se gira lentamente para mirarme, con una sonrisa triste en los labios y se mete las manos en los bolsillos.—Y yo espero que no se me pase nunca.Veo la forma en que se marcha, perdi
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 68. Una visita inesperadaMi cerebro está embotado, pero no es solo el shock de lo que está pasando, es la acumulación de semanas de tensión, meses, años…Abrazo mi propio cuerpo, sintiéndome más pequeña de lo que jamás me había sentido hasta que siento una mano que alcanza la mía. Christian entrelaza nuestros dedos y mantiene mi mano entre las suyas, en su regazo, acariciándome el dorso con gestos suaves.Y yo no la aparto, no ahora, no cuando Regina está en el quirófano y lo único que podemos hacer es rezar porque salga de ahí con vida.Después de un rato, Christian suspira, rompiendo el silencio.—¿Quieres agua?Niego con la cabeza, no quiero nada, solo quiero que alguien salga por esa maldita puerta y nos diga que Regina va a estar bien.—No tenías que quedarte —murmuro sin mirarlo.—Sí tenía —responde sin dudar.Levanto la vista y me encuentro con su mirada, está cansado, preocupado y lo entiendo, estos también son sus amigos ahora y nos quiere… a unos má
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 69. Una abogada atrapadaTan pronto como Christian sale, el silencio se siente cómo, tal como ha sido siempre con Idris. Psicología del Derecho era su materia favorita, tenía más de psicólogo que de abogado y supo leerme en un solo segundo, pero también supo apoyarme y enseñarme. Gracias a él pude finalmente encontrar a Alma, y gracias a él entendí que mis sentimientos, por fuertes que fueran, no podían estar por encima del bienestar de mi hija; y que amar a veces también era “dejar ir”.—El amor tiene tantas formas y la gente se empeña tanto en encasillarlo en una sola —murmuro porque esa siempre ha sido su frase favorita y lo veo sonreír radiante.—Y veo que tú encontraste al tuyo —me dice y antes de que pueda responderle me levanta un dedo acusador—. Ni siquiera trates de negármelo, se le caen los calzones mentales al muchachito cuando te mira, se le nota a un kilómetro… y a ti se te huele.—¿Disculpa? —pregunto con tono socarrón y él me mira con esa expres
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 70. Un campo de batallaSalgo de mi cuarto sintiéndome un poco mejor y voy a la habitación de Regina. Solo Viggo puede estar adentro, pero en cuanto veo a Ruby ella me abraza con fuerza.—Va a estar bien —susurra contra mi cabello—. Todos vamos a estar bien. Pero no puedes darme más sustos. Quiero que te vayas a descansar ahora mismo.—Estoy bien —trato de quejarme pero ni siquiera me da la oportunidad.—Siempre dices eso —rezonga mi amiga, cruzándose de brazos—. Tú siempre cuidas de todos, Verónica. Ahora te toca dejar que te cuiden a ti. Te desmayaste, por poco me da algo cuando llegué y cada una estaba en un cuarto de estos. Por favor, necesito que te cuides porque ya no podemos con más estrés. Christian ¿puedes llevarla a tu departamento esta noche?Él se queda mudo porque obviamente no es su decisión.Y yo por mi parte sé que Ruby tiene razón, no sabría cómo estar sentada en una silla de estas por más tiempo. Sin embargo tampoco puedo evitar decir lo que
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 71. "No sé de lo que sería capaz"Me giro para mirarlo, y la expresión de Christian lo dice todo. No intenta justificarse, no intenta restarle importancia a la escena que estoy presenciando. Él sabe exactamente lo que esto significa y yo también. No necesito preguntarle nada, ni siquiera desde cuándo está pasando porque eso es evidente.—Bueno… —digo dejando mi pequeña cartera sobre una mesa, con una calma que no sé de dónde saco—. No hay nada que no se arregle con bolsas de basura y desodorante ambiental.Christian parpadea, como si mis palabras lo hubieran tomado completamente desprevenido.—¿Qué…?—Vamos a ordenar esto porque no me gusta dormir con las ratas —repito con un encogimiento de hombros—. Y tú vas a pedir comida, porque estuve hipoglicémica y tengo hambre.Me mira como si estuviera diciéndole que hay oro al final del arcoíris y mi estómago se encoge porque no quiero aceptar que soy la causante de esto. Algo dentro de mí me dice que no soy tan impo