REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 13. Hay más caridad en una serpienteLa pregunta hace que el nudo en mi garganta se haga aun mayor, y eso confirma mis sospechas de ayer: sí revisó el sobre o al menos lo vio.—No. —Mi respuesta es firme, sin titubeos.Christian no parpadea; me sostiene la mirada y es demasiado evidente que no me ha creído nada. Sus ojos claros parecen analizarme, leerme, escudriñar cada milímetro de mi rostro en busca de una grieta. Pero no la encontrará. No en mí.—Entonces explícame por qué financias un seguro médico que no existe —reclama y yo achico los ojos.—¿Me estuviste investigando? —pregunto porque necesito saber si fue más allá. No puedo permitir que haya nadie, ¡absolutamente nadie inmiscuido en este asunto.Christian se mete las manos en los bolsillos y termina negando.—No, solo revisé lo que dejaste en tu gaveta.—Un muy mal hábito que tienes que perder si quieres hacer negocios conmigo —replico dándole la vuelta al escritorio y apoyando el trasero en el borde.
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 14. Medias horas de placerLas palabras salen de mi boca sin que pueda evitarlo. Es cierto que me tiene estudiada, pero no es el único que ha aprendido a evaluar quien tiene enfrente.—¿Medias horas de placer? ¿Eso es todo lo que aguanta, señor St Jhon? —pregunto mirándolo a los ojos y veo cómo se pone colorado y abre la boca para responderme, pero no le doy tiempo.Me levanto de mi silla y camino alrededor de mi escritorio para quedar frente a él, mientras acaricio su corbata con un gesto sugerente.—Porque si es así, me parece que el problema aquí no es financiero. —Me mira con una mezcla de furia y algo más que no puede disimular, pero eso solo me hace sentir más en control. Él puede creerse un rey, pero hasta los reyes tienen puntos débiles—. Yo no te obligué a invertir, estúpido malcriado —siseo y sus pupilas se dilatan—. Tú cruzaste esa puerta. Tú viniste aquí. Tú ofertaste lo que quisiste y solito te pusiste la soga al cuello. Pero si lo que estabas bus
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 15. Esto entre los dosMe encantan esas palabras, ni siquiera puedo negarlo. ¿Opciones? ¿Este niño malcriado que se cree el último oasis del desierto viene y me dice que si tiene opciones, después del espectáculo donde me ha dicho que me cobrará su dinero como sea?La atmósfera se vuelve densa, y el error de Christian St Jhon es pensar que este es mi primer rodeo, así que mi respuesta es corta, precisa y casi encantadora mientras me inclino hacia él.—Si no te gustan esas opciones, siempre puedo firmarte un cheque por tus veinte millones y te largas de mi maldit@ empresa ahora mismo —sentencio y veo a Regina salir de aquí demasiado rápido. Christian me sostiene la mirada por un segundo. Solo un segundo, antes de caminar hacia la puerta y creo que se irá... y ese es mi error.Pasa el seguro tan rápido que apenas tengo tiempo de reaccionar y cuando camina de vuelta a mí me sobresalto… muy tarde. Las luces de la oficina proyectan sombras largas sobre su rostro,
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 16. Un encuentro con recuerdosPara cuando la puerta se cierra detrás de él, mi corazón todavía parece el de un caballo de carreras. No sé ni qué acaba de pasar, algo dentro de mí está un poco en shock, pero no puedo negar que hay una sonrisa en mi cara, una que no se borrará de ahí en un buen tiempo porque esa amenaza, eso de que las cosas no han terminado entre él y yo, de verdad me gustó.Christian es… diferente. Un poco como yo, supongo. Nadie que lo ve puede imaginar de cuántas cosas es capaz, pero yo sí. Quizás es por eso que reaccionar a él es algo tan natural, pero es un sentimiento que no puedo permitir que me domine.Paso el resto del día siguiendo las métricas de nuestra inversión para asegurarme de que Regina no tenga problemas, y estoy a punto de salir de la oficina cuando mi teléfono vibra en mi bolso.Lo saco con desgana, esperando algún recordatorio de una reunión o un mensaje de Ruby preguntándome si quiero cenar con ella y Regina. Pero no.Es
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 17. Peligrosas provocaciones.Estoy revisando unos informes en el salón de mi casa cuando el teléfono empieza a sonar y escucho al voz de mi asistente."Señorita Lynch, el señor Finnigan, de TradeLink, está solicitando una entrevista para presentarse en Crown Capital. Quería preguntarle si lo recibirá."Sus palabras me hacen fruncir el ceño.Ese asqueroso está tratando de sobrevivir como pueda, Regina lo está acorralando por todos lados, así que alguna trampa debe estar preparando.—Dile que le devolverás la llamada cuando el CEO de Crown Capital tenga un hueco en su agenda. Luego te daré más instrucciones —le digo a mi asistente, pero la verdad es que yo misma tengo que esperar por instrucciones.No puedo hablar con Regina de esto por teléfono porque sé que es un tema delicado, así que Ruby y yo la esperamos hasta que llega. Estoy preocupada por esto, sé lo que pesa una recaída en momentos de crisis, pero no hay forma de que pueda endulzarlo.—Acabo de recibi
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 18. Quién para juzgarNo puedo evitarlo, y lo peor es que es algo que jamás había sentido por ningún hombre. El simple susurro de sus labios me eriza la piel. Christian St Jhon tiene algo que…—No digas nada —le advierto porque acabo de provocarlo y ya tengo miedo de que me responda.—Ni siquiera he abierto la boca —me dice con tono inocente.—Pero lo ibas a hacer —le digo y veo que me mira de arriba abajo, y la contradicción es que aunque espero lujuria, todo lo que hay en sus ojos es admiración.—Eres hermosa —dice sonriendo de lado—. Eres la criatura más hermosa y más letal que he conocido.Levanto una ceja y me apoyo en su mano cuando me lo ofrece.—Oye, no vayas diciendo eso por ahí. La gente puede hacerse ideas equivocadas —le reclamo y mi aliento se corta mientras tira de mí hacia él.—“De mujer… pues puede ser /que mueras de su mordida, /pero no empañes tu vida /diciendo mal de mujer” —recita con descaro y mis dientes van a su cuello, arrancándole un su
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 19. Una representante médicaLlego a casa y me dejo caer en el sofá, sin siquiera encender las luces; la oscuridad siempre me ha parecido reconfortante. Cierro los ojos y respiro hondo.Me repito a mí misma que está bien, que no debería importarme que Christian no quiera verme más."Tú no esperas nada de los hombres", me digo y lo cierto es que, no. No tengo expectativas de nadie.No debo tenerlas.Si las personas que más debían amarme en el mundo me fallaron, ¿cómo puedo creer que no me fallará un extraño? He sido estúpida al hacerme ilusiones de que Christian sería diferente, que sería el que finalmente me tratara como… como algo más que una jodida opción.Pero Christian no es diferente.Me quito los zapatos, el vestido que aún llevo puesto desde la gala, y me dirijo al baño. El agua caliente cae sobre mi piel, pero no alivia la sensación de vacío en mi pecho. Ya debería estar acostumbrada ella y me molesta que no sea así.Me convenzo a mí misma de que lo qu
REINA DEL ODIO. CAPÍTULO 20. AlmaChristian no se mueve de mi lado el resto de la noche, pero cuando amanece, insiste en que coma algo y me lleva a la cafetería del hospital.Estoy en piloto automático y todo me parece borroso. Ruby y Regina son todo lo que tengo en mi vida, no puedo perder a ninguna de las dos, así que esto me está afectando más de lo que cualquiera podría imaginar.Solo alcanzo a escuchar la voz de Christian de fondo, hablándome con suavidad, como si temiera que me rompiera en cualquier momento. Me sienta en una silla mientras va por un café y entonces, de repente, escucho una vocecita infantil.—Señora, se le cayó esto.Levanto la vista para ver a una niña de cabello rubio ondulado y ojos oscuros, que sostiene algo que se ha caído de mi bolso.Siento que la sangre se me hiela en las venas cuando la veo y mi rostro se desencaja sin que pueda evitarlo.—¡¿Qué haces aquí?! —pregunto alcanzando sus manos y mirándola de arriba abajo—. ¿Estás bien? ¿Qué te pasó? ¿Por qué