REINA DEL MAR. CAPÍTULO 35. Reina de un imperioLa noche tiene todo lo necesario para terminar en desastre, hasta que el abuelo Kaizen, que hasta ahora había sido un espectador amable, se gira con ese tono que te recuerda que alguna vez comandó cosas mucho más peligrosas que una cena familiar.—Kaori —dice serio, sin levantar la voz—. Eres nuestra invitada, pero espero que no la clase de invitada que vino a crear conflictos en mi familia —sentencia haciendo que su “sobrina postiza” retroceda un paso—. Ya que estás aquí, debes respetar a la pareja de Ren. Esto no es la Corte Imperial para andar demostrando jerarquías.Ella se congela y por un segundo se le rompe la máscara. Apenas es un parpadeo, pero suficiente como para que lo reconozca. Luego sonríe otra vez, con esa sonrisa llena de cuchillas escondidas que ya no engaña a nadie.—Claro, claro. Disculpa si no te di tu lugar, Ruby, pero las parejas son tan volátiles hoy en día. Todo se rompe con tanta facilidad… sobre todo cuando al
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 36. Un corazón en el fondo del océanoDelante de mí está el informe y parece que de Verdad Isaías está apurado porque el protocolo lo deja en un segundo.—Esto acaba de llegar —comienza y su voz es baja, pero tensa—, Sylus está metido en un problema. Todo el dinero que usó para intentar atraparte, la trampa con el carguero, ahora le está pasando factura. Está completamente endeudado. Sus recursos se agotaron y…—Y tuvo que contárselo a su querido padre antes de que le rompan algo más que las pelotas —sentencio y lo veo asentir.Sabía que tarde o temprano eso iba a suceder. Sylus nunca ha sido un estratega brillante, pero sí un hombre de grandes apuestas. Y por desgracia rara vez las cosas le salen como lo planea.—¿Y qué más sabes? —le pregunto, dándole la señal para que continúe.—Sus acreedores están apretándole las tuercas, así que ha puesto a toda la familia en la cuerda floja. Los Hall están tan cerca del colapso que no sé cuánto tiempo podrán seguir operan
REINA DEL MAR. CAPITULO 37. Una declaración formalEl aire de la habitación está denso, como si toda la tensión de las últimas horas se hubiera quedado atrapada entre las paredes de este cuarto. Ren está sentado en la cama, y aunque su rostro permanece inmutable, puedo ver en sus ojos que lo que está presenciando lo ha tomado por sorpresa. —¿Qué haces aquí? —gruñe con un tono tan cortante que hasta a mí me sorprende.—¡Nada de lo que dice la estúpida esta, por supuesto! —espeta Kaori con nerviosismo, cruzándose de brazos—. Solo quería ver si estabas durmiendo bien —termina, mirándolo con esa sonrisa falsa que siempre lleva atornillada, y yo no puedo evitar rodar los ojos.—¿Y para ver si duermo bien tenías que quitarte el kimono? —Ren suelta las palabras con sarcasmo, y la expresión de Kaori sufre su primer golpe de realidad, porque aún en medio de la penumbra puede verse la seda clara brillando en el suelo.La veo apretar los puños con impotencia y se inclina para recoger la parte d
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 38. Un instinto para lo desagradableEste capítulo está a punto de ser todo un caos. Y lo sé, porque lo estoy viviendo en carne propia ¡y encima fue mi decisión!Llevo a Ren hasta una propiedad que he visto muchas veces, pero que siempre he sentido que era demasiado grande para una mujer soltera como yo. Sin embargo ya no estoy soltera, y el hombre que me acompaña necesita espacio para poner su tatami y entrenar… o darme duro contra el suelo, lo que se vaya presentando en el momento.—Ya sé que parece un desastre, pero tiene un potencial increíble —murmuro y lo veo hacerme un guiño descarado.—¡Justo como nosotros! —exclama y yo suspiro porque mi maestro de espadas siempre tiene un as bajo la manga y se nota, por suerte, que le encanta el lugar.Está olvidada en el tiempo, llena de polvo y con el aire pesado de años de abandono, pero siento que podemos convertirla en algo realmente impresionante. A Ren le brillan los ojos al escuchar mis ideas, y no puedo evita
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 39. Cosas seriasLas palabras de mi padre me descolocan, y solo hay dos opciones para mí: o Ren todavía no le ha enseñado lo peligroso que puede ser, o de verdad cree que tratarme como a su prostituta y moneda de cambio personal le puede servir de algo.Sin embargo, aunque yo estoy con la sangre hirviéndome en las venas, Ren no parece impresionado; y su voz es firme y controlada cuando le responde.—¿Esa es tu última palabra? —pregunta, como si no le importara en absoluto lo que Tucker diga.Y mi padre se ríe y asiente, levantando las manos como si todo ya estuviera dicho.—Sí. Esa es mi última palabra. Quédate con mi hija y yo me quedaré con tus cuarenta millones. Es un precio justo, después de todo.Ren se vuelve hacia mí, y por primera vez desde que entró Tucker, me mira a los ojos.—Baja el arma, hayabusa —me dice con tono tranquilo, pero con una firmeza que de repete estoy tentada a obedecer—. Déjalo ir. Tucker Hall ha acordado hacerse responsable de sus d
Capítulo 1. La esposa perfectaAcaricio mi vientre con una sonrisa, sé que mi embarazo todavía no se me nota mucho porque apenas tengo cuatro meses, pero estoy tan feliz que solo puedo pensar en eso. No es el primero, y cuando recuerdo que Devon y yo hemos perdido dos embarazos anteriores el miedo me asfixia, pero tengo todas mis esperanzas puestas en que todo saldrá bien con este bebé.Bajo a la cocina y la inundo con el olor del café recién hecho. Dejo el desayuno listo, la mesa impecable, el portafolio ejecutivo de mi esposo está preparado y Bonnie, mi suegra, ya está sentada frente a su taza de té con leche, hojeando la sección financiera del periódico como si entendiera algo.Mi esposo entra al comedor con su traje perfectamente ajustado y ese aire de seguridad del que me enamoré. Me envuelve en un abrazo y acaricia mi vientre saludando al bebé, y luego parece recordar algo del trabajo.—Amor, ¿el informe de TradeLink? ¿Crees que deberíamos movernos rápido? —pregunta mientras aju
CAPÍTULO 2. Una verdad desgarradoraEl dolor es lo primero que siento cuando abro los ojos. No es físico, aunque mi cuerpo esté cansado y entumecido. Es un dolor profundo en mi pecho, como si algo hubiera sido arrancado de mí. Y lo fue. Lo sé incluso antes de escuchar una palabra.—Regina... —La voz de Verónica llega suave, como si estuviera tratando de no romperme más de lo que ya estoy. Cuando mis ojos se enfocan la veo ahí, sentada junto a mi cama, con Ruby a su lado.—No... —murmuro con un susurro ahogado, pero no hace falta que diga más. Ellas lo saben, y yo lo sé. Ruby aprieta mi mano, y Verónica me acaricia el cabello con los ojos llenos de lágrimas—. No puede ser… esto no puede estar pasando…—Estamos aquí contigo, cariño —dice Ruby.—El bebé... —susurro y la palabra se queda flotando en el aire como un eco vacío hasta que Vero niega con la cabeza.—Lo siento tanto, Regina…Las lágrimas vienen sin previo aviso, un torrente que no puedo detener. No me importa quién me ve o cómo
CAPÍTULO 3. Una máscara de traiciónLas luces del edificio parpadean cuando llego a casa, tambaleándome. Cada paso que doy es una tortura, como si mi cuerpo estuviera cargando el peso de todo lo que me han arrebatado. Verónica y Ruby tratan de seguirme, insisten en quedarse conmigo, pero las detengo en seco.—No. —Y mi voz es firme aunque estoy al borde del colapso—. Esto lo tengo que hacer sola.—Regina por Dios… ¡Solo déjame entrar y te juro que voy a sacar a esa mujer a rastras por los malditos pelos del puto edificio! —gruñe Ruby, pero Verónica la detiene porque entiende que esto ya no puede dolerme más y necesito enfrentarlo por mí misma.—Déjala, es más fuerte de lo que crees —le dice a Ruby y luego me mira con una mezcla de preocupación y respeto—. Llámame si necesitas algo, Regina. Lo que sea.Asiento, aunque la verdad es que no planeo llamar a nadie. Esto es entre Bonnie, Devon y yo.Las veo marcharse y solo entonces entro al departamento, pero la calidez habitual del lugar n