CAPÍTULO 71. La verdadEn qué momento este hombre ha llegado a ser tan importante para mí… no lo sé. Ni siquiera entiendo qué tipo de relación tenemos, si tenemos una o si solo somos dos sobrevivientes lamiéndose las heridas uno al otro mientras tratamos de no ahogarnos con el peso de nuestro dolor.No lo sé.Solo sé que en la mirada de Viggo Massari jamás hay duda cuando se trata de mí.—No me siento engañado, Regina —dice con voz grave y yo levanto una ceja, sorprendida—. Esto… que seas dueña de Crown Capital o analista, o espía corporativa o asistente… nada de eso me importa. Siempre supe que buscabas venganza. Pero en el camino… —Se queda callado, como si pensara en lo que va a decir a continuación—. En el camino he ido entendiendo que lo que estás haciendo no es por un simple divorcio.—No, le respondo. El divorcio me importó poco, quedarme sin nada me importó poco, pero… —Mi boca se detiene, no puedo evitarlo. Es demasiado doloroso revivir todo esto incluso frente al hombre que
CAPÍTULO 72. MíaMe agacho frente a la tumba de mis hijos, el pequeño adorno de flores en mi cabello necesita un mejor lugar, así que lo quito, y lo dejo sobre la piedra fría, rozando con las puntas de los dedos la figura de los ángeles.—Pude escuchar los corazones de mis hijos —murmuro—, de cada uno de ellos. Pude ver sus caritas en las ecografías, sus manitos, sus piecitos. Por eso no puedo parar —le digo a Viggo, sin girarme—. Destruir Trade Link no es suficiente. Arruinar a Devon, eso tampoco es suficiente… Lo quiero muerto. Quiero que Bonnie sufra lo que yo estoy sufriendo. Y no voy a parar hasta que lo consiga.El silencio pesa una tonelada y juro que puedo sentir la rigidez en el cuerpo de Viggo, que puedo sentir esa aura oscura que empieza a rodearlo.—No eres una asesina —me dice y no puedo evitar reírme.Una risa fría destinada a todos esos que me subestiman, incluyéndome a mí misma, y Viggo aprieta los labios cuando me giro para verlo.—Sí, sí lo soy —le contesto—. Todos s
CAPÍTULO 74. Castigo“Eres mía”.Es la frase más aterradora que este hombre puede decirme porque sé que cuando salen de su boca no son palabras vacías. Viggo Massari vivirá por mí, matará por mí, pero esto es lo que quiere a cambio ysi se lo doy sé que no habrá vuelta atrás.Me estremezco contra su boca y lo beso, es mi respuesta, la única, mientras sus brazos me rodean con posesividad. Un segundo después empieza la lucha más feroz y más violenta por desprendernos de toda esta ropa que nos separa.Me da la vuelta bruscamente contra la encimera, apoyo las manos en ella y siento cómo su boca baja por mi espalda siguiendo la línea del cierre sobre mis nalgas. El vestido cae al suelo y siento su erección contra mi trasero como una amenaza.Lo he llevado a sus límites esta noche, está tan furioso, frustrado, dolido, impotente como yo. No puedo imaginar el castigo que viene por esto, pero sé que alguno viene y que tengo que aguantarlo.Me gira de nuevo y atrapa mi boca. Mis manos van a su c
CAPÍTULO 75. Mañana iremos a la guerraMi cabeza cae hacia atrás y no puedo hacer nada para que mi cuerpo no se estremezca de esta manera. Soy suya, en más formas de las que podría imaginar y él lo sabe, yo lo sé, los vecinos de arriba y de abajo deben saber también y es un milagro que no estén llamando a la policía.Siento los labios de Viggo sobre los míos y se me escapa un gemido bajo mientras él saca el demonio vibrador de mi cuerpo y se suelta cada botón del pantalón frente a mí.Esto solo fue el principio, lo sé, y aunque estoy exhausta no quiero que pare, no quiero que termine.Uno de mis pezones está coronado ahora por un piercing circular incrustados en dieciocho diamantes de un quilate en forma de lágrimas y otro todavía un poco mayor. No sangra, es extraño, todo lo que puedo sentir es que estoy a la mitad el viaje necesito la segunda parte desesperadamente.—Todo contigo siempre va a ser así —jadeo dejando caer la cabeza sobre el sillón y ´le me regala una sonrisa descarada
CAPÍTULO 76. Un día diferenteDespierto lentamente, pero no abro los ojos. Mi cuerpo se siente pesado, adolorido, pero la sensación no es desagradable. Viggo está ahí, acariciando mi espalda suavemente, con un ritmo lento que me hace sentir una especie de paz que rara vez tengo. Mi piel reacciona a su toque, el calor de su mano es reconfortante. No me muevo, solo dejo que el momento pase, que su presencia me calme.Es extraño cómo puede hacer que todo lo demás se desvanezca. Su respiración acompaña el vaivén de su mano, y me pregunto si él también está despierto del todo o si está perdido en sus propios pensamientos.No sé cuánto tiempo pasa, pero de repente siento cómo se levanta de la cama. El sonido de sus pasos es suave, casi imperceptible, y luego la puerta de la cocina se cierra ligeramente detrás de él. El olor a café recién hecho empieza a llenarlo todo, y mi estómago reacciona, pero todavía no quiero moverme. Me quedo acurrucada en las sábanas, hasta que finalmente siento que
CAPÍTULO 77. Antes de que la sangre se sequeEl olor a hospital me golpea tan pronto como entramos por las puertas. Ese aire pesado, a medio camino entre lo clínico y lo desagradable, se me mete por las fosas nasales despertándome los peores recuerdos, pero intento ignorarlo. Estoy demasiado preocupada por Ruby para que algo tan trivial me distraiga. Me doy cuenta de que mis manos están temblando ligeramente, aunque trato de mantener la calma. Viggo está a mi lado, tratando de mantenerme tranquila en medio de la pesadilla.Cuando por fin nos dicen dónde encontrarla, veo a Verónica esperando junto a la entrada uno de los quirófanos, su rostro está tenso por la preocupación, y sus ojos oscuros por el estrés de la situación. Llego a ella y la abrazo, pero antes de que pueda preguntarle algo, escuchamos un escándalo proveniente de un pasillo cercano.La voz de Ren, esa que normalmente es tan controlada, ahora suena como la de un animal rabioso. La puerta de una habitación se abre de golpe
CAPÍTULO 78. Un mensaje que llega a su destino.El sonido de la camioneta al arrancar se mezcla con el retumbar de mi propio corazón. Ren no dice una palabra mientras el chofer me pregunta a qué dirección vamos y le doy la ubicación del departamento de Devon.De reojo, observo a Ren. Está tan serio como siempre, con los ojos fijos en algún punto de la carretera, pero hay algo en su postura que no logro leer. Lo veo cerrar los ojos y luego, de un espacio entre los asientos, saca una pequeña caja de madera, alargada y sencilla.Ren la acaricia con los dedos, casi como si fuera un objeto sagrado o algo así. Pero aunque mi curiosidad se dispara, no me atrevo a preguntarle. No es el momento para presionar a esta bestia en particular.El sonido del motor llena el espacio, pero lo que realmente me atormenta es la idea de lo que podría pasar dentro de ese edificio.—¿Crees que fue Devon? —pregunto, rompiendo el silencio. Mi voz suena más baja de lo que me gustaría, pero la culpa por lo que pa
CAPÍTULO 79. YubitsumeLa escena ante mí es tan surrealista que me cuesta creer que todo esto esté ocurriendo en este preciso momento. Devon está gritando, su voz está llena de miedo, y yo estoy parada aquí, inmóvil, observando, incapaz de apartar la mirada. Cada palabra que sale de su boca es una súplica desesperada o una maldición llena de impotencia, pero no parece que a Ren le importe lo más mínimo. Todo lo contrario, su calma me resulta aún más inquietante.—¿Qué estás haciendo? —grita Devon, mirando a Ren con los ojos desorbitados.Pero Ren no le responde de inmediato. En lugar de eso, da un paso adelante y pone la pequeña caja de madera preciosa sobre la mesa, justo delante de la cara de Devon. La caja es antigua y elegante, está hecha de una madera oscura y tiene detalles grabados que parecen sacados de otro tiempo.Pero lo que realmente estremece es que cuando Ren levanta la tapa con reverencia, lo que hay en ella es un cuchillo largo, con una hoja brillante que refleja la lu